lunes, 23 de febrero de 2009

Garrik, el payaso y el esplín




Reir llorando
Juan de Dios Peza

Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—
el pueblo al aplaudirle le decía:
"Eres el más gracioso de la tierra
y el más feliz..."
Y el cómico reía.

Víctimas del spleen, los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
"Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte".

—Viajad y os distraeréis.

— ¡Tanto he viajado!

—Las lecturas buscad.

—¡Tanto he leído!

—Que os ame una mujer.

—¡Si soy amado!

—¡Un título adquirid!

—¡Noble he nacido!

—¿Pobre seréis quizá?

—Tengo riquezas

—¿De lisonjas gustáis?

—¡Tantas escucho!

—¿Que tenéis de familia?

—Mis tristezas

—¿Vais a los cementerios?

—Mucho... mucho...

—¿De vuestra vida actual, tenéis testigos?

—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.

—Me deja —agrega el médico— perplejo
vuestro mal y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podréis curaros.

—¿A Garrik?

—Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquél que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.

—¿Y a mí, me hará reír?

—¡Ah!, sí, os lo juro, él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?

—Así —dijo el enfermo— no me curo;
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.


lunes, 16 de febrero de 2009

El acoso moral, el maltrato psicológico en la vida cotidiana

ACOSO MORAL...VIOLENCIA PERVERSA
Para la psiquiatra y terapeuta francesa Marie-France Hirigoyen, existe la posibilidad de destruir a alguien sólo con palabras, miradas, mentiras, humillaciones o insinuaciones, un proceso de maltrato psicológico en el que un individuo puede conseguir hacer pedazos a otro. Es a lo que denomina violencia perversa o acoso moral. El acoso moral propiamente dicho se desarrolla en dos fases: la primera es la fase de seducción perversa por parte del agresor, que tiene la finalidad de desestabilizar a la víctima, de conseguir que pierda progresivamente la confianza en sí misma y en los demás; y la otra, es la fase de violencia manifiesta.

El primer acto del depredador siempre consiste en paralizar a su víctima para que no se pueda defender. Pretende mantener al otro en una relación de dependencia o incluso de propiedad para demostrarse a sí mismo su omnipotencia. La víctima, inmersa en la duda y en la culpabilidad, no es capaz de reaccionar.

Todos estos son una serie de comportamientos deliberados del agresor destinados a desencadenar la ansiedad de la víctima, lo que provoca en ella una actitud defensiva, que, a su vez, genera nuevas agresiones.

La estrategia perversa no aspira a destruir al otro inmediatamente; prefiere someterlo poco a poco y mantenerlo a disposición. Lo importante es conservar el poder y controlar. Intenta, de alguna manera, hacer creer que el vínculo de dependencia del otro en relación con él es irremplazable y que es el otro quién lo solicita.

(Al anular las capacidades defensivas y el sentido crítico del agredido, se elimina toda posibilidad de que éste se pueda rebelar. Éste es el caso de todas las situaciones en las que un individuo ejerce una influencia exagerada y abusiva sobre otro, sin que éste último se de cuenta de ello).

El término de "perversidad" la mayoría de las veces se reserva para actos de gran crueldad, como es el daño que ocasionan los asesinos en serie. En todo caso se trata de "depredación" , es decir, acto que consiste en apropiarse de la vida. Esta perversidad no proviene de un trastorno psiquiátrico, sino de una fría racionalidad que se combina con la incapacidad de considerar a los demás como seres humanos.

El acosador utiliza una serie de métodos para desestabilizar al otro, como por ejemplo: burlarse de sus convicciones, ideas o gustos; ridiculizarlo en público; dejar de dirigirle la palabra; ofenderlo delante de los demás; privarlo de cualquier posibilidad de expresarse; mofarse de sus con sus puntos débiles; hacer alusiones desagradables, sin llegar a aclararlas nunca; poner en tela de juicio sus capacidades de juicio y decisión, etc...

La agresión propiamente dicha es constante  se lleva a cabo sin hacer ruido, mediante alusiones e insinuaciones, sin que podamos decir en qué momento ha comenzado ni tampoco si se trata realmente de una agresión. Se presenta continuamente y en forma de pequeños toques que se dan todos los días o varias veces a la semana, durante meses e incluso años. Basta que la víctima revele sus debilidades para que el perverso las explote inmediatamente contra ella.

El mensaje de un perverso siempre es voluntariamente vago e impreciso y genera confusión. Son precisamente estas técnicas indirectas las que desconciertan al interlocutor y hacen que éste tenga dudas sobre la realidad de lo que acaba de ocurrir.

(En la pareja, sembrar la duda mediante alusiones, o guardar silencio sobre ciertos asuntos, es una hábil manera de atormentar al compañero, de reforzar su dependencia y de cultivar sus celos. Lo que pretende es paralizar a la pareja colocándola en una posición de confusión y de incertidumbre. Esto le libra de comprometerse en una relación que le da miedo).
Un verdadero perverso no suelta jamás su presa. Está persuadido de que tiene razón, y no tiene escrúpulos ni remordimientos. No suele alzar la voz, ni siquiera en los intercambios más violentos; deja que el otro se irrite solo para luego acusarlo de que la agresión va contra él y no al contrario, lo cual no puede hacer otra cosa que desconcertar: "Desde luego, ¡no eres más que un histérico que no para de gritar!".

Otro procedimiento perverso consiste en nombrar las intenciones del otro, o en adivinar sus pensamientos ocultos, con lo que el agresor da a entender que conoce mejor que la víctima lo que esta piensa. (El interlocutor no debería tener en cuenta ningún mensaje que no se formule explícitamente, por mucho que se trasluzca. Puesto que no hay un rastro objetivo, el mensaje no existe).

Pero sin duda, el arte en el que el perverso destaca por excelencia es el de enfrentar a unas personas con otras, el de provocar rivalidades y celos. Esto lo puede conseguir mediante esas alusiones que siembran la duda, mediante mentiras que colocan a las personas en posiciones enfrentadas, o simplemente hace correr rumores que, de una manera imperceptible, herirán a la víctima sin que ésta pueda identificar su origen.

La fase de odio o violencia, empieza con toda claridad cuando la víctima reacciona e intenta obrar en tanto que sujeto y recuperar un poco de libertad. A partir de este momento abundarán los golpes bajos y las ofensas, así como las palabras que rebajan, que humillan y que convierten en burla todo lo que pueda ser propio de la víctima. Esta armadura de sarcasmo protege al perverso de lo que más teme: la comunicación.

Por otro lado. el perverso puede intentar que su víctima actúe contra él para poder acusarla de "malvada". Lo importante siempre es que la víctima parezca responsable de lo que ocurre. Ésta al principio se justifica, y luego se da cuenta de que cuanto más se justifica, más culpable parece. (La víctima ideal es una persona escrupulosa que tiene una tendencia natural a culpabilizarse).

La manipulación funciona tanto mejor cuanto que el agresor es una persona que cuenta de antemano con la confianza de la otra persona. Mediante un sentimiento similar al de la protección maternal, ésta considera que tiene que ayudarlo porque es la única que comprende.

Durante la fase de dominio, los dos protagonistas adoptan sin darse cuenta una actitud de renuncia que evita el conflicto: el agresor ataca con pequeños toques indirectos que desestabilizan al agredido sin provocar abiertamente un conflicto; la víctima renuncia igualmente y se somete, pues teme que un conflicto pueda implicar una ruptura. Percibe que no hay negociación posible con su agresor, y que éste no cederá, y prefiere comprometerse a afrontar la amenaza de la separación.

La víctima se convierte en un chivo expiatorio responsable de todos sus males. A primera vista, lo que sorprende es el modo en que éstas aceptan su suerte.

Muchas veces la gente se imagina que la víctima consiente tácitamente o que es cómplice, conscientemente o no, de la agresión que recibe. Pero decir que es cómplice no tiene sentido, en la medida que ésta, por efecto del dominio, no dispone de los medios psíquicos para actuar de otro modo, está paralizada.

El error esencial de la víctima estriba en no ser desconfiada, en no considerar los mensajes violentos no verbales. No sabe traducir los mensajes y acepta lo que se le dice al pie de la letra. Para el perverso, la excusa es fácil "La trato así porque así es como le gusta que la trate".

El agredido piensa que si actúa con paciencia, el otro cambiará. No renuncia porque es incapaz de imaginar que no hay nada que hacer y que es inútil esperar algún cambio. Por lo demás, si abandona a su compañero, se sentirá culpable.

Las víctimas parecen ingenuas y crédulas; como no se pueden imaginar que el otro es un destructor, intentan encontrar explicaciones lógicas y procuran deshacer los entuertos.

Frente a un ataque perverso, algunas personas se muestran primero comprensivas, intentan adaptarse: comprenden o perdonan porque aman o admiran.

Si aceptan la sumisión, la relación se instala en esta modalidad de una forma definitiva
: la víctima se encuentra cada vez más apagada o deprimida y el agresor es cada vez más dominante y se siente cada vez más seguro de su poder.

El establecimiento del dominio sume a las víctimas en la confusión: o no se atreven a quejarse o no saben hacerlo. Éstas describen un verdadero empobrecimiento, una anulación parcial de sus facultades y una amputación de su vitalidad y de su espontaneidad. Aunque sientan que son objeto de una injusticia, su confusión es tan grande que no tienen ninguna posibilidad de reaccionar.

A la hora de afrontar lo que les pasa, las víctimas se sienten solas. ¿Cómo hablar de ello a personas ajenas a la situación? ¿Cómo describir una mirada cargada de odio o una violencia que tan sólo aparece en lo que se sobreentiende y en lo que se silencia?
El choque tiene lugar cuando uno toma conciencia de la agresión: se sienten desamparadas y heridas, todo se desmorona. Se instala un estado de ansiedad permanente.

Tras un determinado tipo de evolución del conflicto, se producen fenómenos de fobia recíproca: la visión de la persona odiada provoca una rabia fría en el agresor; la visión del perseguidor desencadena el miedo de la víctima. Se trata de reflejos condicionados, uno agresivo y el otro defensivo. El miedo conduce a la víctima a comportarse patológicamente, algo que el agresor utilizará más adelante como una coartada para justificar retroactivamente su agresión.

Para el perverso, el mayor fracaso es el de no conseguir atraer a los demás al registro de la violencia. Su vida consiste en buscar su propio reflejo en la mirada de los demás. El otro no existe en tanto que individuo, sino solamente como espejo.

Este tipo de perversos son considerados como psicóticos sin síntomas, que encuentran su equilibrio al descargar sobre otro el dolor que no sienten y las contradicciones internas que se niegan a percibir. Presentan una ausencia total de interés y de empatía por los demás, pero desean que los demás se interesen por ellos. Para aceptarse a sí mismos tienen que vencer y destruir a alguien al tiempo que se sienten superiores. Disfrutan con el sufrimiento de los demás y para afirmarse tienen que destruir.

Lo que el perverso envidia por encima de todo es la vida de los demás. Envidia los éxitos ajenos, que le hacen afrontar su propia sensación de fracaso.

Para vencer a este tipo de personajes, es prácticamente imposible. En todo caso, la víctima debe analizar el problema "fríamente", dejando de lado la cuestión de culpabilidad. Para ello debe abandonar su ideal de tolerancia absoluta y reconocer que alguien a quien ama presenta un trastorno de personalidad que resulta peligroso para ella y que debe protegerse.
Una de las reglas esenciales que debemos cumplir cuando nos acosa un perverso moral, es dejar de justificarnos. Todas las cosas que hagamos o digamos se pueden volver en contra nuestra.
Al principio, cualquier cambio de actitud tenderá a provocar un aumento de las agresiones y de las provocaciones. El perverso, tratará siempre de culpabilizarnos todavía más...

MAS INFORMACIÓN:

"EL ACOSO MORAL, EL MALTRATO PSICOLÓGICO EN LA VIDA COTIDIANA"
Marie-France HirigoyenEdiciones Paidós

jueves, 12 de febrero de 2009

Canción a la Luna- Rusalka- Dvorak





Qué poeta no se ha referido a ella?
Qué enamorado no la ha tenido en cuenta?
La Luna
A través del genio creativo de Antonin Dvorak

Que la disfruten tanto como yo

martes, 10 de febrero de 2009

Miedo paralizante



Un remachado de acá, allá y acullá


En la etología, la ciencia que estudia el comportamiento de animales y seres humanos, es bien conocido el poder paralizante que el miedo ejerce sobre los mecanismos cerebrales. Los animales como el león lo saben bien, y de allí el rugido previo al salto sobre la presa. La primera reacción de la presa es la parálisis total de sus músculos, y en los animales se nota una contracción de los músculos de las piernas traseras preparando la huída. En los experimentos sobre seres humanos se advierte también una contracción en sus músculos, que produce un encogimiento que tiende a imitar la posición fetal.


De inmediato, se produce un derrame de adrenalina en el torrente sanguíneo que será necesaria para afrontar la lucha o la actividad física que sobrevendrá. Una vez que el peligro ha pasado, sin consecuencias para la presa, los niveles de azúcar en la sangre caen vertiginosamente y la presa o persona sufren estados de lipotimia, o accesos de temblores musculares. Pero donde más efecto tiene el miedo, sobre todo cuando se llega al estado de pánico, es en los mecanismos cerebrales. Las víctimas del pánico pierden virtualmente toda capacidad de realizar procesos lógicos que podrían llevarles a evitar el peligro y a una eventual salvación.

Entre los seres humanos, los expertos en este tema definen al Miedo Paralizante como generado a raíz de una situación de peligro inventada por el pensamiento, si bien puede ser que en algún momento suceda esa situación pero que no está ocurriendo en el momento presente. Es decir, que la imaginación alimenta a este miedo. También afirman los entendidos que el miedo forma parte de la misma esencia del ser humano. El miedo, como el hambre o la lujuria, no es algo malo en sí mismo, siempre que uno sepa dominarlo y no se vea desbordado por él. Gracias al miedo somos capaces de segregar adrenalina, producir más plaquetas y tener el cuerpo en disposición de combatir a pleno rendimiento. El miedo es un poderoso aliado, siempre y cuando no lo dejemos derivar en pánico.
Los Miedos Irracionales
En su inmensa mayoría, los miedos son irracionales, y nutren sus raíces en la ignorancia: la oscuridad es uno de los miedos más antiguos, porque ignoramos lo que se esconde en los ámbitos oscuros. Podría haber algo que nos cause daño, un monstruo que nos devore, o los fantasmas que pueblan la literatura y las películas de Hollywood. Se puede decir que el único antídoto contra el miedo es el conocimiento. Les puedo afirmar que la primera vez que uno se lanza en paracaídas se siente un miedo cerval, profundo, y en algunos casos es un miedo paralizante. Las semanas previas de estudio y entrenamiento antes del primer salto hacen que se vaya ganando en conocimiento y se vaya perdiendo el miedo, aunque los tres segundos previos al primer salto quedarán grabados a fuego en su memoria
Al tercer salto, el miedo ha descendido a niveles totalmente manejables y finalmente termina por transformarse en respeto, la forma más aconsejable de miedo.

Cuando el miedo es respeto, la mente funciona a su óptima velocidad y el rendimiento de los mecanismos racionales alcanza niveles de excelencia. Quien dice no tener miedo a nada olvida que le tiene respeto a muchas cosas. Si realmente no teme a nada, lo más probable es que se trate de un inconsciente, que ignora las consecuencias que le puede traer su falta de respeto o de miedo.




lunes, 9 de febrero de 2009

Validation: una enseñanza para tod@s

En inglés subtitulado en español
Primera Parte



En Inglés subtitulado en español
Segunda Parte

Del bordó, la tristeza y otras hierbas






Me gusta el bordó (bordeaux), pero eso ya lo habrán adivinado, dado que este blog está lleno de ese color


rojo de cadmio y violeta


rojo carmín y siena


rojo de cadmio y tierra tostada


" " y negro





Hoy es un día especial y salí a comprarme una tristeza bordó.


No es fácil encontrarla.


Pero no soy amiga de lo fácil...con una esforzada tendencia masoquista siempre he hecho migas con dificultades, obstáculos, emprendimientos arduos, objetivos espinosos, tácticas enrevesadas, metas engorrosas, personas complicadas, esencias complejas...lo achuchado y aperreado para resumir. Abrigo la firme sospecha que la culpa es de la luna llena de ese 14 de noviembre en que salí del útero de mi madre para no volver.



Estoy estrenando este bordó para beneplácito de mis enemigos y de los que no me quieren bien.



Es simbólico, pero eso sólo lo entendemos mi alma gemela y yo.




Como nada puede ser eterno o -lo que es lo mismo o casi- como la perennidad es una regla absoluta, habremos de disfrazar nuestra tristeza, para solaz de mis amigos, mis conocidos y los que me quieren bien.


Es sabido me apasionan las máscaras
En parte por pertenecer a esa casta infame de los sensibles que deben precaverse ante el dolor y mantienen las alertas bien aceitadas detrás de los antifaces automáticos que manejan.
En parte por ser tan endemoniadamente emocional y profunda, cosa que no es para nada gratuita, puedo asegurarlo.

Voy a llorar lágrimas bordó, para aligerar un pelín mi alma........prometo volver antes que oscurezca del todo

MIR











Tenía que ser hoy


Tenía que ser hoy
Hoy que de pronto me siento raíz sin pináculo, ave sin plumas, bípedo sin literatura


Ayer perdí el objetivo principal, lo que me motorizaba desde hace meses,
lo que me daba ganas de levantarme cada mañana , lavarme la cara y repetir el tedio del ritual cotidiano sin sentirlo tedioso

Ayer fue un día capital, de ésos que anidan transformaciones inevitables.

Una tristeza ingente, epílogo del cambio, ha venido a nublarme la mente creadora y pienso sólo sentarme a mirar la vida, como poeta insólitamente arrancado de su tarea primordial.

acongojada, consternada, abrumada, agobiada, desventurada, desolada

Recordando de pronto a Jorge Carbajal: “ Podríamos aceptar el regalo de la sombra y vivir la caída, la enfermedad, el fracaso, la separación… como un necesario aprendizaje “
MIR



La ciencia sagrada del servicio
Jorge Carvajal




Vivir es servir. El servicio no es acallar la conciencia, no es dar de lo que nos sobra. El servicio es entregarse. El amor incondicional y el servicio son cualidades humanas. Así como las flores que nos regalan su aroma y su belleza, toda la naturaleza es una manifestación del servir, empezando con el sol y su explosión de luz y de color.

En los primeros instantes de la creación, el Gran Servidor del mundo sembró las primeras semillas de la evolución. Entre ellas los electrones con toda la dinámica que mueve de tu energía, y germina en el movimiento.
La vida es un plasma electrónico activado y los electrones están saltando ahí en tu corazón.
Toda la materia prima de este universo había sido creada antes del primer milisegundo: protones, neutrones, fotones…
Todo en la creación estaba preparado para que apareciera el Observador.
El Observador es un Creador que aparece cuando hay un grado de conciencia crítico. La misma materia es espiritual, hay Espíritu sumergido en la materia.
La materia incuba al Espíritu y va ascendiendo, pura, a través de nosotros.
Encontramos en el mismo programa del átomo el destino del hombre. Primero la gran expansión: el Amor se expande, luego el corazón cósmico se contrae.
Son los primeros sistemas solares. El Creador Llena el mundo con la inteligencia de la materia. Después viene la contracción.
Primero el amor se expande y luego se contrae.
Surge un sistema solar regido por el amor. Leche cósmica para alimentar los nuevos planetas brota del corazón de las supernovas y llena la materia con la inteligencia del Creador.
Intuimos así más allá de la entropía, que nos arrastra hacia la muerte, un principio antrópico humanizador que vislumbra la humanidad inscrita en el plan. En estos planetas donde nace la vida está inscrito el programa de la creación desde el primer instante y así podemos continuar la creación.
No somos polvo de estrellas, somos producto de la misma conciencia estelar. A través de nosotros pasan todos los reinos: el reino mineral, el reino vegetal y el reino animal, con toda la inteligencia de su evolución se sintetizan en nuestro corazón para que podamos ascender al reino de luz.
Nos sumergimos de lleno conceptualmente por lo menos en esa mágica corriente de la vida que es a su vez una gran corriente de servicio.
¿Para qué servimos? Esa es una pregunta esencial. El servicio es una condición de la creación. En el servicio revelamos la esencia de las cosas, su cualidad. El servicio inteligente nos permite ir más allá de la apariencia pues la conecta con la esencia. El servicio conecta los sentidos al Sentido y nos da razón profunda de vivir, nos da un Norte. Nos permite darnos para renovarnos. Nos permite entrar en la gran ley de la vida que es la ley del corazón.
El corazón se da a cada segundo. No requiere nada. Si retuviera a cada segundo una sola gota de sangre, al cabo de una hora estaríamos al borde de una insuficiencia cardiaca congestiva y en un día ya estaríamos muertos. Todo aquello que el corazón recibe lo da enriquecido, renovado, lo da cargado con su oxígeno. Esa es la ley de la vida inscrita en la misma fisiología: vivir es dar, es darse, es entregarse. No es dar de lo que tienes, es dar de lo que eres, tu conciencia, tu tiempo…
No hay nadie que sea tan rico como para no necesitar recibir y no hay nadie que sea tan pobre que no tenga nada para dar. Dar de todas las maneras; en todo caso dar de ti.
La vida nos hizo un regalo cósmico, sembró semillas del plan en la tierra de nuestra conciencia y esas semillas pueden germinar y multiplicarse como cosecha abundante de la vida en nosotros.
La vida sembró en nosotros una semilla mineral y ahí tenemos el hierro cósmico de los glóbulos rojos que vino de una supernova. El hierro no es de aquí. Ninguna partícula es de la tierra…
Por el mismo núcleo del hierro somos extraterrestres que habitamos la tierra.
Somos hijos del corazón de las estrellas. Del mismo núcleo de las estrellas nos vino el calcio y la inteligencia de las células. El calcio se convirtió en canales que nos permiten crear corrientes eléctricas y hacer la comunicación desde ese núcleo.
La vida nos regaló el magnesio que está en el corazón de la clorofila. Nos regaló el fósforo que enciende tus neuronas, nos regaló electrones, calcio, hidrógeno, oxigeno, nitrógeno… para construir el sustrato de la vida, las proteínas. Nos regaló los minerales adecuados… para que esas proteínas se convirtieran en enzimas y la magia de la vida pudiera subir a través de nosotros. El reino mineral es un portador de la luz cósmica.
La vida nos regaló patrones de ordenamientos. De esta forma los átomos de carbonos duros se convierten en diamantes, duros al tacto, pero blandos a la luz, porque la dejan pasar y la revelan. Cuando las moléculas se ordenan y son coherentes se forman las gemas. Las piedras son preciosas no por su sustancia, sino por su patrón de organización interior, contienen una geometría fractal que se va ordenando para dejar pasar la luz.
Estamos aquí para dejar pasar la luz, para desarrollar la transparencia, para ser transparentes. Esa luz ya no es la luz del sol, es la luz del amor.
El servidor enciende la luz y revela la luz. El servidor ha alineado su personalidad. Ya no es sólo cuerpo físico, sino que está magnetizado por sus sentimientos positivos, que le llevan a dar lo mejor de sí. El servidor ha conquistado su campo de conciencia mental. Conoce la ciencia sagrada del servir. Sabe que hay un momento para sembrar, un momento para cultivar, y un momento para cosechar. Conoce la ciencia del ritmo y de la oportunidad. Ha despertado su inteligencia.
En el servidor hay genuino amor. No es un amor ciego y mercenario, es un amor con discernimiento, valiente.
El servidor reconoce la necesidad del otro, es el maestro de la necesidad. Reconoce lo esencial y, así, da de lo que el otro necesita.
El servidor posee ese genuino amor impersonal que implica tanto el intelecto como el corazón. Servir no es necesariamente construir hospitalitos aquí y allá y hacer paternalismo, sino genuino amor personal. A lo mejor no hacemos nada afuera, pero sí damos nuestra compañía, nuestra oración, nuestro pensamiento, nuestra actitud, nuestra mano amiga… estamos entrando de lleno en esa corriente vivificante del agua abundante de la vida, el servicio.
Servicio no es necesariamente lo que se ve afuera, es lo que se construye desde adentro porque es producto de la coherencia. El servidor es un devoto que ha hecho de su vida algo sagrado. Su devoción es por Dios, pero ha aprendido a ver a Dios en la humanidad.
El servidor es también un devoto de la sombra, porque ama los lugares donde hay sombra y es capaz de llevar su luz allí. El ha aprendido una bella lección que está inscrita en esa conciencia cósmica que llamamos reino vegetal.
¿Qué tal si las raíces no tuvieran devoción por la oscuridad y por la sombra y por la tierra? No habría flores. Por eso estamos aquí. Dios nos tiene aquí porque hay oscuridad.
El problema de la oscuridad no es el problema de la sombra, es el problema de aquellos que tienen un poquito de luz. No tenemos que atacar al mal, ni siquiera a los gobernantes, tenemos los gobernantes que nos merecemos. Tenemos la tierra que todos, por acción o por omisión, hemos contribuido a crear. No es cierto que la tierra esté dividida en fronteras. Somos el mismo cuerpo de Cristo. Por nosotros corre una misma savia. Si cortamos su circulación, la responsabilidad es sólo nuestra. Estamos unidos por un mismo tronco, estamos nutridos de la misma raíz. Podríamos disfrutar todos de la misma savia viva del dinero, de la cultura, de los bienes de la tierra, de la energía…
Deberíamos aprender de la devoción del reino vegetal. Podríamos descender a la profundidad de la dura roca para disolverla. Llevar nuestras lágrimas conmovidas a los lugares difíciles donde no hay solidaridad, donde no circula la savia. Hemos de reconocer que la tierra somos nosotros. La tierra es con nosotros.
El servicio tiene que ver con la ciencia sagrada de la devoción. La devoción no rechaza la sombra. No rechaza los impulsos, no rechaza a eros, sino que reconoce que eros y logos están unidos en una misma corriente de conciencia.
Aprender la ciencia sagrada de la devoción y reconocer como el poeta que lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene de sepultado. Que no es posible alcanzar el gozo sin haber sufrido. El dolor no es lo contrario del amor sino su revelador, armonía de los opuestos, que en el amor son complementarios.
Disfrutamos de la belleza de la luz y de la oscuridad que se reúnen en la aurora y el crepúsculo.
Podríamos aprender del reino vegetal que también vive en nosotros, la ley de la armonía, de la devoción, del amor incondicional. Almacenar la luz, asimilarla y proyectarla al planeta en un servicio que va hasta el sacrificio. La nota clave del alma es el servicio pues el oficio sagrado del amor es el sacro oficio del alma.
El ritual del amor se oficia a cada instante en el corazón cuando despertamos a nuestra humanidad.
Podríamos aceptar el regalo de la sombra y vivir la caída, la enfermedad, el fracaso, la separación… como un necesario aprendizaje.
Vinimos a aprender y aprender es encender un fuego interior.
Podríamos ver como el vegetal: crece por la sombra hacia la luz. El tallo busca la luz. Sin la sombra no podríamos orientarnos hacia la luz. Allí donde hay sombras hay crecimiento.
La caída es un bello regalo. Pierdes la salud pero la salud perdida es tu maestro, tu enfermedad te enseña cuánto vale la salud.
Mueres clínicamente, regresas y ¿qué pasa? Cambia tu conciencia, tu vida, tus relaciones y tus valores… Se acabó la prisa, el afán de poseer. El único afán es el de ser uno con el ser, uno con los otros.
Tenemos otra bello aprendizaje en el proceso de florecer Podríamos aprender del regalo de una flor, más allá de su perfume y su color. Aprender la estrategia de la flor para abrirse, para abrir sus pétalos y revelar su luz y aromar, revelar el cáliz y la promesa de la semilla y la promesa del fruto. Aprender de la flor que cuando se muere sale el fruto. El fruto maduro se cae por su propio peso. El fruto es blando y dulce y entonces puede alimentar la vida y multiplicar el programa del Creador en la semilla que cada uno de nosotros somos. Observemos el regalo de la flor y aprendamos con ella que vivir es abrirse a la vida, abrirse al amor y aromar… ¿Cuál es tu perfume? ¿Cómo has aromado más allá del desodorante y del perfume exterior? ¿Cuál es el aroma de tu vida? ¿Has aromado, has perfumado hoy la atmósfera de tus hijos, la de tus hermanos, de tu mujer...?
La flor es puro crecimiento. Su crecimiento es rápido y su vida corta. Su tiempo es un tiempo intenso, profundo. El crecimiento verdadero sucede por el centro, no por la periferia. Cuando la flor crece por la periferia se cierra a la luz, en el crecimiento céntrico sucede el milagro de la apertura a la luz.
¡Que tu crecimiento no sea periférico, sino central! ¡No sea el de tu capital, el de tu forma, el de tu armadura, de tu apariencia, de tu personalidad…, sino el de esa esencia desnuda que contiene en ti la semilla del Creador, porque entonces vas a servir a la vida y vas a madurar y revelar el plan de la semilla y así entregar el fruto a la humanidad y nutrir la humanidad…!
Podríamos crecer desde el centro. Cuando una flor se cierra crece por la periferia. Nosotros también nos cerramos a la luz cuando vivimos para las apariencias o las formas externas.
Vivir es muy simple. Vivir es ejercer de aprendiz, y éste es alma que sirve y que está los pies del maestro, del hijo, del hermano, del pájaro, del árbol, del río, del gobernante, de la humanidad… Si vives como aprendiz estás en tu centro y puedes disfrutar la vida. La vida es como una rueda a gran velocidad. En la periferia rige la fuerza centrifuga. La vida nos alcanza en la periferia no más que para sobrevivir. Pero hay un ojo del huracán, un lugar de máxima quietud, donde recibes la conciencia del ser y ese es el centro de la rueda.
El reino de los cielos es el reino la inocencia y de los procesos, del crecimiento permanente. Cuando eres inocente puedes fluir como los niños.
Podrías nacer y brotar como un manantial fresco. Ese el eje de la rueda de tu vida. Podrías permanecer siempre en el eje de la vida. Podrías estar en tu centro, ser el aprendiz inocente y sensible. Sólo tienes dos posibilidades: o vives o te mueres lentamente. O aprendes y enciendes ese fuego interior en tu corazón o simplemente sobrevives y vegetas como la víctima en la periferia.
La víctima no puede servir. Su pregunta no es qué es lo que yo voy a dar a la vida, sino qué es lo que la vida me va a dar a mí. Es una pregunta que nace del egoísmo de vivir en periferia. Vivir es también recibir la herencia del reino animal. El regalo de este reino es el primer camino hacia la libertad. Ya no tenemos raíces, ya no estamos sólo en un único sitio, tenemos patas y nos podemos mover. Empieza el embrión del instinto que nos conduce por el sendero de la evolución hasta el libre albedrío. El instinto animal es un regalo de tal naturaleza... Qué magia hay en esos perritos que llevan los viejitos por las calles de Paris? Ellos son su familia, pues quizás perdieron a sus hijos...
Seis millones de niños mueren anualmente de hambre. Con un poquito de nuestros desechos se podrían salvar, con un poquito de nuestra amistad y solidaridad y de generosidad podrían vivir. Un poquito de lo que nos sobra es exactamente lo que precisan esos niños para sobrevivir. Hay un millón y medio de niños ciegos. Con un poquito de vitamina "A" los podríamos salvar.
Mientras mueren 6 millones de niños de hambre, hay 6 millones con malnutrición severa que no se van a morir. Posiblemente haya otros 300 millones de niños con desnutrición moderada que tampoco se van a morir, pero que han malnutrido su cerebro. Un cerebro no nutrido no es un cerebro de paz, es un cerebro sin amor y nuestros hijos se van a encontrar con ellos en las calles.
¿Qué va a pasar entonces?
¿Donde está nuestra humanidad? Es muy cómodo hablar de humanidad y no comprometerse con ella. Es cuestión de comprometernos, no de culparnos. Es cuestión de sentir nuestra humanidad e implicarnos en esa gran corriente que nos puede permitir conquistar el más bello de los valores que es la solidaridad. La más bella oportunidad de ser felices es ser solidarios.
Los estudios demuestran que el principal agente de felicidad es hacer felices a otros. Un gobernante es feliz porque hace felices a sus súbditos, una madre porque hace lo propio con sus hijos…
Un budista, un bodhisatva, un meditador, un servidor del mundo… es feliz porque hace el vacío y a través del vacío lograr la plenitud y través de ella el éxtasis que es la entrega total a la corriente del Ser.
Podemos encontrar la posibilidad de servir aquí y ahora. Podríamos dejar de criticar a nuestros gobernantes y saber que la energía sigue al pensamiento. Aunque no estemos de acuerdo es preciso enviarles lo mejor de nuestros pensamientos y oraciones para que se puedan iluminar y hacer lo mejor.
Podríamos llevar luz a nuestros médicos y a nuestros sistemas médicos pues ellos también son víctimas de una macroeconomía, de la formación, de un sistema regido por la posesividad, la explotación, la violencia... Podríamos ayudar a limpiar las atmósferas astrales emocionales de la confusión.
La ciencia del valer no puede estar separada de la ciencia del ser. Vales por lo que eres. Reconocer los tres valores esenciales: el amor, la paz y la libertad, valores que nutren nuestro ser.
Con la paz nuestro cuerpo físico está en armonía. Con amor el cerebro, concretamente la parte que rige las emociones, está nutrido. Cuando tenemos libertad, nutrimos también nuestro cerebro humano, ese cerebro que nos ha sido regalado para la evolución, para crear.
Servir es la única manera posible de vivir humanamente. Servir es actualizar el ser, es convertir una esencia posible en una existencia real. Es convertir un potencial humano infinito en una fuerza externa activa y efectiva, que sea transformadora y transmutadora del mundo. Servir es el canal que conecta el ser a la existencia.
Somos sí, pero es preciso demostrarlo. Servir es participar de esa corriente que conecta toda la evolución en el seno del cuarto reino de la naturaleza, que es el reino de la humanidad, con el quinto reino, que es el reino de las almas.
Podrías sembrar un árbol, siémbrate. Tu eres un árbol, el árbol de la vida. En cada paso vas fecundando tus caminos y en cada primavera puedes florecer. Podrías escribir un libro, escríbelo, no tienes porque ser escritor. Escribe en el libro vivo de tu piel con tus caricias, en el libro de tus ojos con tus miradas. Escribe en el libro de tu corazón. Graba con el fuego de la vida.
Que tu vida sea un libro que tus hijos puedan leer, que tus enseñanzas no sean palabras muertas, ni tus valores sean valores cadavéricos. Que tus valores sean el valor del ejemplo, el valor de la vida. Podrías callar y hablar desde tu respiración, desde tu actitud y desde aquello que estás haciendo con corazón. Podrías inclusive olvidar las técnicas de meditación y de oración. Podrías olvidarlo todo salvo ser y nacer dentro de ese torrente de amor que hay dentro de ti.
Esa es la invitación. Servir es vivir. ¡Que bueno que volvamos a vivir!