domingo, 31 de enero de 2010

El alienado programado / Microchip cerebral: "Miro la televisión y luego existo"

Domingo 31 de Enero de 2010


El alienado programado /
Microchip cerebral: "Miro la televisión y luego existo"




El mundo está compuesto por miles de millones de individuos que se rigen por un axioma elemental: miro la televisión y luego existo. El alienado programado por la TV y la sociedad de consumo no está formado para pensar (desarrollo reflexivo) sino para consumir productos capitalistas por medio de consignas (eslóganes) y de imágenes sin ninguna relación entre sí.

Por Manuel Freytas (*)
Informe especial

A) El alienado programado

El individuo-masa, o Alienado Programado (AP), se desarrolla en la primera fase de las operaciones psicológicas-mediáticas-publicitarias imperiales orientadas a imponer la sociedad de consumo capitalista en las áreas dependientes del Tercer Mundo, a fines de la década del 50, y experimenta su máximo nivel de desarrollo con el advenimiento de la era de las comunicaciones informáticas globalizadas a fines de los 90.

El Alienado Programado (AP) es el prototipo de "hombre universal" modelado por las políticas niveladoras consumistas impuestas por las trasnacionales capitalistas a escala planetaria.

El AP no está programado para pensar (desarrollo reflexivo) sino para consumir productos capitalistas por medio de consignas (eslóganes) y de imágenes sin ninguna relación entre sí.

Sus emociones y pensamientos (programados por el mensaje televisivo) duran y se terminan con las imágenes en la pantalla: El AP es el hijo de la "patria televisiva" nivelada mundialmente como primer "agente socializador" en reemplazo de la familia, la escuela y las tradiciones culturales de su lugar de nacimiento.

El AP de la era informática rompe definitivamente con la matriz cultural del viejo "Estado nacional" y se proyecta como un microchip nivelado del nuevo "Estado trasnacional" de las corporaciones capitalistas que han divido el mundo en "gerencias de enclave".

Sus esquemas referenciales psicosociales fueron modelados y construidos sobre dos pilares básicos: individualismo y consumismo.

Utilizando técnicas y estrategias de la guerra psicológica, los laboratorios estratégicos de comunicación publicitaria comenzaron a modelar al individuo-masa (el AP) a partir del surgimiento de la sociedad de consumo capitalista en los años 50.

Un AP está programado para consumir: desde productos, espectáculos, modas, hasta presidentes (gerentes de enclave de las trasnacionales capitalistas) vendidos por medio de técnicas de marketing y de campañas electorales manipuladas por operaciones psicológicas.

A excepción de los casi tres mil millones de marginados de la sociedad de consumo capitalista, que no alcanzan los niveles de supervivencia, el resto de la sociedad mundial (tanto en el mundo dependiente como en el mundo de las potencias capitalistas dominantes) está programada a partir de una estructura piramidal de AP (individuos-masa) nivelados por la ideología del consumo capitalista.

Un AP es un nivelado universal por la cultura del consumo.

El consumo (no el pensamiento razonado con lógica de qué y para qué), rige y parametra sus pautas de comportamiento social e individual.

Un AP de Asia, Africa, o Latinoamérica (más allá del idioma y la raza) viste de la misma manera y consume los mismos productos que un AP de EEUU o de Europa.

Ropa, cortes de cabello, música, fútbol, deportes, creencias, modas, gustos consumistas, estereotipos de conducta social, son nivelados por igual en los AP por las trasnacionales capitalistas que han convertido al planeta en un "gran mercado".

Un AP (Alienado Programado), técnicamente, es una terminal de consumo para abrir nuevos mercados y nuevas fuentes de ganancia capitalista a escala planetaria.

Así como la acelerada concentración y centralización del poder capitalista trasnacional impuso la incorporación masiva de la informática para la toma de decisión económica, la sociedad de consumo requirió de la utilización en gran escala de la publicidad comercial destinada a crear las bases psicosociales del consumismo.

La manipulación psicológica con el consumismo desarraigó al individuo-masa de los valores de su propia cultura, historia y tradiciones de origen, y lo convirtió en un alienado universalizado y sin conciencia.

El colonizado mental, el AP, el individuo-masa, es un lumpen social cuya máxima ambición es emigrar de su país de origen hacia los grandes centros consumistas del Imperio, como está ocurriendo en Europa y en la frontera con México.

El máximo objetivo de un AP es consumir sin interrogarse sobre los fenómenos de genocidio económico y las lacras sociales emergentes de la explotación del hombre por el hombre, a los que vive en forma alienada, sin vincularlos al sistema capitalista, del que que tampoco sabe de que se trata.

Un AP, es la célula y la materia prima emergente de las operaciones psicológicas trazadas para el control y direccionamiento de conducta con fines colonizadores que lo despojó de todo atisbo de pensamiento reflexivo y de conciencia social.

Un AP de clase baja es un declasado sin patria (exactamente la contrapartida del proletario revolucionario con conciencia social emergente de la Revolución Industrial) que sirve como carne de cañón y mano de obra barata (cuando consigue trabajo) de las trasnacionales, también sin patria, extendidas por los cuatro puntos cardinales del planeta.

Un AP, de clase media o alta, también es un desclasado sin patria que alimenta (desde el vértice y el medio de la pirámide) las estructuras gerenciales, políticas, burocráticas y/o profesionales del sistema capital-imperialista trasnacionalizado.

Pero antes que nada, un AP (más allá de cualquier grupo de pertenencia clasista) es un alienado social construido a la imagen y semejanza de las trasnacionales y sus necesidades de mercado.

En este cambio de las matrices mentales y culturales de las sociedades dominadas subyace la culminación de un minucioso proceso de colonización psicológica-cultural, cuyo objetivo central se orienta a borrar las fronteras entre el dominador y el dominado.

El perfeccionamiento del AP fue simultáneo a la destrucción de los Estados nacionales por medio de la imposición del "libre mercado", la "apertura económica" y las privatizaciones de empresa públicas impulsadas por el capitalismo trasnacional desde Washington, en la década del 90.

B) El microchip cerebral

La etapa de la "colonización de las sociedades" con el consumo de productos, comenzada en la década del 60, posibilitó la era de la "colonización mental" con el consumo de información perfeccionada con el advenimiento masivo de Internet y de las comunicaciones globalizadas en la década del 90.

Cuando el sistema capitalista trasnacional, por medio del consumo, niveló un "modelo único de pensamiento", sentó las bases psicosociales para el control político-ideológico por medio de la información periodística manipulada por operaciones psicológicas .

Así como las técnicas de manipulación sirven para alienar conciencias con la "TV espectáculo", también sirven para esconder la realidad, crear cortinas de humo, y fabricar "atención social", o "indiferencia", ante los distintos acontecimientos locales o internacionales que se van sucediendo.

El "mostrar" o "esconder" (por medio de la manipulación mediática) tal o cual acontecimiento, depende de los intereses que eventualmente tengan los gobiernos y consorcios mediáticos sobre el mismo.

Así como las cadenas internacionales "vendieron" y mostraron masivamente el Mundial de Alemania (que distrajo por un mes la atención de los problemas reales), de la misma manera ocultaron la masacre producida por Israel en Gaza y Libano, como lo hacen en Irak o en otras partes del planeta sometidas a la conquista y al genocidio militar por el control de mercados y de recursos estratégicos.

Los miles de millones de AP que se emocionaron, rieron o lloraron, con el Mundial permanecieron indiferentes ante el asesinato en masa de seres humanos bombardeados por una superpotencia invasora (Israel) , en el colmo de la impunidad y del silencio cómplice de las potencias y de sus organizaciones internacionales.

En la era de la información y de la revolución informática, los medios de comunicación sustituyen a los ejércitos en los sistemas de dominio y de control social.

La guerra militar y sus técnicas se revalorizan dentro de métodos científicos de control social, y se convierten en una eficiente estrategia de dominio sin el uso de las armas.

De manera tal, que el control de las sociedades, en la primera etapa, por medio de la publicidad, posibilitó la segunda fase: el control ideológico, a través del consumo de información periodística, también nivelado a escala planetaria por el aparato mediático controlado por las trasnacionales del Imperio.

Con la nivelación consumista se establecieron las bases para el AP consumidor de "órdenes psicológicas" manipuladas a través de la información fragmentadora y "anti-reflexiva" del llamado "periodismo espectáculo".

De esta manera el AP, se convierte en la célula terminal del sistema de colonización mental nivelado a escala universal por el aparato mediático-informativo controlado por el capitalismo trasnacionalizado.

La era del microchip cerebral no solamente borra las fronteras entre el dominador y el dominado sin que además nivela al hombre a "imagen y semejanza" del capitalismo consumista sin fronteras.

"Miro la televisión y luego existo": El axioma elemental del humano convertido en un microchip programado por las trasnacionales capitalistas.

(IAR Noticias) 07-Diciembre-07 ******

Guerra de la Información- Operaciones mediáticas. Cómo se fabrian las "teorías conspirativas"

Guerra de la información
Operaciones mediáticas: Cómo se fabrican las "teorías conspirativas"
(IAR Noticias) 20-Enero-2010


Destruir al enemigo con el mito de la "teoría conspirativa, controlar y convertir al individuo-masa en potencia social direccionada con fines de control político y económico, son los dos objetivos clave de la estructura mediática mundial que determina y decide lo que las mayorías deben entender (y consumir) como "información objetiva".
Por Manuel Freytas (*)
manuefreytas@iarnoticias.com

Cuando la prensa del sistema y sus periodistas asalariados quieren descalificar (o ridiculizar) una información peligrosa (para los intereses de sus patrones) la tachan inmediatamente de "teoría conspirativa".
Según Wikipedia, "Una teoría conspirativa consiste en la explicación de un evento o cadena de eventos ya sucedidos o todavía por suceder (comúnmente políticos, sociales, populares o históricos) a partir de la ocultación de sus verdaderas causas al conocimiento público o a un complot secreto, a menudo engañoso, por parte de un grupo de personas u organizaciones poderosas e influyentes que permanecen en la sombra".
Dentro del circuito de las corporaciones dominantes de la prensa comercial la expresión "teoría de conspiración" se usa para destacar la falta de fundamento de una explicación, evaluándola como especulativa, falsa o estrafalaria.
La definición cierra, salvo por un detalle: Habitualmente la categoría de "teoría conspirativa" se aplica particularmente a informes o investigaciones críticas (al sistema) que no se encuadran dentro de los cánones de "normalidad" establecidos por la corporación mediática dominante que fija las reglas de aceptación y valoriza lo que "es noticia" y lo que "no es noticia".
En lo político y social, el sistema aplica la calificación de "teorías conspirativas" para descalificar y desacreditar el discurso de los líderes y movimientos populares que se enfrentan al statu quo
del sistema dominante vigente.
Los discursos (y las teorías) antiimperialistas de los líderes de movimientos populares que se enfrentan y/o toman posiciones contra la estructura del poder imperial son desvalorizados y ridiculizados como "conspirativos".
Las denuncias y las advertencias de Chávez contra EEUU y el capitalismo, las advertencias y los discursos de Ahmadineyad contra el accionar de Israel y de las potencias sionistas, son presentados como parte de "delirios conspirativos" o de "fundamentalismos religiosos" sin sustento con la realidad.
Presentarlos como "locos", "delirantes", o "fuera de la realidad" es una técnica manipulativa recurrente que la estructura mediática utiliza históricamente contra los líderes (o las teorías) que se enfrentan al sistema capitalista establecido como la civilización aceptada y "normal".

De la misma manera, los sacerdotes (analistas y periodistas) de los monopolios de la comunicación establecen escalas de valores y determinan como "conspirativa" (o poco confiable) a toda la información que circula libremente fuera de su circuito comercial y de sus intereses políticos y empresariales.
Cosa juzgada
Así como las grandes corporaciones económicas fijan las reglas del mercado y forman los precios, las grandes corporaciones mediáticas fijan las reglas y determinan a diario (a través de la cartelización monopólica) lo que "es noticia" y lo que "no es noticia" en el mercado de la información a nivel local e internacional.
Generalmente, cuando una información rompe las mallas de lo establecido, cuando revela aspectos funcionales o intereses del sistema capitalista que subsisten detrás de los gobiernos, de las corporaciones empresariales, o de la estructura dominante del negocio informativo, se la califica inmediatamente de "teoría conspirativa".
Así se traten de resultado de investigaciones científicas, de comprobaciones fácticas y documentadas, de informes fundamentados con pruebas, el "sistema" cierra todo tipo de análisis y de evaluación con dos palabras mortales: "Teoría conspirativa".
Un ejemplo claro de este método es el 11-S: Decenas de informes investigativos, desarrollados y documentados y hasta con pruebas fotográficas, fueron sistemáticamente descalificados (o desvalorizados) como "conspirativos" porque no se ajustaban a la "versión oficial" difundida por la Casa Blanca y sus servicios de inteligencia.
Decenas de científicos, de investigadores y expertos prestigiosos, fueron silenciados, o atacados con descalificación pública, por el simple hecho de presentar una versión de los ataques terroristas que no se ajustaba a la visión predominante en la estructura mediática hegemónica.
Es sólo un ejemplo, ya que la metodología es utilizada a diario (y masivamente) para descalificar los flujos de información alternativa, o de contrainformación, que se filtran por las redes de la Internet y amenazan a la "versión oficial" de las noticias manipuladas por la prensa del sistema.
En términos funcionales (y aunque también existan canales explotados por los servicios de inteligencia, los gobiernos y los grupos económicos) la información alternativa que el sistema califica como "teoría conspirativa" en la web, tiene, en general, una función muy precisa: Sacar a la luz aquellos rumores y sospechas que existen sobre las actividades ocultas (o secretas) que al poder, incluido la prensa del sistema, no le interesan que se difundan.
En términos políticos, la misión esencial de la estructura mediática convencional (cuya información "objetiva no es nada más que la conspiración del poder para ocultar la realidad) descalifica y ridiculiza todo aquello que se salga del molde aceptado del sistema capitalista.
Paradojalmente, los que juzgan y deciden sobre lo que es "información objetiva" y lo que es "información conspirativa", son los mismos monopolios de la comunicación que han construido su poder económico sobre la base de la especulación comercial con "información conspirativa" vendida como si fuera "información objetiva".
La mercancía vendida como "objetividad periodística"
La información mundial (convencional y masiva) no está construida sobre la objetividad y la búsqueda de la verdad, sino sobre la base de la comercialización de "noticias" y la manipulación mediante el control de cerebros y la orientación de conducta social masiva con fines políticos y económicos.
En primer lugar, la información es una mercancía destinada a producir rentabilidad económica como cualquier otro producto comercial en oferta en el mercado capitalista.
En términos funcionales (y más allá de la leyenda que se fabrican a su alrededor) las empresas periodísticas no están guiadas por fines sociales sino por la búsqueda del lucro económico.
En segundo lugar, y por el carácter estratégico de la función comunicacional que desarrollan (desde el punto de vista de la preservación de la "gobernabilidad" del sistema) los medios son herramientas claves para el control (y/o manipulación) de los procesos económicos, políticos y sociales.
Los medios de comunicación (al contrario de lo que pregonan sus mitificadores) no practican la "objetividad informativa" ni la independencia editorial por dos razones prácticas principales:
A) Son empresas que no funcionan con objetivos sociales sino con objetivos comerciales sujetos a ley de la búsqueda de rentabilidad capitalista.
B) Su dependencia estructural al sistema de poder económico que controla todos los resortes de la producción, las finanzas y el comercio internacional, por encima de los países y a escala planetaria.
El accionar de los grandes conglomerados mediáticos (tanto a nivel local como internacional) no está orientado -como se quiere hacer creer- a servir al interés de la sociedad sino a servir al interés de los grupos económicos y políticos dominantes que constituyen su mayor fuente de financiación y rentabilidad comercial.

La "gran fábrica conspirativa"
En general, y a nivel planetario, son los monopolios mediáticos (menos del 5% del total de los medios mundiales) los que dictan las reglas y establecen los parámetros de la información a escala global.
En este escenario, los medios y periodistas del sistema son los primeros elaboradores y difusores de "teorías conspirativas" a nivel planetario y masivo.
De manera tal que, todo lo que "informa" la prensa masiva está manipulado y orientado por intereses privados que se hacen pasar como "públicos" (de toda la sociedad).
Las guerras políticas y económicas del capitalismo, en las sombras, alimentan una manipulación psicológica permanente y nutre la parte mayoritaria del universo de la "información mundial" (vendida por la prensa del sistema como si fuera "objetiva").
Pongamos un ejemplo preciso: Las "fuentes" que utilizan los medios y los periodistas del sistema no son "desinteresadas". Toda la información que recoge la prensa convencional proviene de funcionarios, políticos, militares, lobbistas y ejecutivos de empresas, que utilizan la información masiva para manipular intereses electorales, políticos y económicos.
Las mayoría de las "fuentes" citadas por el periodista asalariado es siempre el poder.
Ejemplo: Los informes sobre "terrorismo", producidos y lanzados en serie por la CIA y los servicios de inteligencia, son aceptados como "fuentes confiables" por la estructura y los periodistas de la prensa convencional. Las noticias sobre Irak, Afganistán y la zonas ocupadas, se nutren de informes y voceros oficiales del propio ejercito invasor.
En ese escenario, de manipulación de la información con fines económicos y políticos, todas las noticias (sin excepción) que circulan por el universo masivo de la comunicación periodística comercial (local e internacional) son "conspirativas" y su función es precisa: Alimentar las guerras políticas y económicas del poder.
Desde lo político, esa información no está orientada a la búsqueda de la "objetividad" sino a direccionar conducta social, tanto para el consumismo económico, para beneficio electoral, o para generar consenso masivo a aquellos procesos que benefician a las corporaciones económicas y a los gobiernos del sistema capitalista.
Por falta de contra información masiva, las mayorías planetarias (ignorantes de la manipulación) consumen esas noticias como si fueran parte de una realidad emergente de procesos y de hechos que se suceden como producto de una dinámica "natural" del mundo.
En resumen, mientras por un lado la prensa convencional y masiva califica de "teorías conspirativas" a la información que revela sus intereses y estrategias funcionales ocultas, por otro, utiliza la "información conspirativa" (vendida como si fuera "información objetiva") para sostener al sistema capitalista que paga por sus servicios.
En definitiva, destruir al enemigo con el mito de la "teoría conspirativa, controlar y convertir al individuo-masa en potencia social direccionada con fines de control político y económico, son los dos objetivos clave de la estructura mediática mundial que determina y decide lo que las mayorías deben entender (y consumir) como "información objetiva".

(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
Ver sus trabajos en Google y en IAR Noticias

Guerra de Cuarta Generación - Parte III

La nueva lógica del control en la crisis
Guerra de Cuarta generación III: El rol de los medios como nuevo ejército represivo del sistema























Por su altísimo potencial formador y orientador de conducta social a escala masiva (conseguido a través de la manipulación informativa) los medios de comunicación se han convertido en la columna vertebral de las estrategias de dominio del sistema capitalista a escala global. El papel que van a desarrollar en la crisis social que se avecina.
Informe especial

A) Los dueños de las noticias


La función esencial de la empresa mediática (los medios de comunicación) se define esencialmente por la manipulación informativa orientada hacia el control de la "opinión pública", pero sus objetivos no son sociales ni desinteresados como describe la mitología de la "objetividad periodística".
Las famosas banderas "éticas" del periodismo: imparcialidad, objetividad, libertad de expresión, no son nada más que mitos encubridores del multimillonario negocio mediático que moviliza a diario el mercado de la información a escala global.
El proceso de fabricación y distribución de la información, no está motivado por la necesidad de "informar" sino por la necesidad capitalista de vender noticias (el producto).
Para ello los medios (al igual que cualquier empresa capitalista) generan necesidades masivas de consumo en la sociedad (el mercado), y trazan estrategias informativas destinadas a favorecer su crecimiento empresarial y posicionarse para competir con éxito en el mercado (la búsqueda de ganancia).
En primer lugar, la información es una mercancía destinada a producir rentabilidad económica como cualquier otro producto comercial en oferta en el mercado capitalista.
En términos funcionales (y más allá de la leyenda que se fabrican a su alrededor) las empresas periodísticas no están guiadas por fines sociales sino por la búsqueda del lucro económico.
En segundo lugar, y por el carácter estratégico de la función comunicacional que desarrollan (desde el punto de vista de la preservación de la "gobernabilidad" del sistema) los medios son herramientas claves para el control (y/o manipulación) de los procesos económicos, políticos y sociales.
Los medios de comunicación (al contrario de lo que pregonan sus mitificadores) no practican la "objetividad informativa" ni la independencia editorial por dos razones prácticas principales:
A) Son empresas que no funcionan con objetivos sociales sino con objetivos comerciales sujetos a ley de la búsqueda de rentabilidad capitalista.
B) Su dependencia estructural al sistema de poder económico que controla todos los resortes de la producción, las finanzas y el comercio internacional, por encima de los países y a escala planetaria.
El accionar de los grandes conglomerados mediáticos (tanto a nivel local como internacional) no está orientado -como se quiere hacer creer- a servir al innterés de la sociedad sino a servir al interés de los grupos económicos y políticos dominantes que constituyen su mayor fuente de financiación y rentabilidad comercial.
El poder (tanto en los países centrales como periféricos del sistema capitalista "globalizado") sólo invierte dinero en los medios a cambio de una contraprestación de servicios.
En el negocio de la información, como en cualquier emprendimiento comercial, los medios sólo trabajan para quien paga (o puede pagar) por sus servicios "informativos".
Así como las grandes corporaciones económicas fijan las reglas del mercado y forman los precios, las grandes corporaciones mediáticas fijan las reglas y determinan a diario (a través de la cartelización monopólica) lo que "es noticia" y lo que "no es noticia" en el mercado de la información a nivel local e internacional.
La "valorización" de las noticias difundidas a escala masiva no está determinada por la búsqueda del conocimiento o de la compresión de los procesos económicos, políticos y sociales, sino por la búsqueda de ganancias o por la defensa de intereses puntuales del sistema (corporativo) del cual extraen el fuerte de su rentabilidad comercial.
Además de las ventas al público y de las suscripciones, el grueso de la rentabilidad comercial del gigantesco y multimillonario negocio de los monopolios periodísticos, se nutre principalmente de dos fuentes de financiación:

A) Los grandes grupos económicos concentradores de la economía y del comercio exterior.

B) El Gobierno y los grupos políticos del Estado capitalista (tanto centrales como periféricos).
La gran tajada de rentabilidad de los conglomerados mediáticos es aportada por los grandes consorcios bancarios, industriales o de servicios, que conforman la porción mayoritaria de la "torta" publicitaria pautada comercialmente en los monopolios de la información.
La relación comercial que las empresas mediáticas mantienen con gobiernos y organizaciones políticas (tanto en los países centrales como periféricos del sistema) se establece en dos niveles funcionales:
1) La publicidad institucional (oficial) que los gobiernos pautan en los medios de la corporación mediática a los fines de publicitar su gestión y generar consenso electoral entre los diferentes grupos sociales.
2) Las pautas publicitarias o las diferentes vías de negociaciones en negro que los operadores comerciales de los consorcios mediáticos (hegemonizadores y formadores de las "noticias diarias") establecen con los políticos y partidos con el objetivo de instrumentar operaciones de prensa en contra de sus competidores, o en contra del propio gobierno, durante las campañas electorales.
Esta relación de "supervivencia mutua" con el establishment de poder (agregada a su función manipuladora y orientadora de conducta social masiva) convierte a los grandes conglomerados mediáticos en una herramienta estratégica clave para el control y orientación de los procesos económicos, políticos y sociales que los tienen como protagonistas claves.
B) El nuevo ejército represivo
Su altísimo potencial orientador y
generador (a través de la manipulación informativa) de conducta social a escala masiva convirtió a la corporación mediática en un instrumento irreemplazable para el dominio del sistema capitalista tanto en los países centrales como periféricos.
La condición esencial para el funcionamiento del Estado capitalista (tanto en América Latina como en el resto del mundo) se resume en tres factores: Estabilidad económica, gobernabilidad política y "paz social".

La "estabilidad e
conómica" garantiza el funcionamiento ordenado de la explotación (y los negocios) capitalistas, y la "paz" es el sostén de la "gobernabilidad" del sistema a escala global. Cuando (a causa de algún conflicto de orden social, político o económico) se altera alguno de estos tres parámetros, el sistema activa inmediatamente mecanismos de supervivencia para recuperar el control político y social.

Esas tres condiciones
son básicas para que el "sistema" (la estructura funcional) de los negocios y la rentabilidad capitalista funcionen sin interferencia y no se alteren las líneas matrices de la propiedad privada y concentración de riqueza en pocas manos.
Cuando por alguna razón se altera alguno de estos tres factores, el sistema entra en crisis, y debe generar inmediatamente alternativas para preservar su supervivencia.
Por ejemplo en Latinoamérica, durante la Guerra Fría por aéreas de influencia con la URSS, cuando la "subversión comunista" (la guerrilla revolucionaria) amenazaba con la ruptura de la "estabilidad económica", la "paz social" y la "gobernabilidad", las corporaciones trasnacionales y el Departamento de Estado activaban un golpe militar con represión para restablecer el "orden".
Luego de la sustitución del dominio "duro" (militar) por el dominio blando (democrático) tras la caída de la URSS, el fin de la Guerra Fría y la desaparición de la lucha armada revolucionaria, los métodos del control político y social para preservar la "gobernabilidad" del sistema ya no son militares sino psicológicos.
El desarrollo tecnológico e informático de la era de las comunicaciones, la globalización del mensaje y las capacidades para influir en la opinión pública, convirtieron a las operaciones de acción psicológica mediática en un arma estratégica de importancia clave para el control político y social.
La etapa de la "colonización de las sociedades" con el consumo de productos, comenzada en la década del 60, posibilitó la era de la "colonización mental" con el consumo de información perfeccionada con el advenimiento masivo de Internet y de las comunicaciones globalizadas en la década del 90.
Manipular, controlar, y convertir al individuo-masa en potencia social direccionado con fines de control y dominio político-social es el objetivo estratégico clave de la Guerra Psicológica desarrollada en los medios masivos de comunicación.
La represión ya no se ejercita en forma de acción militar (suprimir y/o neutralizar al enemigo en forma física) sino por vía de la acción psicológica (captación de la voluntad y manipulación de conducta colectiva).
A diferencia de los ejércitos militares, el ejército mediático no hiere ni mata para reprimir, sino que aísla y demoniza socialmente a los grupos que utilizan metodologías de lucha social que perjudican la "estabilidad" (o sea, la rentabilidad) del sistema capitalista.
Los objetivos del control social ya no se sitúan en un plano visible y con presencia de brutalidad militar, sino en un plano invisible y sin presencia de aparatos armados: La represión militar (orientada a preservar la "gobernabilidad" del sistema) fue sustituida por la represión psicológica mediática (que orienta conducta social masiva en la defensa de la "gobernabilidad" del sistema).
El dominio por medio de la represión militar -utilizado por las antiguas dictaduras digitadas por Washington- fue sustituido por las campañas masivas de acción psicológica mediática orientadas a que la sociedad legitime ese dominio en las urnas.
"Miro la televisión y luego existo": El axioma elemental del humano convertido en un microchip programado por las trasnacionales capitalistas de la información.
Cuando el sistema capitalista trasnacional, por medio del mensaje televisivo consumista, niveló un "modelo único de pensamiento" a escala global, sentó las bases psicosociales para el control político-ideológico por medio de la información periodística manipulada por operaciones psicológicas .
El individuo-masa, o Alienado Programado (AP) fabricado por la TV, se desarrolla en la primera fase de las operaciones psicológicas-mediáticas-publicitarias imperiales orientadas a imponer la sociedad de consumo capitalista en las áreas dependientes del Tercer Mundo, a fines de la década del 50, y experimenta su máximo nivel de desarrollo con el advenimiento de la era de las comunicaciones informáticas globalizadas a fines de los 90.
El Alienado Programado (AP) es el prototipo de "hombre universal" modelado por las políticas niveladoras consumistas impuestas por las trasnacionales capitalistas a escala planetaria.
El AP de la era informática rompe definitivamente con la matriz cultural del viejo "Estado nacional" y se proyecta como un microchip nivelado del nuevo "Estado trasnacional" de las corporaciones capitalistas que han divido el mundo en "gerencias de enclave".
El AP no está programado para pensar (desarrollo reflexivo) sino para consumir productos capitalistas por medio de consignas (eslóganes) y de imágenes sin ninguna relación entre sí.
Sus emociones y pensamientos (programados por el mensaje televisivo) duran y se terminan con las imágenes en la pantalla: El AP es el hijo de la "patria televisiva" nivelada mundialmente como primer "agente socializador" en reemplazo de la familia, la escuela y las tradiciones culturales de su lugar de nacimiento.
Mediante la manipulación y direccionamiento de conducta por medios psicológicos el individuo-masa se convierte en "soldado cooperante" de los planes de dominio y control social establecidos por el capitalismo trasnacional y la potencia imperialista regente.
Es a la vez, víctima y victimario, de las operaciones psicológicas, ya que se convierte en una célula trasmisora tanto de planes de consumismo capitalista como de planes de control y represión social manipulados sin el uso de las armas.

C) La nueva lógica represiva
Quien observe atentamente el mapa político y social tanto de los países centrales como de los periféricos, podrá comprobar que el uso de la represión policial y militar de los (hoy reducidos y escasos) conflictos sociales y sindicales es mínima y solo se la utiliza en casos extremos.
Y eso tiene una explicación: Los gobiernos del mundo (técnica y funcionalmente, gerencias de enclave de los bancos y corporaciones trasnacionales) no se mueven dentro de un esquema militar (el viejo sistema de dominación) sino dentro de un esquema político-democrático (el nuevo sistema de dominación).
Por lo tanto, si caen en la tentación de reprimir policialmente, la corporación mediática les arroja la sociedad en contra calificándolos de "represivos y violentos".
Los gobiernos que cometen el error de reprimir militarmente son inmediatamente rechazados por la sociedad masivamente nivelada en la condena a " toda forma de violencia", más allá de sus contenidos.
De la misma manera que en la década del setenta, los medios de comunicación utilizaban la figura del "subversivo" (como expresión de demonización social justificatoria de la represión militar), hoy utilizan la figura del "violento social" para aislar, deslegitimar y condenar socialmente las luchas sindicales y sociales que atentan contra la "estabilidad económica", la "gobernabilidad" y la "paz social" del sistema.
De esta manera, y a la luz del crecimiento desmesurado a nivel global de los activos empresariales y de las fortunas personales (con su contracara de pobreza y exclusión social masiva) se verifica aquel axioma que expresa que "la paz es el negocio del dominador".
Y prueba la efectividad de las técnicas mediáticas para controlar las protestas sociales y sindicales con la lógica represiva de la "antiviolencia" predominando sobre las razones de los reclamos.
No importa que el que corte ruta sea un hambriento o un desocupado (en el mundo hay 1000 millones de hambrientos y más de 2000 personas que viven por debajo de las necesidades básicas), la opinión pública está masivamente "adoctrinada" (por los medios de comunicación y sus conductores) para rechazar (sin ningún análisis de las causas) las huelgas y los cortes de ruta que generan "violencia social".
La nueva estrategia represiva tiene su matriz funcional en la nivelación masiva de una conciencia y opinión "antiviolencia" que se superpone a cualquier lógica de legitimidad o de justicia social expresada por los grupos que cortan calles, rutas o hacen huelgas para reclamar por sus derechos o por una mayor distribución de la riqueza.
Así como durante las dictaduras militares se demonizaba al "subversivo" para descalificar su proyecto de cambio del sistema capitalista por otro más justo, a los que ahora hacen huelga y cortan rutas se los demoniza como "violentos" para deslegitimar las luchas sociales por un mejor reparto de la riqueza..
En términos concretos (y disfrazados de servidores públicos de la comunicación social), los consorcios mediáticos que realizan el control político y social (en sustitución de los militares) son auxiliares complementarios de la "Justicia " (del sistema) en la tarea represiva, y el sujeto a reprimir ya no es el "subversivo comunista" sino el "violento social".
Se trata de una represión sin fusiles, donde la acción militar es sustituida por la manipulación mediática en alta escala orientada al direccionamiento pasivo de la conducta social hacia los objetivos de preservación del sistema capitalista.
En este escenario, las fuerzas policiales y militares tienen como función principal: disuadir antes que reprimir, para preservar a su vez, los acontecimientos que pudieran desbordar y alterar la "paz social" del sistema.
Es así que el gobierno que decide utilizar la fuerza policial o militar, también pierde inmediatamente legitimidad política y apoyo social, tarea de la que se encargan los propios medios de comunicación, cuya misión es preservar el "sistema democrático" (de dominación capitalista) en los parámetros establecidos de la "estabilidad económica, la "gobernabilidad política" y la "paz social".

D) El control en la crisis
Hoy, la ecuación que resume la supervivencia del sistema capitalista (estabilidad económica, gobernabilidad política y "paz social") se encuentra claramente amenazada por una "crisis global" resumida en tres escenarios: Crisis financiera recesiva mundial, quiebre de empresas, y despidos laborales cada vez más masivos.
El resultante de ese proceso, por lógica interacción, amenaza con romper la "estabilidad económica", la "gobernabilidad política" y la "paz social" mediante procesos de protestas y conflictos encadenados que comienzan a extenderse desde los países centrales a las áreas emergentes y subdesarrolladas del mundo capitalista "globalizado".
El quiebre de la "paz social", que podría llegar a desarrollarse a escala planetaria (con el consecuente quiebre de la "estabilidad económica" y la "gobernabilidad política") coloca al sistema capitalista ante la alternativa de reprimir los conflictos y las protestas sociales que comienzan a extenderse desde Europa a todo el planeta.
Pero el sistema se enfrenta a una disyuntiva: El actual esquema de dominación y explotación capitalista mundial, ya no se rige por la doctrina militar setentista de la "seguridad nacional" sino por la doctrina del "sistema democrático", y por lo tanto los actores de la represión como los "alteradores del orden" cambiaron de identidad.
Hoy el conjunto de la sociedad (a causa de la crisis recesiva global y sus emergentes sociales), ya no está amenazada por el peligro de la "violencia subversiva" sino por el peligro de la "violencia social" expresado en las huelgas y protestas masivas que ya se verifican en las metrópolis de Europa, principalmente en los países más pobres del Este.
Consecuentemente, los que hoy amenazan con quebrar el orden y la "paz social" (con huelgas y reclamos sociales) ya no son los "subversivos" (contra quienes se dirigían los golpes y la represión militar), ni tampoco los "terroristas" de la era Bush (que sirvieron para legitimar las nuevas invasiones militares) sino los "violentos" que cortan rutas, calles, y peden llegar a alterar el proceso de la "gobernabilidad" a escala global.
La amenaza de desocupación masiva es el núcleo esencial, el detonante central de los conflictos sociales y sindicales que comienzan a extenderse por vía de los bancos y empresas transnacionales que hoy ya están despidiendo masa laboral tanto en EEUU, Europa como en los países emergentes y subdesarrollados de Asia, África y América Latina.
Este proceso a su vez, y a medida que avancen los conflictos sociales y sindicales producidos por la crisis, va a impulsar una profunda reestructuración en la estrategia y en los métodos del control político y social "sin represión" que los medios de comunicación venían implementando de la mano de la democracia imperial.
Los ejércitos y los aparatos de seguridad, que fueron relegados a un segundo plano por la estrategia de dominio con el "poder blando", van a adquirir un nuevo rol represivo para contener a las protestas violentas causadas por los despidos, las bajas de salarios y la imposibilidad de acceder al consumo elemental para la supervivencia por parte de las mayorías que van a ser desplazadas del mercado laboral y del consumo.
¿Pero cual va a ser el papel de los medios represores durante la crisis social que se avecina?
En primer lugar, los medios internacionales y locales ya se orientan a presentar la crisis encuadrada en la figura del "peligro de caos económico y social" que amenaza a la sociedad mundial en su conjunto.
Así como en las anteriores etapas de dominio asustaron con el "subversivo comunista" y el "terrorista" como potenciales causales de ruptura de la estabilidad económica, de la gobernabilidad y la paz social, en el presente se orientan a presentar a los conflictos sindicales y sociales (emergentes de la crisis) como causales de un proceso de "subversión social" que puede llevar al "caos y a la ingobernabilidad" del planeta.
En segundo lugar, la experiencia manipuladora-represiva de la corporación mediática va a utilizar la figura del "subversivo social" (como detonador del rechazo colectivo) para neutralizar, aislar y/o desactivar los conflictos y movilizaciones sociales que empiezan a proyectarse como emergente de la crisis financiera recesiva a escala global.
De la misma manera, los ensayos que ya se están haciendo con el temor a la "subversión social" sirve para configurar una nueva psicología masiva funcional a la represión policial que los consorcios mediáticos van a instalar cuando estallen los conflictos sociales y sindicales previstos para cuando el escenario de la crisis recesiva mundial impacte como "crisis" social a nivel mundial.
Con la teoría y prédica de los "extremos violentos" encuadrados en la figura de "subversión social" (y dentro de un esquema de democracia blindada), la corporación mediática prepara el advenimiento y la legitimación de un proceso de represión policial de los levantamientos sociales y sindicales derivados de los despidos y rebajas salariales.
De nuevo van a utilizar la lógica del "subversivo" (esta vez encarnada en las víctimas sociales de los despidos y de la crisis alimentaria) para dividir las protestas y generar nuevas alternativas de dominio en "paz y democracia" combinando la represión militar con gobiernos constitucionales.
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(*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
http://www.iarnoticias.com/2009/secciones/contrainformacion/0019_medios_control_crisis_23mar09.html