jueves, 19 de junio de 2008

Lenguaje sexista (interactivo)

Hoy intentaremos algo verdaderamente interactivo
Se me ocurrió por la respuesta que Elda Munch Comini le dió a un post que hice en Otras Inteligencias, el grupo de yahoo que administro
Sencillamente me encantó su impronta en el tema planteado, y por esa razón vengo a reproducir en el blog el experimento
Quedan tod@s invitados a manifestar su opinión
Me la envían a mi correo y yo la subo al blog: mirtacristinarodriguez@gmail.com

Una advertencia: venzan la holgazanería y el perfil bajo y expónganse. Nunca mejor oportunidad que ésta.
Si sale bien, seguiremos apostando a las actividades grupales
Un beso a tod@s

MIR

LA INFLUENCIA DEL LENGUAJE SEXISTA
Por José Antonio Burriel







Abogado y Periodista, experto en violencia doméstica
"La antigua idea de que las palabras tienen poderes mágicos es falsa, pero esa falsedad implica la distorsión de una verdad muy importante. Las palabras tienen un efecto mágico, aunque no en el sentido en que suponían los magos, ni sobre los objetos que ésos trataban de hechizar. Las palabras son mágicas por la forma en que influyen en la mente de quienes las usan" (Aldous Huxley)
A modo de ejemplo. Hombre publico: conocido que desarrolla actividad publica importante; mujer publica: puta. Zorro: hábil, inteligente, audaz; zorra: puta. Perro: el mejor amigo del hombre; perra: desgraciada, vil. Atrevido: osado, valiente; atrevida: insolente, maleducada. Aventurero; audaz; aventurera: mujer fácil. Verdulero: persona que vende verduras; verdulera: mujer descarada y ordinaria. Individuo: persona cuyo nombre y condición se ignoran o no se quieren decir; individua: mujer despreciable. Y así innumerables palabras.
Ni pienso que hay que revolucionar el diccionario de la Lengua, ni creo que hay que tomarse a chacota los impulsos para retomar el lenguaje y "limarlo" de connotaciones masculinas. Ni me parece apropiado el de "miembra", ni creo que tal vocablo debe convertirse en el hazmerreír de comentaristas y articulistas. Me quedo con la frase de Aldous Huxley.







La respuesta de Elda Munch Comini






buen día!

este señor opina pero no presenta ninguna propuesta superadora, de donde puede deducirse que está de acuerdo con el maltrato a través del lenguaje.

El maltrato a través del lenguaje no opera sólo hacia las mujeres, sino hacia todos los que de alguna manera son diferentes.

Tampoco se debe nivelar hacia abajo, y para poner un ejemplo, decir "concejala" (como lo hacen en los medios de comunicación argentinos por ejemplo) es incorrecto, porque las palabras del español terminadas en "l" son neutras.

Entonces es "concejal". El concejal, la concejal. Es decir, lo que decide el género es el artículo ubicado delante.

No obstante, es sano ser autocrítico y tener juicio crítico. Aquí, lo sano es admitir que nuestra lengua española es altamente machista. La lengua transmite ideología. No admitirlo es negar la realidad. Que estemos de acuerdo con la ideología patriarcal y machista o no estemos de acuerdo con ella, es otra cosa. Pero todas las lenguas transmiten ideología y de hecho, las lenguas son el instrumento de comunicación por excelencia para transmitir, comunicar, analizar, debatir, etc. no sólo ideologías, sino todo tipo de producción humana.

El tema entonces es otro o, más bien, los temas son otros. Por un lado, la ignorancia, esto es, el desconocimiento de la lengua materna y la cultura general es cada vez más reducida que según lo que he hablado con hispanohablantes de otros países que no son la Argentina, es un fenómeno generalizado y que no se restringe a los más jóvenes.


Por el otro, si somos misóginos y discriminadores, y por lo tanto, si cada uno de nosotros, como hablantes, estamos de acuerdo con este tipo de expresiones o no. Y si no estamos de acuerdo, la importancia de tener un juicio crítico y entonces, de crear conciencia en torno a que la violencia también se transmite a través del lenguaje.

La misoginia y la discriminación son formas de violencia. La ideología patriarcal y machista es una de las ideologías sobre las cuales está basado el sistema de dominación en todo el mundo en la que, la misoginia y la discriminación son dos de sus conceptos básicos.

En fin, tanto como para leer críticamente lo que circula. Porque las lecturas acríticas (de los que sea) conducen a aceptar cualquier cosa sin ninguna conciencia acerca de sus posibles consecuencias.

Cariños,

Elda



La respuesta de Potnia Theron, un pagano.









la lengua materna es algo vivo al servicio de las personas que la utilizan... prueba de ello es que el antiguo latin dio lugar al español... sino fuera asi seguiriamos hablando latin... la real academia tiene mas de real que de academia... en fin que la Gran Hecate (diosa de la noche y la brujeria) ponga luz, oscuridad y tinieblas donde mas falta hace... awen a todos los seres...





La respuesta de Macondo:


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macondo_online@yahoo.com.ar>





FEMINISTOS Y HEMBRISTAS UNÍOS, SOLO TENEÍS VUESTRA PROGRESÍA A PERDER…
Hola familia, como ya lo hemos dicho several times este pasquin es el único en el mundo que practica la democracia a dado-que consiste en que en caso de desacuerdo de lo que se publica esto se decide por una salomónica partida a dado-.
Es además tri-sexual por eso de cada persona es muy dueña de hacer de su culo un candelero y multicolor porque nos gusta el arcó iris.
Somos, por otra parte, eminentemente democráticos y open minded-hasta el punto que hemos creado, por sugestión de Alejandra, una nueva sección que bautizamos como Totopo Guerito para darle cabida a nuestros
numeros@s admiradores-detractores-. In other words es lo más parecido a la Republica de la que habla Herodoto cuando a orillas del río tomaba agua para mostrarle a sus discípulos que con cada sorbo se tragaba otro río.
Nuestro combate es contra los pesadísimos e insoportables solemnes-cartesianos, marxistas reciclados ,socialistas zapateros y progresistas de bolsillo…
Hoy nos ocuparemos de una variedad de "progresistas" que tanto daño le han hecho a la Humanidad: los feministos y las hembristas…En los sectores más melinesca y villaroescamente partidarios de la supremacía de la raza blanca se propalan rumores –totalmente infundados it goes without saying-sobre nuestro machismo-leninismo.
Al parecer la muy poética expresión "culito petulante-acuñada por Ricky Bachata e inmortalizada por Luis Habichuela en un vallenato devastador que America todavía no conoce-trigered off toda una reacción en cadena que terminó en una amenaza de "contactar mis abogados gringos para iniciar o proceso de difamación a los glúteos –léase culitos-femeninos…Never mind este pasquín no amilana ante nada y proseguiremos nuestra campaña para desenmascarar a esos sepulcros blanqueados, lobos con piel de corderos, mercaderes del templo y demagogos de baja cuna y aún más bajas neuronas.
Como bien decía Rosita de Luxemburgo no hay machistas y hembristas sólo hay pasquineros que luchan por la liberación del ser humano…A las barricadas ,vámonos pal monte…bueno ahorita no, porque otros menesteres demandan nuestra modesta presencia, pero sepan que más tarde que temprano se abrirán las grandes alamedas libres de solemnes-cartesianos y de progresistas de bolsillo para construir un mundo donde el ser humano hable sin insoportables latinajos,pueda cantar boleros , piropear a muchachas de culitos petulantes ,tomarse sus chelas, mirar crecer las maticas y escribir su pasquín sin que le rompan los aguacates los aburridos de siempre…Amen y Ora pro nobis
Vamonos pa la cantina
Nos fuimos
NUDO DE FEMINISTAS
La libertad había llegado a este país, y la chica estaba muy buena, pero no sabía nada, ni siquiera que un buen culo femenino, aún dentro de la democracia, es una fuente de energía o de promoción social. Se había formado en la escuela del ganchillo, con un punto bobo o de arroz, un bodoque combinado con el bachillerato en el colegio de monjas, que desde niña le introdujo la convicción, aceptada con gusto, de tener que fregar los platos, hacer la cama y lavar la muda del príncipe azul. Probablemente su amor hubiera desembocado en el pecho varonil de un oficinista con dos tríenos. Ese era su destino natural. Un elegante vendedor de grandes almacenes con un pasador de corbata del Real Madrid, un agente de seguros que te habla de tu muerte con sonrisa de conejo y lleva un maletín de iberpiel lleno de siniestros, un representante de papelería y objetos de escritorio, incluso un abogado especialista en echar colchones de viuda a la calle en pisos que amenazan ruina. Si no hubiera encontrado a aquel fotógrafo tan progresista, ahora la chica sería una dulce esposa que va a la peluquería los viernes, remedia las pasiones del marido los sábados después del bingo sin hacer ruido para que no se despierten los niños, se come una tortilla de patatas tamaño familiar los domingos en los Serranillos y guarda los supositorios contra el catarro en la nevera, pagada a plazos.
Se llamaba Genoveva. Al terminar el COU entró de secretaria en una empresa de construcción, y aunque en aquel despacho un ejecutivo de chaqueta con botonadura de ancla intentó echarle algún viaje a los ijares, la chica no se dejó. Aunque así fue ascendiendo en su carrera y pasó a enseñar el piso piloto en un bloque de viviendas de Getafe. Era una de esas señoritas, vestida de azafata con gorrito de yoquey que te recibe sobre la moqueta acrílica entre andamios y te muestra el baño alicatado hasta el techo, la grifería coronada de leones rampantes y escudos ducales, los armarios empotrados, la cocina con muebles For Lady. Genoveva ponía su instinto al servicio de la empresa, y cuando entraba en el dormitorio principal, con olor a yeso húmedo, susurraba una voz íntima para explicar cómo se encendían los apliques color de rosa que iluminaban un desnudo de esmalte. Ella misma tentaba con el trasero la resistencia de la cama, y entonces los clientes tragaban saliva. Después sacaba a la pareja de novios o al matrimonio de inmigrados a la terraza con vista al yermo infinito, lleno de ovejas merinas que pacían entre grúas y hormigoneras, y señalaba un basurero cercano donde iría la piscina olímpica y el campo de tenis. Todo venía explicado en el folleto satinado
Siempre había algún cliente preocupado por la solidez de las cosas que daba puñetazos en los tabiques. Entonces ella advertía un poco seca, con cierta ironía:_No de muy fuerte, que es provisional_Era por seguridad_Como siga usted así, nos caemos al sótano_Y en cuánto sale esto?
_Un millón en mano, y el resto, hasta siete,a convenir. La empresa le regala un año de bono-bus_Va usted incluída en el precio?_Una no está en venta
Genoveva paraba de golpe a los rijosos. Era una estrecha clásica, que pensaba casarse de blanco y soñaba con tener lista de boda en una tienda de Serrano. No sé como explicar que aquella era una chica totalmente alienada. Baste decir que jamás había ido a Ibiza, ni había fumado marihuana, ni siquiera había votado a UCD. Tenía una cultura hecha bajo el secador de la peluquería, leía revistas de corazón mientras se le secaba la laca de las uñas y sacaba media lengua de gusto cuando oía a Julio Iglesias balar como una cabrita. Para ella, Franco era un rey godo.
En cambio, Víctor Luis, a pesar del nombre, era un tipo magnífico, un progresista con pipa, barbudo y apaleado en los saltos callejeros de la transición. Había estudiado hasta tercero de Económicas, pero a la mitad de la carrera vio crecer delante de sus cejas un muro de hormigón, sintió la tentación estética y se hizo fotógrafo, como todos. Vivía en una buhardilla de Malasaña, y había montado un laboratorio de revelado en el retrete. A salto de mata logró estabilizarse con encargos publicitarios : retratar bloques de ladrillos visto plantados en medio del secano que dieran la sensación de estar rodeados de un jardín tropical, sacarle el máximo partido a un sauce raquítico y a un par de cactus procurando que quedara fuera de objetivo el vertedero. Cosas así.
Víctor Luis era un artista y había colaborado en dos libros, uno sobre pintadas políticas en las paredes, y otro sobre viejos de pueblo con muchas arrugas contra un fondo de sillares románticos. Además poseía un archivo propio de manifestaciones, mítines y cargas de la policía. Si las concentraciones eran de izquierda, en las fotografías se veían rostros nobles y tensos de obreros oyendo
discursos con unción, niños adorables con gorrito rojo dormiditos en los brazos de su padre con una banderita del partido en la mano. Si eran en la Plaza de Oriente aparecían fascistas con correajes, bocas desdentadas sorprendidas en un grito terrible, gente patibularia con el pecho lleno de medallas. No había término medio. Su pieza más valiosa era aquella en que se vislumbraba un mozalbete con pistola apuntando por la espalda a unos manifestantes que huían como en un cuadro de genovés. La foto había servido de prueba en un proceso. Piensen en un progresista con bufanda y morral, la camisa abierta y un pequeño bonce de la diosa Tania balanceándose en el esternón. Así era. Encima, Víctor Luis iba de feminista por la vida, lo que equivale a un doctorado.
El fotógrafo progresista conoció a Genoveva en el piso piloto. Ambos quedaron atraídos como polos de carga opuesta, y un súbito ardor los llevó hasta los pies de un cura con pantalón de pana, que los casó sin más, bajo un techo de uralita. El joven progresista estaba feliz, se había dado cuenta en seguida de que aquella muchacha, aunque le lavaba los calzoncillos con devoción y se empeñaba en llevarle el desayuno a la cama, era un material virgen que podía ser remodelado. Ella no se había planteado ninguna duda. Creía que una buena esposa tenía que dar cera a los muebles, sacar brillo a las baldosas, frotar la vajilla con jabón activado y después de aclara los cacharros de la cena ponerse esa crema tan suave que deja las manos apartas para la caricia nocturna. Lo había oído en la televisión._He visto una lámpara bonísima_Ah sí?_En Galerías Preciados. Es de paja china_Que bien_Está en promoción. Tirada de precio. Se ve que allí la mano de obra es muy barata. Como hay tanta gente._Será eso_Amor mío, los chinos son rojos´_Son amarillos, creo._Claro.
Había mucho que restaurar en aquella idiota, pero él era un feminista coherente y empezó a realizar sobre ella un buen trabajo. Le enseñó a liberarse. Después de un forcejeo psicológico logró convencerla de que poseía buenas dotes intelectuales para seguir una carrera universitaria. Aún estaba a tiempo. Lo mejor sería que se matriculara en Filosofía y Letras. Por su parte no había inconvenientes en ayudarla hasta el último detalle en las labores domésticas. Harían la cama juntos, fregarían los platos juntos, limpiarían la casa juntos. Después de todo eso es el amor. Pero aquella actitud masculina rayaba un poco el cerebro de la chica. Le daba no sé qué ver a su marido colgando la colada en el patio interior, mientras canturreaba con la pipa puesta un tema de los Rolling Stones o pelando patatas al tiempo que le explicaba la diferencia entre el orgasmo clitórico y el orgasmo vaginal, o aplicándose con la fregona por el pasillo entre las historias de liberación y hazañas de Angela davis. Víctor Luis le dio a leer El cuaderno dorado de Doris Lessing y las cosas más comestibles de Virginia Wolf, para abrir boca. La chica abandonó el trabajo en el piso piloto y modales de traje sastre o de rebeca de angorina
Decidió ir todos los días a la facultad. Lentamente descubrió un mundo apasionante para ella, fue cogiendo reflejos y seguridad en si misma y al cabo de un año, analizada por fuera, ya era una progresista homologable. Por dentro tardó un poco más. Mientras tanto a la feliz pareja le había nacido un hijo, que el día de mañana también sería progresista.
Genoveva se alistó en el ejército de liberación femenina por pura lógica amorosa. También por pura lógica laboral, el fotógrafo se quedó sin trabajo. Se estaba convirtiendo en un tipo algo cargado de espaldas, con entradas hasta el primer tercio del cráneo, que intentaba colocar reportajes en las revistas sin éxito. Vivían de algún proyecto publicitario cada vez más difícil de conseguir.
Por ley natural, él pasaba todo el día en la casa o más bien en el laboratorio del retrete revelando fotos que nadie publicaría de momento, y atendía la papilla del niño, al hervido matrimonial, al cobrador del gas, a los avisos de la portera_Cariño, he sacado sobresaliente en historia medieval_Es fantástico. Te lo dije_Unas patatas con coliflor_Hoy, en la facultad, he conocido a Carmen Real_A quien?Carmen Real era una feminista de línea dura, de las que van por ahí con unas tijeras de podar esquejes de macho. Contra lo que se dice en las recetas, no era ni fea ni lesbiana, sino una chica inteligente, de nariz respingona, que en la universidad aglutinaba a un grupo de guerrilleras en la lucha por la emancipación de la mujer. Un día la apalearon en los aledaños de las Salesas cuando iba con un cartel que decía "Yo también soy adúltera". En otra ocasión la sacaron a rastras de la antesala de un tribunal donde se juzgaba a unas obreras por aborto. Esa era la parte más visible de su actividad, además de llevar botas de anca de potro y camiseta con una podadera estampada.Por otro lado, estaba decidida a que ningún tipo la penetrara jamás, aunque tuviera la carrocería de Paul Newman, desde que intentó violarla en un portal de la calle de Hortaliza un señor con guayabera y rizos de brillantina. Se libró de milagro, mediante un rodillazo instintivo que fue a parar por casualidad en pleno arco de triunfo de aquel galán. Son cosas que pasan. Se puede remediar con un spray, con cinco lecciones de karate o leyendo al dorso las instrucciones en una caja de cerillas, pero no tienen gracia. En la tertulia que aquel grupo de guerrilleras tenía en el café Comercial los jueves por la tarde se comentaban los adelantos de la técnica._ Lo más práctico es un buen fumigador._Yo tengo uno de Andorra_Y funciona?_ La otra noche se me acercó un tío con cara de obseso, y lo dejé sulfatado como a un pulgón._A lo mejor quería pedirte fuego._Da igual. Se quedó garreando
Genoveva participaba en aquella reunión de feministas de línea dura, aunque no concebía cierta agresividad que emanaba allí entre los lingotazos de ginebra. Tampoco le gustaba ir vestida con hebillas y herrajes, botas de media caña, brazalete romano y los riñones claveteados con chinchetas. Era aún muy sensible a la galantería de ciertos caballeros, que los hay todavía, de esos que ceden el asiento en el autobús, te abren la puerta del coche y te suben las compras hasta el rellano. Ella no los insultaba, como otras, pero ahora ya sabía lo principal. El mundo está organizado desde el punto de vista del hombre. La mujer ha sido educada en la ternura, en el sentimentalismo y en el candor, dentro de una cultura premeditada para potenciar aún más el predominio de ellos. Que si el lacito rosa, que si la muñequita que hace pipí, que si una niña no debe subirse a los árboles ni decir palabrotas. De eso a surcirle los calcetines durante toda la vida a un bestia de pecho peludo y camiseta de imperio no hay más que un paso. La mujer tiene derecho a un desarrollo íntegro de su personalidad en la igualdad de condiciones. El placer, la libertad, el trabajo, esas cosas.Después de todo, Genoveva había tenido suerte. En ese momento Víctor Luis estaba limpiando la caquita del niño mientras ella escuchaba las soflamas de Carmen Real en el café a media tarde y ejercía el papel de liberada a base de darle al anís del Mono y firmar manifiestos. Probablemente el asunto empezó a estropearse por la cuestión del dinero. En la buhardilla de Malasaña no entraba un duro; en cambio Genoveva ya sabía explicar las luchas de clases en tiempos de Carlos V. La pareja dejó de pagar el alquiler como primera providencia, luego rebañó alguna pasta de la familia y de los amigos, vendió el equipo estereofónico, y el hombre trató de colocar el archivo en un periódico que iba a salir. Ella sacaba sobresaliente en muchas asignaturas, no tenía por qué dejar aquello ahora que le había cogido el tranquilo. Además ya era una cara conocida en los coloquios, y un día le había felicitado Aranguren y era bien recibida en la trastienda de lagunas librerías especializadas. Sin duda pasaba por una mala racha familiar, a Víctor Luis cada día le salía peor el potaje, ya no ponía amor en el perejil ni presumía de su mano para la sal. De la buhardilla se fue apoderando un sólido olor a tigre. En aquel muladar por donde se arrastraba un furioso taca-taca de niño se veían calcetines sucios entre libros de filosofía, pellejos de chorizo en medio de las sábanas, cepillos de dientes dentro de los zapatos. La pareja de canarios hacía ocho meses que había muerto.
Entonces apareció él con pantalón de franela, chaqueta azul y el cuello de la camisa abierto sobre la solapa, un tipo moreno de lámpara, perfumado con Paco Rabanne, que se le arrimó a la barra de una cafetería, la miró de arriba abajo como un gallo de Madagascar, jugueteando con el llavín del coche y la invitó a un viaje a Ibiza. Aunque a simple vista aquél era un hortera de molde, la chica aceptó fumarse un cigarrillo con él. Dos días después, un poco avergonzada, lo comentó en la tertulia feminista del Comercial_Me miraba como a una yegua. Qué hago_No seas idiota_Conoceis Ibiza?_Ibiza está lleno de oficinistas. De jefes de negociados sin taparrabos_Que horror
Aquella tarde, Genoveva acompañó a Carmen Real a un gimnasio japonés, donde la feminista de línea dura tomaba lecciones de artes marciales. Ya sabía levantar el juanete hasta las cejas. Conocía los puntos flacos del esqueleto machista. Es mucho menos de lo que parece. Le das así un cate seco con la arista de la palma en la yugular, y luego otro golpe con el talón en la corva y cae como una bayeta. Así iba ella con la camiseta rellena, con unas tijeras estampadas sobre el oleaje de los senos.
El gimnasio olía a linimento sudado, y en las paredes había fotografías de bonzo en oración, una especie de monjes rapados en letargo, que no sabías si estaban pensando en Tao o en sacar una patada eléctrica por debajo de la bata para darte en el morro. Se respiraba allí un clima ascético, lleno de gritos secos y rituales, seguidos de un sonido hondo, como de saco de harina que cae en la lona. La amiga se metió en el vestuario, y Genoveva esperó sentada en una banqueta a ras de la pista. De pronto, en medio de la lona, vio a aquel hortera de la cafetería dando saltos terroríficos. Era cinturón negro. La musculatura aceitada le salía por la bocamanga, y los pies descalzos parecían tener una sensibilidad mortal cuando garreaban a dos metros de altura. Genoveva, llena de admiración, le saludó con la mano. El yudoca dejó por un momento de matar japoneses en el aire, se acercó a la barandilla y le dio un beso lleno de reflejos de sudor. El tipo era muy sabio en esto. Fue directamente al grano._Esta noche me largo a Ibiza_Ah sí?_Aquello queda en pie. Te vienes?_Bueno_espérame a la salida, junto al quiosco. Antes tengo que deshacerme de una pesada.
Carmen Real pareció hecha un brazo de mar, con cinturón naranja. Primero se postró en oración sobre la lona, como era preceptivo. En seguida buscó con ojos ávidos a su amante secreto, que era el yudoca más fiero, el que más japoneses mataba. Tampoco vió a Genoveva que había dejado la banqueta vacía. En realidad, ni el fotógrafo progresista ni la feminista de línea dura encontraron nunca a su mujer objeto ni a su novio fortachón. Después de montar un negocio de calamares en Ibiza, ahora están dando clases de esquí acuático en la bahía de Pollensa
M. Vicent




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