domingo, 28 de noviembre de 2010

EL LIBRO DE SAN CIPRIANO (I)

Quizá no haya habido nunca un libro más codiciado y buscado, ni que despertase más pasiones y deseos de poseerlo, hasta el punto de que mucha gente cayera en la locura, enfermase gravemente o se arruinara económicamente, sólo por intentar conseguir un ejemplar del mismo o por poner en práctica los rituales que en él se contenían. Estamos hablando del Libro de San Cipriano, popularmente conocido como Ciprianillo.

El Libro de San Cipriano es un grimorio, es decir, un libro que recoge fórmulas mágicas, atribuido a San Cipriano de Antioquia, el santo mago por excelencia, y en el que una parte fundamental se ocupa del desencanto de tesoros, incluyendo también, en muchas de sus ediciones, una lista de tesoros del Reino de Galicia y de partes de Portugal, con localizaciones detalladas de dónde encontrarlos.

Parece que no hay testimonios de gente que se hiciera rica gracias al Ciprianillo, aunque seguramente lo que pasó fue que, quienes se hicieron ricos por estos medios, lo mantuvieron en silencio para evitar robos, como pasa hoy en día con los ganadores de la lotería. Sin embargo muchos de los inicialmente felices poseedores del libro, después no lo fueron tanto, ya que agotaron capital y salud buscando los magníficos tesoros prometidos. Esto fue especialmente cierto en Galicia, donde abundaron los casos de gente que adquiría algún ejemplar, pagando grandes sumas de dinero que juntaban, a menudo, vendiendo toda su hacienda. El escritor e historiador orensano Vicente Risco relata en su trabajo “Los tesoros legendarios de Galicia” publicado en 1950 en la “Revista de Dialectología y Tradiciones Populares”, que en los años 20 y 30 del siglo XX se llegaba a pagar en Galicia 500 ptas. por un libro que adquirido en Portugal o Brasil podía valer 3 o 4 ptas. Toda esta especulación económica llevó al historiador gallego Bernardo Barreiro a publicar, en 1885, en su obra “Brujos y astrólogos de la Inquisición y el Libro de San Cipriano”, una versión muy parcial del mismo, con el fin de que toda la gente lo pudiera adquirir a un precio popular y vieran además lo absurdo de su contenido, destruyendo así su fama y que la gente dejara de buscar tesoros.

En Galicia circularon leyendas que situaban dicho libro en algún departamento reservado de la Biblioteca de la Universidad (según otros de la Catedral) de Santiago, donde se encontraba encadenado para que ningún incauto lo pudiera abrir y leer su contenido (y suponemos que para que el libro no pudiese escapar de allí). El propio Bernardo Barreiro cuenta que cuando estuvo trabajando en el Archivo de Simancas (Valladolid) iban hasta allí paisanos a pedirles una copia del famoso libro y que, ante la respuesta de que allí no se encontraba ningún Libro de San Cipriano, la gente se mostraba recelosa y era muy difícil de convencerles de ello, aunque se les dijera, incluso, por los propios empleados que si hubiera allí algún Ciprianillo, ellos ya serían ricos y no estarían trabajando en aquel sitio.

La figura de San Cipriano

El santo al que se le atribuye la redacción del libro es, San Cipriano de Antioquia, que vivió en el S. III D.C. (no tiene nada que ver con San Cipriano, Obispo de Cartago, con el que a menudo es confundido). El relato de la vida de San Cipriano más conocida (aunque ya hay citas en el s. IX) es la recogida en las diversas obras publicadas con el título de Flos Sanctorum (entre ellas la del padre jesuita Pedro de Ribadeneyra editada en Madrid 1599-1601). Según estos relatos, San Cipriano nació en Antioquía, entre Siria e Arabia; sus padres, idólatras y poseedores de grandes riquezas, lo destinaron, por sus cualidades, al culto de los falsos dioses. Fue hombre de gran cultura, viajó mucho (por Grecia, Egipto, la India y Caldea) y llegó a ser un profundo conocedor de las artes mágicas. A los treinta años se convierte al cristianismo, gracias a la predicación de Antipo, Obispo de Antioquía y por culpa de un episodio que le ocurrió: un joven llamado Aglaide se enamora de Justina y la pide en casamiento, que ella rechaza por estar consagrada a Jesucristo. Aglaide recurre a Cipriano para que Justina se rinda a sus deseos, lo que intenta con todas las artimañas posibles, sin resultado. Entonces Cipriano invoca a Lucifer para que le diga por qué son inútiles todos los sortilegios que hace a Justina, y Lucifer le responde que el Dios de los cristianos es el señor de todo lo creado, estando él también sujeto a su poder, de forma que no podía hacer nada contra quien hiciese el signo de la Cruz.

Entonces San Cipriano renegó de él y se convirtió al cristianismo, abandonando la práctica de la magia, no sin antes, según la tradición popular, recoger en un libro todos sus conocimientos mágicos. Posteriormente Cipriano y Justina llevaron una vida de oración y predicación del cristianismo, hasta que el juez Eutolmo los mandó al suplicio metiéndolos en tinas de pez ardiendo, de las que salieron ilesos. Ante semejante milagro, Atanasio, gran sacerdote pagano y discípulo anterior de Cipriano, creyendo que era un truco, se arrojó al tonel, y murió quemado en el acto. Cipriano y Justina fallecieron decapitados el 26 de Septiembre en los márgenes del río Gallo en la ciudad de Antioquia y sus reliquias fueron repartidas entre Roma (iglesia de San Juan de Letrán), Toulouse, y la catedral de León. La fama de San Cipriano como mágico se extendió por toda la cristiandad y pasó posteriormente a la memoria popular, poniéndolo al mismo nivel que otros famosos magos de la Antigüedad, como Simón el Mago o Salomón, a los que también se les atribuye la autoría de numerosos libros mágicos. Para darnos cuenta de la popularidad del santo y la vigencia de su leyenda, que fue transmitida de forma popular durante siglos hasta hace muy pocos años, basta con mencionar que circularon pliegos de cordel con su vida en verso.

A San Cipriano, además, se le hizo patrón de las artes mágicas, de los hechiceros y de las brujas, y su nombre estuvo vinculado a numerosas prácticas mágicas, tanto conjuros como oraciones, como atestigua la famosa Oración de San Cipriano, y que vale para protegerse de maleficios de cualquier tipo. Los estudiosos consideran asimismo la historia de San Cipriano como uno de los más directos antecedentes del desarrollo de la historia de otros magos famosos, como por ejemplo, Fausto, cuyos primeros relatos datan del s. XVI.

En Cataluña la devoción al Santo debió ser muy popular ya que Palau cita ocho folletos publicados de la Oración de San Cipriano, a veces acompañada de la Oración a la Santa Cruz de Caravaca, escritos en catalán y en castellano. De estas obritas reproducimos la portada de la editada en Manresa, por la Sociedad Editorial Manresana.

El libro de San Cipriano y los libros de magia

El libro de San Cipriano se encuadra perfectamente en la categoría de los grimorios o libros de nigromancia, lo que significa que es un libro de magia ritual dedicado a la magia negra. Aunque gran parte del mismo se dedique a la magia blanca (curación de enfermos, etc.), lo cierto es que en todos ellos aparece, aunque sea una mínima parte de magia negra, lo que hace que caigan directamente en dicha categoría.

Quisiéramos hacer unas puntualizaciones en este libro, por supuesto personales, pero que consideramos importantes a fin de clarificar conceptos esenciales en magia que son fuente de confusión y de grandes errores. Por supuesto no somos teólogos ni tenemos ningún titulo en dogmas, fe y religión, pero si hemos investigado mucho, reflexionado, meditado y sacado conclusiones que queremos transmitir con el único interés de aportar luz útil a aquel que la busque. La verdad hay que buscarla y esta es la nuestra.

Los límites entre magia negra y blanca son muy difusos y sujetos a numerosas discusiones, porque en realidad no existen ambas magias. La energia es Una y solamente la intención o el objetivo marcan la diferencia entre blanco y negro bien y mal luz y oscuridad, pero eso nada tiene que ver con Diós. El es creador y esta por encima de nuestras pequeñas o grandes manipulaciones e intentos de imitarle; no es manipulable, no interviene directamente en la obra humana. Si fuera de otra forma, toda la vida cambiaria de sentido, porque indicaría en el caso de la victima de un trabajo de magia negra, que le ha sido robada su conexión con la divinidad sin su permiso. Eso equivaldría a conceder mas poder a la fuerza del mal que al propio creador y entonces ¿como podría liberarse del trabajo si no tiene ya libertad de elección?...

Lo que nosotros llamamos Bien y Mal, Luz y Oscuridad, Amor o Justicia, son cualidades con las que identificamos al creador para hacerlo mas asequible a nuestra pequeña y limitada mente humana pero que en realidad son intentos de imitar un algo superior e inmenso no catalogable en nuestra entelequia, puesto que nadie jamás lo ha visto, desde este plano material, y lo mas que se ha conseguido es la visión o revelación de una imagen del incosciente colectivo creado en el plano astral, y mediante el cual identificamos a algo tan inconmensurable, que si por casualidad pudieramos percibir una micronésima de su ser seriamos desintegrados inmediatemente a causa de la fuerza de su vibración. El poder de la fuerza atomica seria una pompa de jabon a su lado. Para los misticos hebreos que en realidad fueron los que difundieron la fe en Occdente, Dios es nombrado como AIN SOFT( lo no manifestado, lo que no se ve, aquello sin forma y con existencia propia), para los santeros es el “innombrable” y para los místicos de la antigüedad la nube de NO SER, porque en sus visones la Imagen divina aparece envuelta en una nube. Asi pues queremos dejar constancia que la magia es energia, generada a partir de la obra creadora divina y por consiguiente su potencia pertenece a un nivel inferior a su creador, nada de lo que se produzca a través de ella tiene relación directa con el creador.

Hay quien dice que la magia cuyo fin sea beneficiar al mago y que coartando la libertad del otro e invocando a espíritus infernales para ponerlos al servicio del nigromante, corresponde al trabajo de magia negra. Se me ocurre una pregunta según esa definición : ¿y cuando no lo hace?, todo trabajo de magia potencia digamos las “habiliades del mago, como toda práctica ya sea física mental o espiritual potencia al practicante o sino ¿Qué sentido tendria hacerlo?, otra cosa es la intención o el objetivo de la practica. Dicen que coharta la libertad individual: ¿Dónde esta el limite entre mi deseo y el deseo del otro ¿…¿Cuál seria el fin de la magia sino conseguir mediante artes ocultas lo que aparentemente no logro con mi propio magnetismo personal . Y en cuanto a la invocación de espiritus infernales, pues lógicamente cada practicante de magia recurre a aquellos seres con los que se identifica mejor…pero la magia en si es UNA y como todo en este plano denso tiene dos polaridades, positivo, negativo, de cómo lo cataloguemos dependerá en el lado que nos encontremos los participantes.

¿Es posible hacer un trabajo de magia amorosa sin perjudicar?, No y Nunca. Solo si la propia pareja acude al mago pidiendole que les una y lo soliciten los dos, es el único caso en que no habrá manipulación, y aun así corren el riesgo de torcer ellos sus propios caminos puesto que nadie puede garantizar que son pareja de por vida. Mi opinión personal es que si son pareja de por vida, ¿Qué necesidad tienen de recurrir a otras artes para unirlos ¿ ¿Tan poca confianza tienen en su amor que necesitan recurrir a manos ajenas para mediante su cesión de voluntad manipulen sus vidas?…

Richard Kieckhefer en su libro “La Magia en la Edad Media”, Colección Drakontos, Editorial Crítica, 1992, dice que los fines perseguidos en los grimorios son básicamente influir en las mentes y deseos de los demás (ya sean personas, animales o espíritus para que hagan o dejen de hacer algo), actuar sobre la naturaleza física de personas y animales para hacerles bien o mal, influir sobre las cosas, elementos del tiempo o contingencias inciertas del futuro y, por último, crear ilusiones, descubrir secretos o ver hechos pasados, presentes o futuros. Para ello se usa un elemento visual (círculos mágicos, talismanes, etc.), uno oral (la realización de conjuraciones, en éste se ordena al espíritu que haga algo, a diferencia de la oración en que sólo se pide), y uno de acción (realización de sacrificios, ofrendas, magia simpática, etc.).

La palabra grimorio es una palabra oscura de la que no se sabe muy bien su procedencia, para algunos es una palabra genuinamente española, de la que después derivaría la francesa grimoire, según otros es al revés, también se relaciona con la palabra gramática, grammaire, con la idea de un conjunto de reglas, en este caso mágicas. La palabra nigromancia, de la que se cree que derivó la de magia negra por confusión de términos, proviene del latín y éste a su vez de las palabras griegas Necros y Mantica, es decir, adivinación invocando a los muertos (como hacía Circe en la Odisea de Homero). En la Edad Media el término pasó a designar a la magia diabólica, ya que se creía que era imposible que los muertos volvieran a la vida mediante conjuros, sino que eran demonios los que acudían a la llamada, en forma humana o animando cuerpos de difuntos. La nigromancia está relacionada con la goetia o goecia que es la magia que se realiza invocando a espíritus malévolos o demoníacos, a diferencia de la teurgia que se practica invocando a ángeles o espíritus buenos.

Respecto al contenido, se articula en gran medida alrededor del concepto del pacto con potencias suprahumanas, tanto demoníacas como celestiales (in-fluenciado por la Cábala y la religión judía). Esta idea de pacto tiene una génesis culta que se difundió por Europa hacia el s. IX. Los grimorios, a menudo, se dividen en tres partes, la preparación del propio nigromante y de los utensilios mágicos (que implicaba muchas veces el empleo de materias primas muy difíciles de conseguir: partes de animales, metales preciosos, etc., construyéndolos en unas horas y días muy concretos) y la realización del círculo mágico para defenderse de las potestades que se invoquen (tanto en suelo como en telas) y, finalmente, la puesta en práctica del ritual y recetas mágicas para llevar a cabo (que a menudo tienen un contenido absurdo, lo que hizo que muchos ocultistas célebres afirmaran que dichas recetas eran alegóricas).

Los grimorios combinan la magia astral, típicamente árabe y de origen persa y griego (que actúa por el poder de los astros celestes y depende su efectividad de ciertos signos celestes, días, horas, posiciones planetarias, todo ello unido a fumigaciones y aspersiones), con los exorcismos (típicamente cristianos y judíos), la magia natural (lo que los antiguos consideraban la ciencia oculta, que se refire al uso de sustancias naturales) y la magia diabólica (en que intervienen de seres infernales), categorizaciones que en la práctica no eran fáciles de hacer y que llevaron a los eruditos de la Edad Media a enzarzarse en discusiones de si un tipo de prácticas mágicas eran diabólicas o no.

Respecto al origen de los grimorios, éste es incierto. Se sabe que en el Antiguo Egipto ya existieron libros que recopilaban conjuros. Sus más claros precedentes proceden de la magia babilónica, que influyó en la magia judía. En los últimos siglos del Imperio Romano circularon extensamente obras de magia, muchas de ellas de posible origen judío, que dejaron su impronta posteriormente en los grimorios medievales. En Europa comenzó su difusión a partir del s. XII, al producirse una serie de cambios en el mundo de la cultura y de la vida intelectual europea, como el florecimiento de las Cortes y de las Universidades como centros culturales, al margen de las escuelas catedralicias y monasterios, lo que promovió una sed intelectual de búsqueda en fuentes ajenas a la ortodoxia o en el conocimiento clásico atesorado por el mundo islámico, que se produjo en zonas de confluencia donde ambos mundos convivían en armonía. El Islam heredó de la Antigüedad Griega, junto con el saber clásico, la astrología y la alquimia, que se incorporan en este siglo al saber europeo y, también dentro del saber árabe, se difundieron los conocimientos mágicos judíos.

En el s. XIV ya aparecen mencionados algunos libros mágicos, basados en los ciclos que luego serán más famosos, como el de Salomón. En el s. XV, la llegada del Renacimiento, la caída del Imperio Bizantino con la invasión de Constantinopla por los turcos y la expulsión de los judíos de la península ibérica, provoca la difusión general del saber clásico y de los conocimientos mágicos judíos. La época de máximo esplendor de la práctica de la magia ritual corresponde al período que va entre 1480 y 1680, cuando se editaron muchas de las obras clásicas de magia (ej. las obras de J. Tritemius, H.C. Agrippa, John Dee, Pedro de Abano y de Giordiano Bruno).

El empleo de este tipo de libros fue siempre dentro de los ámbitos cultos y eclesiásticos, ya que las clases populares no sabían leer, abundando en los anales históricos las referencias a condenas de frailes, monjes y clérigos por su posesión. Circulaban por villas y ciudades copiados a mano en secreto, por el evidente peligro que tenía la posesión de este tipo de libros, lo que hizo que, al pasar el tiempo, las diversas versiones de un mismo grimorio fuesen diferentes entre sí.

La difusión y popularización de los grimorios se produjo en los siglos XVII y XVIII (sobre todo en Francia), cuando caen algunos en manos de maestros impresores y se deciden a publicarlos al ver su rentabilidad económica, a menudo ocultando, para evitar condenas, el editor, título de la obra, o con lugares de impresión falsos. Los más famosos impresores fueron los Hermanos Beringos de Lyon, de los que sus obras se convirtieron en clásicos que aún hoy se siguen reeditando. Dada su gran acogida, enseguida otras librerías comenzaron a publicar gri-morios de contenidos y calidades muy variadas, muchas veces poniendo los mismos títulos, lo que provocó gran confusión. En la Península Ibérica, dada la vigencia de la Inquisición, es improbable que hubiese una gran industria de edición de grimorios. Algunos de los que circulaban por aquí eran importados de Francia y otros países, o incluso, traducciones de los publicados en otras tierras.

Desde mediados del s. XVIII, los grimorios cayeron en descrédito, no siendo hasta el s. XIX cuando resurge la afición por este tipo de literatura de la magia ceremonial y el ocultismo en general (a pesar de la llegada del racionalismo y la cultura científica) con las obras de Francis Barret, Eliphas Levi, Papus, C. W. Leadbeater, Aleister Crowley y Arthur E. Waite. En esta época se reeditan los grimorios más famosos de siglos anteriores y se publican un nuevo género de grimorios “fantásticos” (inventados), fundamentalmente por el establecimiento de la propiedad comercial e intelectual y la prohibición de copiar libros de otros editores y autores. Ello hizo que se tuviese que buscar materiales inéditos en antiguas bibliotecas y que, dada su poca longitud, tenían que editarse en compilaciones con los más diversos títulos (El Tesoro del Viejo de las Pirámides, La Gallina Negra, Secretos de las Artes Mágicas, El Libro Negro de la Magia, y algunas ediciones del Libro de San Cipriano, Tesoro del Hechicero) como luego veremos.

En la Península Ibérica existen citas de grimorios desde tiempos muy tempranos, Menéndez Pelayo en su obra “Historia de los heterodoxos españoles”, cita el libro De Invocatione Demonum, Liber Salomonis, quemado en Barcelona en el s. XIV y otro libro catalán de la misma época El Libre de Poridat, en el s. XVI cita al Libro de Salomón. Julio Caro Baroja en “Vidas mágicas e Inquisición” (Ed. Istmo, 1992), cita el Liber Salomonis quemado por el inquisidor Eymerich en el s. XIV y, también, las obras quemadas al famoso Marqués de Villena (sin embargo hay que tener en cuenta que en aquella época cualquier libro con grabados inentendibles por los inquisidores, ej. libros de astronomía, ya se consideraban mágicos y se quemaban sin más contemplaciones), y la Clavicula Salomonis mandada a la hoguera por el Obispo de Barcelona. En los siglos XVI y XVII abundan condenas por la posesión de la Clavícula de Salomón (en las Palmas de Gran Canaria, en Toledo, en Burgos ) y en Cuenca por la posesión del Alma del Salomonis y el Picatrix: Liber Imaginibus Salomonis. Lo cierto es que en la península ibérica toda esta corriente literaria, como ya dijimos, debió ser menor, dada la persecución implacable de la Inquisición.

Los grimorios más famosos e influyentes de magia negra fueron popularizados a través de las ediciones publicadas en Francia durante el s. XIX (que provenían de ediciones del s. XVIII, muchas veces italianas) y, en España, en el cambio del s. XIX al XX, comentando, a continuación, los más importantes, los que guardan más similitud con el Ciprianillo:

El Gran Grimorio del Papa Honorio, escrito supuestamente por el Papa Honorio III. Existen diversas ediciones, alemanas, francesas, las más conocidas la de Paris de 1670 y la que sigue la de Roma de 1760 (las españolas están basada en ésta, entre otras la de la Librería de Rosendo Pons, hacia 1915). Tiene una parte conforme al ritual católico, de exorcismos y oraciones y otra de invocación a los siete espíritus infernales (Surgat, Lucifer, Frimost, Astaroth, Silchard, Bechard, y Guland), le sigue una lista de diferentes recetas mágicas con las finalidades típicas (amor y salud) y un curioso porcentaje de recetas contra animales dañinos, que revela su antigüedad. Este grimorio tiene parentesco con el Grimorium Verum (traducido del hebreo por Plaingiere, dominico jesuita) y publicado supuestamente en Memphis, por Alibeck, el Egipcio, en 1517 (realmente es de 1817). Su semejanza es evidente, ya que coinciden algunos de los espíritus infernales invocados y algunas de las recetas mágicas que aparecen al final de los dos grimorios.

Otro sería el Dragon Rouge, del que circulan numerosas versiones, entre ellas la de “El Verdadero Dragón Rojo donde se trata del arte de mandar a los espíritus infernales, aéreos y terrestres, hacer que aparezcan los muertos, saber leer en los astros, poder descubrir los tesoros ocultos, los manantiales, las minas, etc. Y además La Gallina Negra edición aumentada con los secretos de la reina Cleopatra. Secretos para que una persona llegue a ser invisible cuando quiera; los secretos de Artephius, etc.“. Hay ediciones francesas, la más famosa de Nimes de 1825 y, en castellano entre otras, la de la editorial Maucci de alrededor de 1910 y la supuesta de Venecia de 1905 por Enediel Shaiah. Esta edición comparte con el Grand Grimoire y con algunos Libros de San Cipriano, gran parte de sus contenidos, manera de hacer la varita rabdomántica, confección del círculo mágico, pactos con el diablo (en realidad con el lugarteniente de Lucifer, Lucifugo Rofocale), el espejo de Salomón, el Anillo de Giges, y otros apartados que aparecen en otros grimorios, astrología, fisiognomía, etc. Comparte sellos con el Gran Grimorio del Papa Honorio.

Otro sería Le Grand Grimoire (el Gran Grimorio), del que se conocen numerosas ediciones, las más famosas las francesas de 1750 y 1845. Hay una edición española de 1820. Es el grimorio europeo por excelencia y ha servido de modelo para muchos otros y es al que más se parecen algunas versiones del Ciprianillo. Trata de la preparación del mago y de sus instrumentos, del círculo cabalístico, invocación y pacto con Lucifer, lista de espíritus infernales, y una lista de secretos mágicos (la mano de gloria, espejo de Salo-món, etc.). Un libro editado en castellano prácticamente idéntico a éste es el titulado Los Secretos del Infierno o sea El Emperador Lucifer y su ministro Luci-fugo Rofocale. Contiene la gran Llave de los Pactos para dominar a los Espíritus, el Secreto para hablar con los Muertos, la Cábala para ganar a la Lotería y la Magia para descubrir los Tesoros Ocultos. Contiene, además, los Responsos al Revés para hacer devolver lo robado y castigar a los que nos quieren mal o nos han ocasionado algún daño o perjuicio, sacado de un manuscrito de 1522. La edición más conocida es la del Mago Bruno, publicada por la imprenta La Neo-tipia de Barcelona, hacia 1910, reedición supuesta de una francesa de Nimes, del año 1823 o 1835.

Para acabar mencionaremos otros grimorios de los que también existen ediciones españolas, los atribuidos a San Alberto Magno, Obispo de Ratisbona y santo de finales del s. XIII, Los Admirables Secretos de Alberto el Grande (conocido popularmente como “El Gran Alberto”), que es básicamente un tratado de magia natural, con las virtudes de animales, plantas y piedras, libro muy popular del que hubo innumerables ediciones desde el s. XVII hasta nuestros días. En castellano ha tenido diversas ediciones, entre otras la de Alejandro Martínez, Barcelona, 1889. Otra obra que se le atribuye es “Secretos Maravillos de la Magia Natural y Cabalística del Pequeño Alberto” (conocido popularmente como “El Pequeño Alberto”), grimorio muy popular entre los brujos franceses (la edición más famosa la de los Hermanos Beringos de 1729), con sus recetas de magia blanca y negra (con apartados de fisiognomía y quiromancia, talismanes, recetas de amor, para conseguir una mandrágora, la mano de gloria, etc.).

De otra de las fuentes más prolíficas de grimorios, las Clavículas de Salomón, ha habido desde el s. XIX numerosas ediciones, y de ellas mencionaremos la versión editada por el Mago Bruno hacia 1916 titulada “Clavículas de Salomón o sea el Secreto de los Secretos traducido del hebreo por Iroe el Mago, copia de la edición hecha en Amberes, M.DCC.XXI (1721)”, ya que dada su similitud con el Grimorium Verum y a algunos Libros de San Cipriano podría considerarse un grimorio de magia negra, al incluir también pactos con espíritus demoníacos.

Entre finales del s. XIX y el primer tercio del s. XX, hubo un gran número de ediciones de grimorios (incluido el Libro de San Cipriano) en España, sobre todo en Barcelona y en Madrid, al principio por editores y libreros (Manuel Saurí y Rosendo Pons en Barcelona y por Francisco Pueyo en Madrid, entre otros) y, posteriormente, por editoriales, como Maucci de Barcelona. Después de la Guerra Civil desaparecen estas publicaciones, por la censura cultural y religiosa de la Dictadura y proliferan las ediciones realizadas en Argentina y México (por Domingo Ferrari y editoriales como Caymi y Saturno). Con la Democracia se vuelven a publicar en España estas obras (en editoriales como Edicomunicación S.A., Humanitas, Edaf, etc.) pero casi siempre, salvo honrosas excepciones, sin explicar la procedencia de las ediciones reeditadas y con la novedad, en concreto, en los Libros de San Cipriano, de publicar traducciones de ediciones portuguesas.

ORACION DE SAN CIPRIANO

ORACION DE SAN CIPRIANO. PARA COMBATIR TODA CLASE DE HECHIZOS, SACAR LOS MALOS ESPIRITUS DEL CUERPO, ALEJAR AL DEMONJO, BENDECIR UNA CASA. ES EFICAZ ASIMISMO CONTRA RAYOS, PEDRISCOS, HURACANES, TEMPESTADES , ETC.

Y0 no conocía tu Nombre santo y terrible, Altísimo Señor; mas ahora sé que eres Dios fuerte, Dios grande, Dios omnipotente, Dios sempiter­no. + Yo ataba las nubes e impedía cayese la Lluvia sobre el haz de la tierra, y la hierba de la tierra se secaba, y los árboles no daban fruto, y las mieses se marchitaban en los campos. Yo pasaba por en medio de un rebaño y las bestias se dispersaban y se perdían. Yo encantaba a un hombre, a una mujer, a un niño, solo con un rayo de mi mirada; mi poder para el mal era muy grande, pero hasta ahora no he conocido la ciencia secreta del bien, +oh grande y podero­so Señor! + +Oh, Dios omnipotente y sempiterno! Yo te ruego concedas a tu humilde siervo Cipriano que todo hombre o mujer que rezare devotamente mi oración se vea libre de hechizos, posesiones, sortilegios, encantamientos y otras malas artes de brujería, así como le preserves de tempestades, terremotos, huracanes, rayos e incendios. + Amen.
Pentaculo 8

Anula y desvanece, Altísimo Dios Creador Nuestro, + por las oraciones de los Ángeles buenos y por los Santos que te rodean, todos los sortilegios y ligaduras que se han hecho o hagan (de día o de noche) por hombres infames y mujeres perversas contra tu siervo. Y que sus enemigos y contrarios sean malditos... Y que sea desembrujado de cualquier maleficio hecho por invocación + virtudes y potestades infernales, ya sea hecho por figuras grabadas en oro, plata, cobre, estaño, hierro, plomo u otro metal cualquiera; ya sea por huesos de muerto, de hombre, o animal de cuatro patas, o de aves nocturnas; asimismo si fuera hecho el embrujamiento con pedazos de lana, de lino, de seda, de algodón o de cáñamo, pertenecientes a un muerto o a una persona viva, sana o enferma; o con cabellos o uñas de cristiano, de moro, de judío o de hereje; o bien fuesen enterrados en sepultura de gigantes, o de hebreos, o de sarracenos, o de cristianos, y los que están hechos en piedra, o en madera, o en hierbas, o en agua (de mar o de río), y asimismo los maleficios por medio de libros o palabras o en estatua, de metal o de cera, o en sig­nos dibujados en pergaminos; y también los hechos en montañas o en valles, en fortalezas o en castillos de moros; en campos o en viñas; en bosques o en selvas; junto a un árbol o bajo una mata o bajo una piedra; en cabaña o en casa de campo; en la pared de una iglesia, convento o ermita; en el lecho; o en el pozo de una casa; o en cualquiera otro sitio de la tierra elevado o profundo; asimismo los que se dan en comida o en bebida, o se pudren en aguas corrompidas, o se consumen o han sido consumidas por el fuego. +Oh, Dios santo, Dios poderoso, bueno y terrible! Haz que desaparezcan y queden deshechas todas las malas cosas dichas y hechas de Levante a Poniente... librando de todo mal y peligro, de vientos y pedriscos, de aguaceros y turbiones, de rayos y centellas, de fantasmas y visiones, de emboscadas y traiciones, de dagas y cuchillas y de toda cosa mala. + Gloria a! Padre, + Gloria al Hijo, + Gloria a! Espíritu Santo. + Amen.

Grábese sobre una planchita de plomo el pentáculo 8 en una cara, y en la otra el pentáculo 9. La operación se hará en sábado. Una vez terminada la medalla, llévese encima, suspendida del cuello.

ACTO DE ENCOMENDARSE A LOS CUATRO EVANGELISTAS. S1RVE PARA TENER SUERTE EN EL JUEGO Y EN LOS NEGOCIOS

TODOS los días, al ir a acostarse, se hará la señal de la santa Cruz; se rezarán un Padrenuestro y un Avemaría. Luego se leerán los siguientes versículos:

+ Huic thalamo presto Lucas defensor adesto. + Marce praecare Jesmn ne simus doemonis oesu. + Te precor ut damnes fantasmata cuc Joannes. + Esto custos meus dum dormiam nocte Mattheus. + Jesu Filii David miserere mei. + Amen. + In nomine Patris + et Filii + et Spin tus Sancti, + Amen.

Los anteriores versículos se escribirán en pergamino virgen, el cual se perfumará con incienso. Llévese este talismán dentro de una bolsita de seda azul, prendida del cuello, y se alcanzarán los favores indicados.

La editorial esquinamagica.com, informa:

Este articulo esta basado en el trabajo de Félix Francisco Castro Vicente titulado EL LIBRO DE SAN CIPRIANO (I) registrado y publicado en

http://www.hibris.com/articulos/027hibris/sancipriano1/sancipriano1.asp

El trabajo en que nos hemos basado lo podeis leer completo en el enlace de referencia mencionado mas arriba. Asimismo el autor solicita que si alguien ha visto algún Ciprianillo antiguo, gacetas de tesoros, o ha tenido alguna experiencia o conoce alguna historia en este campo, le agradecería que puede contactase con el su e-mail (castrovicente@telefonica.net)

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lunes, 19 de julio de 2010

El Código , por MIR

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EL CODIGO
Por Mir Rodríguez Corderí


Ignacio estaba  haciendo lo de siempre, su rutina diaria y básica: corregir programaciones hechas por otros o reprogramarlas.
Se había enamorado de la profesión ni bien egresó de la Facultad de Ingeniería, razón por la cual continuó estudiando en el edificio de al lado  hasta llegar a ser lo que ahora era: un Gurú informático.
Tenía todo lo necesario al alcance de la mano, un café expreso doble con doble carga,  semillas y nueces.  Lo único que extrañaba y mucho era el cigarrillo, pero los últimos sucesos le habían conducido de cabeza a la prohibición absoluta de fumar.  A su título de obsesivo compulsivo y sexo-maníaco se vino a sumar una incipiente angina de pecho a sus recientes 43.
En realidad no había nada nuevo bajo el sol: todo era exactamente una copia del día anterior y éste del anterior y así en sucesión rectilínea hacia atrás.
Estaba esa pequeña distorsión visual que lo preocupaba -pequeña por lo fugaz y breve- pero llamativa, angustiante.
Empezó cuando programaba un jueves a las 3 am, todo en silencio como debe ser, en plena oscuridad, con la única luz de la pantalla.  Le gustaba ese momento del día donde Amalia ya dormía y no podía ametrallarlo con reclamos o abochornarlo con  una cara hosca llena de desdén y rechazo. Ella sabía que esas expresiones faciales lo desactivaban y que era una forma fácil y rápida de quitarse sus pretensiones sexuales de encima, las que la comenzaron a agobiar pasados los 5  años de casados y lo que lo  condujo sin más a los brazos de Laura, con quien a los 2 años de amasiato convivió 4 meses, retornando al nido perdido “porque los chicos se extrañan”.
Los muchachos  -ya adolescentes- dormían también a esas altas horas. Disciplina dura, adoctrinamiento bushido. Algo que Ignacio había adoptado para sí mismo cuando purrete.
Estaba hipomaníaco en esos momentos, pero eso era algo de lo que generalmente le gustaba alardear, no estaba para nada reñido con esa condición.  Esas etapas le permitían volar con la imaginación hasta lo indecible. No había límites: todo era expansión y voluptuosidad y eso a Ignacio le encantaba, lo hacía sentirse vivo, de la médula  a la lúnula de la uña.
Contrariamente a lo que pudiera pensarse, era muy disciplinado en cuanto a dieta alimenticia y cosas que debía suprimir porque podían causarle daño.
Tenía una suerte de listado mnemotécnico impresionantemente detallado y preciso, algo insólito en alguien disperso como él, con una tendencia a olvidarse de  poco menos que casi todo.
Sin embargo, aunque suene exquisitamente antitético, Ignacio poseía una memoria –selectiva eso sí- increíble, que patentizaba su vasta cultura a cada instante y en cada oportunidad que fuere necesario.
Eso le facilitaba mucho sus objetivos de enamoramiento, uno de sus hobbies principales: encandilaba desde la palabra escrita. No necesitaba más.  Era todo un poeta sin serlo en realidad, un seductor sin límites, un manipulador emocional.  Así había enamorado a Marga, a través de un grupo de internet en el que coincidieron, con su modo de decir y el color azul oscuro de sus letras.
Salió pesadamente de su abstracción y miró lo que acababa de escribir:
lookahead = read_buf((char*)window,
             sizeof(int) <= 2 ? (unsigned)WSIZE : 2*WSIZE);

    if (lookahead == 0 || lookahead == (unsigned)EOF) {
       eofile = 1, lookahead = 0;

   
No recordaba qué quería decir.
Se preocupó sólo un par de minutos  porque inmediatamente todo comenzó a desdibujarse, ninguna cosa conservó su contorno. La nada se instaló ante sus ojos.
“Respira profundo” – se dijo mentalmente – “Relájate. Ya pasará. Piensa en algo para que tu mente no recepte la preocupación”.
Las palabras de Marga hacía unas  4 horas atrás le vinieron a la pantalla mental. Podía visualizarlas como si realmente estuvieran escritas allí, tal como en el mensajero de Yahoo, en Comic Sans 11 magenta: --- “”quizás se deba a que para amarte con mucha pasión debería entenderse primero toda tu especial naturaleza y eso parece que sólo una mujer lo ha logrado hasta ahora que es la que te ama apasionadamente”” –se refería a ella misma --y que es la que será amada apasionadamente en último término, precisamente por eso..”””
“” Un galimatías. No sé qué decir,..””  --Continuaba ella –“” y ahora vienen todas esas sensaciones a contramano, como que sobro, que estoy siempre de más, que da lo mismo si estoy o si no estoy, que mi ausencia sería....eso mismo, lo que siempre es””.
Se hizo una pausa en la que él adivinó que ella se había echado a llorar.  Era muy sensible.
“”y es cuando no quisiera ser tan inteligente, cuando quisiera ser simple y no pensar, no analizar””.
Marga se había puesto celosa de Laura porque él la había ido a visitar y aunque le juró y perjuró que no había tenido sexo, igual dio pie a una enorme marejada de celos, ingente y asfixiante, como sólo ella podía sacar de la galera en una millonésima de segundo.
“te comprendo, porque sin querer sufres algo parecido a mí, estás lleno de sentimientos por alguien que parece no percatarse de necesitarlos, aunque estés todo tú convertido en un cartel luminoso que grita ”Laura te amo y te necesito” --se detuvo, seguramente para sonarse la nariz y secarse las lágrimas.  La conocía muy bien .
--“y no sirve, Nacho. Es injusto que así sea pero no sirve, a mí no me sirve, tampoco a ti.  Deja de parpadear neón, por favor”… “debe ser nuestro destino, una verdadera mierda.  Cuando menos no me engañas, nunca lo hiciste, siempre supe lo que sientes por Lau”.
“No sé si es coincidencia o qué pero cada vez que últimamente me toca escuchar o leer o no escuchar o no leer verdades duras, tengo a Serrat y Noa cantando Es Caprichoso el Azar“ --
-- Cada nueva vez es un poco más fácil que la anterior”, siguió chateando, “el Universo conspira para que abra los ojos, todo: Amelia, Laura, tu trabajo...”…”Tú no seas pendejo y no te pongas a lamentar como boludo ahora, no tienes nada de responsabilidad en todo lo que a mí me atañe “.--
Ignacio sentía dolor cuando Marga decía esas cosas, pero callaba.  La quería a mares, pero había dejado de amarla, el tiempo había pasado y además un miedo a no ser compatibles le había entrado por no sabía qué intersticio y se había aposentado ahí, sin poder ser desalojado.
“Yo me metí sola a sentir lo que llegué a sentir” – siguió ella escribiendo con sus letras magenta- “Yo me lo propuse y conseguí el mejor amor que en la Historia de la Humanidad se haya podido registrar, porque soy una exitista de la puta madre y porque todo lo mío tiene que ser excelso: desde el hombre de mi vida hasta el amor que le doy hasta el rechazo del que soy objeto”--.
“Nada puede ser tibio, porque no me gusta que me vomiten ni siquiera bíblicamente...y tú que te acercas tanto a lo tibio, por comodidad, por restringir a cero el movimiento y el esfuerzo necesarios…” se detuvo.
Ella padecía muy especialmente su falta de compromiso emocional.  Lo consideraba apático, melancólico, olvidadizo, disconforme con casi todo, fantasioso y depravado.  Pero gracias al dios en quien Nacho no creía, ella con sus grados universitarios, era la que mejor lo captaba, ayudaba y contenía. Si de algo estaba seguro era que le gustaba tenerla ahí, cada día, para comentar todo, lo malo, lo regular, lo bueno, lo extraordinario y lo nimio.  Marga era un eneatipo 2, como ella misma solía aseverar, totalmente comprometida con él y sus circunstancias y empeñada en que no sufriera situación negativa alguna.

Comodidad ¿Y todo para qué? ¿Podrías decirme para qué,  Nacho, podrías?” terminó ella preguntando.
El había tipeado, monosilábicamente -como ella acostumbraba decir- : “No Marga, ni lo sé ni podría”
Ella continuó como si la hubieran pinchado: “¿no sabes ni podrías qué?”…”bah,  ni siquiera vale preguntar…porque si te pregunto si sobro, me dirás que no.  Si pregunto si quieres que me vaya de tu vida, me dirás que no pero que haga lo que creo conveniente, y así , así , asiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii in eternummmmmmmmmmmmm””
- “Cierro, Marga” --
Ignacio sabía que cuando ella comenzaba a teclear así, era mejor retirarse de la arena.
Y así lo había hecho.

Los perfiles fueron haciéndose notar suavemente, como si se dejaran desvelar de a poco.
Se reprochó no haber mirado la hora cuando apareció la oscuridad, "la mancha", como solía llamarla, porque ahora no podía saber cuánto había durado.
Un oleaje de súbita inspiración lo asaltó y comenzó a teclear como enloquecido.
do {
        } while (*(ush*)(scan+=2) == *(ush*)(match+=2) &&
                 *(ush*)(scan+=2) == *(ush*)(match+=2) &&
                 *(ush*)(scan+=2) == *(ush*)(match+=2) &&
                 *(ush*)(scan+=2) == *(ush*)(match+=2) &&
                 scan < strend);
        /* The funny "do {}" generates better code on most compilers */
¡¡¡Qué hermoso!!! – pensó- a la par que se sentía exultantemente orgulloso, como si acabara de ser padre.
-Es lo mismo- , se dijo, no deja de ser una criatura mía.

        do {
        } while (*++scan == *++match && *++scan == *++match &&
                 *++scan == *++match && *++scan == *++match &&
                 *++scan == *++match && *++scan == *++match &&
                 *++scan == *++match && *++scan == *++match &&
                 scan < strend);

        len = MAX_MATCH - (int)(strend - scan);
        scan = strend - MAX_MATCH;



El sentido iba hilvanándose con una precisión casi matemática, exacta, rigurosa.  Escrupulosamente fue armando esa maravilla de programación. ¡Un nuevo algoritmo de compresión de datos!.
Había noches que no podía dormirse pensando que hallaba el código perfecto, un lenguaje informático nuevo, algo espectacular que dejaría a todos boquiabiertos, asombrados.
Una suerte de maravilla sintética, cabal, puntual y simultáneamente capaz de transmitir toda la belleza del mundo.  Era el punto en donde su imaginación se disparaba  y volaba todos los viajes astrales posibles, despertando invariablemente en su cama, con la sensación de haber perdido el último tren.
Su obsesión era tan marcada, que había llegado a soñar que estaba sentado frente a su notebook y que el código tomaba vida, atravesaba la pantalla, se sentaba en el aire frente a sus anteojos y se ponía a charlar con él, preguntándole por sus  cuitas y contándole, a su vez, las suyas: algunas  cefaleas algebraicas ,  mareo por apuntadores salvajes, obesidad de memoria no liberada,  un par de broncas con ciertos softwares  y uno que otro calambre por castings equivocados.  Hablaba y hablaba, tomando café doble, como buen geek, cambiando de color, cada 10 segundos, en una gama de 64 bits razón por la cual Nacho no pudo verlos todos, pero eso sí, ligeramente flúor en la oscuridad de la noche.  Recordaba el sueño y recordaba el entusiasmo que se había apoderado de él mientras lo soñaba.

Esta vez las agujetas  empezaron  a molestarlo casi enseguida.
Comenzó por acalambrarle las piernas. 
Soportó estoicamente el dolor que no dejaba de aminorar cuando un hormigueo horrible se hizo cargo de sus brazos y manos, el pecho se oprimió hasta casi el grito, la respiración se complicó. Le costaba entrar el aire por la nariz y abrió la boca.  Igual: todo parecía no funcionar. 
--Estoy teniendo un infarto—se dijo Nacho y fue ahí cuando todo comenzó a girar a su alrededor.
¿O era él el que giraba?. Techo, paredes, apenas iluminados por la pantalla.  Cerró los ojos fuertemente, como si el vértigo, el mareo pudieran desaparecer con sólo eso.
Habrían pasado unos pocos segundos, cuando percibió que el estremecimiento  generalizado se había interrumpido, abrió los ojos, “estoy en el suelo” se dijo - porque allá lejos, allá muy lejos, se veía su pantalla iluminada de azul.  “Es enorme” pensó casi con miedo a decirlo en voz alta.
Con mucho cuidado se incorporó.  El pánico lo paralizó por completo.
Se quedó ahí por un tiempo imposible de calcular, temblando de arriba abajo, ni bien descubrió que su cabeza apenas llegaba al topete de la pata de  su sillón giratorio.
¿Soñaba?
Todo parecía indicar que no. Que algo insólito lo había convertido en un ser de 4 mm de altura.
“Seguramente sueño, en cualquier momento me voy a despertar”.
Con un esfuerzo de voluntad como jamás había logrado en toda su vida pudo subir por las patas hasta el asiento; de allí por el respaldo hasta arriba de todo. Recorrió el brazo derecho de su sillón. Dio un enorme salto hasta llegar al escritorio. Descansó un rato largo porque el empeño que había puesto en brincar todo eso lo había  dejado extenuado.
Si era un sueño, tardaba en despertar.
Llegó al teclado.  Logró subirse a la primera tecla tomándose fuertemente con los brazos y dando un gran empellón.  Desde ahí la pantalla parecía el cielo de tan grande.  Comenzó a saltar de tecla en tecla: para arriba, a la izquierda, para abajo, a la derecha, derecha de nuevo y así continuó un largo rato.  Le gustaba sentir el ruido de las teclas bajo su peso.
Esto es increíble, se dijo, nadie me creerá esto.
Fue ahí que elevó la cabeza y divisó lo escrito en la pantalla.

                   
strstart++;
                    INSERT_STRING(strstart, hash_head);
                    /* strstart never exceeds WSIZE-MAX_MATCH, so there are
                     * always MIN_MATCH bytes ahead. If lookahead < MIN_MATCH
                     * these bytes are garbage, but it does not matter since
                     * the next lookahead bytes will be emitted as literals.
                     */
                } while (--match_length != 0);
            strstart++;
            } else {
            strstart += match_length;
            match_length = 0;
            ins_h = window[strstart];
            UPDATE_HASH(ins_h, window[strstart+1]);

¡Wow!.
El corazón comenzó a latir furiosamente, parecía saltarle del pecho  y ni hablar del golpeteo de las sienes. 
Una taquicardia bienvenida acompañó el descubrimiento: había escrito un código mágico. 
Después de quedar inmovilizado un tiempo por la misma sorpresa, por lo inaudito de la situación, se sintió feliz como nunca antes y empezó a saltar tecla tras tecla, escribiendo el milagro.
Reía, cantaba y  vitoreaba  a la vez que daba sus zancadas. 
El júbilo lo desbordaba por cada poro, cada suspiro, cada gota de sudor.
El código iba creciendo.  Iba tomando forma.  Lo superaba, lo trascendía, lo interpretaba y a la vez agregaba algo propio.
“Esto no puede ser”, se repetía, “es materialmente imposible”.
Pero la obra lo absorbía y el contento, la satisfacción iban in crescendo, haciendo que el pecho se agotara de tanto tambor, tanta fruición, tanta maravilla creadora.
“Voy a ser multimillonario” – pensó – mientras leía su programa, cansado, agotado como nunca, después de tanto esfuerzo, sentado sobre el borde inferior del teclado.


Amalia entró en la habitación echando pestes.
Ignacio se había quedado toda la noche trabajando y no había ido a la cama.
“Vagoneta, inservible, bueno para nada” – decía  mientras levantaba las hojas caídas, la ropa de Nacho en el piso y la taza con café sin tomar.  
Volvió con el limpiador en una mano y una franela en la otra. 
--¿Adónde estás, se puede saber? --gritó enojada, mientras frotaba la madera del escritorio.
Sintió que tiraba algo al piso, miró pero no vio nada, desistió y volvió a llamar a su marido con voz de “esta vez no te salvas” o “ya vas a ver cuando aparezcas”.

Nadie respondió.
Había desaparecido.


Junto con la Policía llegó Mauricio a su casa, el más amigo, el camarada de rabonas y necedades.
-¿No pudieron hallarlo?- preguntó sumamente preocupado.
-No- dijo Amalia y se echó a llorar, notoriamente alterada.  Si algo era Amalia era eso: nerviosa como la que más.  Insoportable en momentos críticos.
Voy a atender a los oficiales, dijo ella, con una voz muy rara.

Mauricio miró la pantalla.
Lenguaje programático estaba allí, quietito, como diciendo AQUÍ ESTOY.
Creyó oír a Nacho: "¡¡¡Carnal, acabo de lograr el código perfecto!!!".
“Y sí ” -- respondió, mientras leía, con creciente asombro—“Vaya, es realmente perfecto”
Sintió que un leve crujido venía desde abajo.
Miró y no vio nada.
Hubiera jurado que algo había pisado  y cedido bajo  su zapato.
Una angustia sin explicación lo asaltó de golpe.  Se miró las suelas.
En la derecha algo pequeño, de no más de 4 mm aparecía pegado.  Tomó un papel y se limpió
No pudo identificar de qué se trataba, "seguramente una cucaracha" pensó,  sin dejar de sentir un escalofrío

Ignacio jamás apareció
Su código lleva su nombre
Es famoso en todo el orbe










domingo, 18 de julio de 2010

Un papel cuadriculado, por MIR

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Un papel cuadriculado
Mir. Rodríguez Corderí

Joaquín miró a través de la ventana que quedaba a dos metros  a su derecha, sobre los techos de París.  Esos mismos de los que le habían hablado tantas novelas cuando ni siquiera podía fantasear con estar viéndolos en vivo y  en directo. Bajo los techos de París, se dijo, un  clásico del cine, un eslabón entre el mudo y el sonoro, René Claire, ¡Vaya! ¡Qué tiempos! ¿Cómo sería París sin esos techos de pizarra? ¿Cómo sería su primavera sin los almendros en flor?  - No sería - se respondió mientras una irreversible ola de pinchuda tristeza lo revolcaba y arrastraba hacia atrás…- papá - alcanzó a pensar.



-  Si no estuvieras bajo este 3, es decir, bajo la U de tu nombre, podríamos  conservar alguna esperanza -  señaló ligeramente alterada Mercedes Alzaga, su amiga numeróloga, su Pitonisa, como acostumbraba llamarla. 
- Para colmo hace sólo  un año que  entraste ahí, porque tenés 46, así que pebete, ¿qué querés que invente? El período de vigencia de cada letra es de 9 años,.   Sos un sendero natal 3, naciste un 3/6/1965 y para colmo tu alma es 3 y tu personalidad 9, léase 3 de destino.  Ni tu potencial 6 te salva…mmm. Ya sé que no entendiste nada, pero basta que yo lo haga.  Decime, ¿qué estabas pensando cuando te dije que te cuidaras con ella? Que tomaras tus recaudos?…..ahí tenés, embarazada. ¿Estás seguro que no quiere abortar?  - 

No, dijo él, más mustio que cuando entró.

- Si no fuera una total desconocida, si no fuera francesa, si no fuera tan joven y tan poco educada, me pondría contenta por vos, ser padre a esta edad, mal no te vendría, por cierto.
¿De cuánto dice que está? - 

- De 5 meses y ½.  -
.
-  ¡Cinco me…! pero vos ¿ dónde tenés la cabeza? ¿Cómo puede ser que no lo hayas notado antes?  -

- Es tan flaca, dijo Joaquín, pensé que andaba algo hinchada, vos sabés -

- ¿Pero no te percataste que no menstruaba? ¿Que los pechos se le ponían turgentes? ¿No tuvo vómitos, ni mareos, ni arcadas? ¿No notaste nada de nada de nada?-  Terminó exclamando al borde del grito Mercedes, con cara de “no puedo creer esto”.

- No, nada de eso, o quizás sí, mientras yo estaba en la Embajada, pero yo no lo ví o no me percaté...Merche mi trabajo es absorbente, es agotador, es esclavizante…tenés que comprender, no siempre ando con todas las neuronas metidas en la panza de mi compañera del momento. -

- A apechugar, Joaquín, seguro que vas a ser papá.  Felicitaciones y que te sea leve. -

Se levantó de pronto, molesta, rabiosa, porque de alguna manera, allá, muy escondido muy in pectore siempre había pensado que él y ella terminarían juntando sus vidas y no habían sido pocas las veces que se veía del brazo de él recorriendo los lujosos salones de la diplomacia francesa.
- Te acompaño -  dijo visiblemente ofuscada.

- No es necesario, conozco la salida -dijo Joa- y dándole un beso en cada mejilla, salió como disparado.  “Esta mujer, pensó, es demasiado histérica, hacer tanta bambolla por un asunto que en definitiva es mi problema y no le atañe para nada”.

Mercedes aprovechó a cerrar las pesadas cortinas de los ventanales, prefería la oscuridad en momentos como éstos.  Prendió la lámpara de escritorio.  Se sirvió un bourbon y se desplomó nuevamente en su sillón, pensando, meditando, mirando sin ver los garabatos numéricos que había en su libreta, ahí, justo debajo de sus pestañas arqueadas “merci L´Oreal”.
El nombre completo de Joaquín yacía sobre la hoja cuadriculada, las letras separadas por medio centímetro, los números colocados encima, las sumas debajo.
Era un triángulo invertido.
El alcohol se le iba subiendo a la cabeza - no tengo nada sólido en el estómago, es natural - se dijo.
Insólitamente ciertos números comenzaron como a iluminarse con colores. " Parezco autista" - pensó- recordando un par de películas donde se mostraba ese efecto de cortar y marcar, separar y destacar, de entre innumerables figuras.

1-8-1- circunstancias limitadas
2-9 engaño
18 sobre 9, destacándose el 5: dinero por muerte -repitió como autómata-
13 sobre 4, muerte

Un sopor impresionante vino a bloquearla sin pedir permiso.   
"Debo llamarlo inmediatamente- pensó -" no sin sentir una preocupación que crecía desmesuradamente como granos de maíz en un silo al que le entró una lluvia inesperada, como el mismo grano cuando le agregás un chorrito de aceite y  lo ponés al fuego en una olla o sartén tapada y ¡¡¡zas!!! salen las palomitas, gordas y rebosantes, blancas y crocantitas, azúcar o  miel o caramelo derretido  y ¡a ver pelis!
La vista se  le nubló de golpe y no sólo ella sino que toda su mente era un urgente pedido de huelga, de paro, de cero actividad.
Se quedó dormida como lirón sobre su escritorio.

París es gris azulado a esa hora de la mañana.  Rebosante de claroscuros.  Plomo por aquí con vetitas de añil, aureolas bleu de Prusse rellenas con gris tiza, reflejos zarcos sobre árboles blanco sucio, barandales cerúleos envueltos en brisa agrisada. Sí, definitivamente, París es mezcla de azur, blanco y negro a las 6 de la mañana, en Noviembre.
El amplio ventanal del escritorio, con las cortinas descorridas, dejaba entrar ese mismo color, haciendo que la piel de Mercedes luciera aún más pálida, casi tan anodina como todo lo que se ve ceniciento, y sus cabellos tiznados de azul.  Tenía los ojos abiertos con una expresión de sorpresa y las manos yacían crispadas sobre un papel cuadriculado increíblemente arrugado, que se metía entre sus dedos de vez en vez, como asomando extrañas cabezas alargadas y retorcidas.
El inspector Philip Renoir miró a la cincuentona entrada en carnes que lloraba sin consuelo sentada en la silla Luis XV capitoné turquesa, visiblemente estrecha para sus voluptuosas formas, que caían a ambos lados como almohadones displicentes.  
La tomó de los brazos y la ayudó a levantarse para llevarla al sillón enorme del hall de entrada, donde prácticamente la dejó caer mientras repreguntaba: -  Entonces, Eloise, usted la encontró así, tal cual, ni bien entró al escritorio para abrir las ventanas y airear las habitaciones—el inspector leía sus apuntes- no había señales de nadie, sólo el vaso con restos de bourbon que hallamos sobre el escritorio … mmm -
-  Hágame un favor, deje sus datos , domicilio y teléfono a mi asistente y no salga de la ciudad hasta que yo le indique que puede hacerlo.  Aparentemente ha sido un ataque cardíaco pero la certeza la dará la autopsia.  Me despido y en unos minutos un móvil la alcanzará  hasta su casa. -
La mujer se limitó a asentir con la cabeza, era notorio que no podía salir de su asombro y dolor, no hacía más que llorar y rezar, en forma alternada o simultánea. La había servido por los últimos 4 años ininterrumpidos.
Philip retornó al escritorio ni bien el equipo forense concluyó la toma de pruebas y retiraron el cadáver.
Ya anochecía.
Prendió la lámpara, una de ésas que tanto le gustaban, estilo inglés de bronce de 2 luces con pantalla de metal color verde y revisó la agenda personal de la occisa.
El nombre del Encargado de Relaciones Comerciales de la Embajada Argentina figuraba allí.  Lo había citado y en cualquier momento arribaría.
Desarrugó cuidadosamente el papel cuadriculado que se encontró enganchado en las manos de Mercedes Alzaga….una palabra había estado allí escrita, sobre el borde superior, pero se había borrado de tal forma que ni con la luz azul especial de los “tomapruebas” como él llamaba a los encargados de estudiar la escena del crimen, había logrado darle forma a esos garabatos.
Inmediatamente debajo otro borrón, con forma de triángulo invertido.
Seguidamente unos números y letras muy esfumados, pero legibles.

1-8-1- circunstancias limitadas
2-9 engaño
18 sobre 9, destacándose el 5: otro borrón

Debajo otra mancha intensamente roja, con tinta que no se había podido identificar, una vez descartada la sangre, por supuesto.
La muerta era numeróloga de profesión, cabalista, además, bien conocida en la alta sociedad  parisina.
El timbre sonó. Cruzó la puerta, el pasillo, otra puerta, el hall y abrió: Un Joaquín perturbado y nervioso saludó con la impecable técnica de un diplomático y entró hablando como si le hubieran dado cuerda:  -  pensar que ayer, a esta misma hora, me retiraba yo de aquí, la dejé en perfectas condiciones, sana y fuerte como siempre ha sido….no logro entender esto, ni siquiera sufría del corazón, yo lo habría sabido si fuera así, éramos muy compinches, muy amigotes, nos contábamos todo -
- No salgo de mi estupor -, deslizó ya sin aire y se dejó caer en el sillón medallón  que enfrentaba el escritorio.
- Me he puesto en contacto con su notario,- dijo Philip-  para verificar si había dejado algo arreglado.  Estará por llegar, trae el testamento consigo. -
No acababa de decir eso que sonaba el timbre de calle.
El notario entró con esa cara de póker que tienen todos los de su profesión en momentos como ésos.  Se sentó en el otro sillón medallón, al lado de Joaquín, a quien presentó sus respetos con suma distinción y sacó el testamento de su maletín de mano.
- ¿Está bien que lo lea usted ahora, sin la presencia de los beneficiarios? - Preguntó el inspector
. - El único beneficiario se encuentra aquí, dijo el escribano, señalando a Joaquín-
La cara de Renoir no pudo esconder una andanada de suspicacia que fue derrumbándose desde  sus ojos, por  las aletas de su nariz, la comisura de sus labios y que enrojeció levemente sus mejillas.
Esa misma duda lo seguiría acosando durante el resto de la semana, en la que recibió el dictamen forense.  Causas de la muerte: desconocidas.  Sustancias presentes en el cuerpo: ninguna, sólo rastros de alguna comida y bourbon (léase: no había sido envenenada).  Cero lesiones.  Ningún rastro de violencia ejercida sobre su cuerpo.  No había tenido relaciones sexuales por lo menos las últimas 72 horas.  Todos los órganos en perfecto estado. Un poco de dilatación en las pupilas nos transmitía una suerte de último agobio o extrañeza.  El paro cardio - respiratorio era el lógico desenlace.
Renoir miró por enésima vez el papelito cuadriculado,
1-8-1- circunstancias limitadas
2-9 engaño
" aquí había algo más, a ver, ahora hay otro borrón, pero si esto lo tengo bien guardado, ¿cómo pudo borrarse esa tinta?, voy a guardarlo en la gaveta derecha de mi escritorio, y voy a echarle llave cada día, esto no debió ocurrir "… el inspector guardó celosamente el papel dentro de la libreta del caso Alzaga y llaveó el cajón.


Nadine había adelgazado en  forma abrupta.  El negro que religiosamente vestía desde que su bebé recién nacido falleció de muerte súbita, no ayudaba a disimular lo flaca que estaba sino todo lo contrario.  Joaquín se quedó observando las largas piernas de la muchacha y por un momento sintió deseos.  Se acercó y le acarició la cabeza." ¿cómo se lo pido? No creo que esté de humor para un revolcón".
La chica rompió en llanto, no hacía otra cosa que llorar y moquear últimamente.
-Debo confesarte algo- , dijo mirándolo con los ojos hinchados y rojos de tanta lágrima
El sintió un escalofrío que le recorría la espalda, la mirada de ella había mutado, lo miraba hasta con rabia, con un no sé qué de venganza “ el bebé no era tuyo”  la oyó decir.  -   No sé quién pudo ser su padre, a ciencia cierta, esa orgía en la casa de los Chifflet, a la que no pudiste concurrir por otra de tus “ocupaciones imprevistas”, yo no había llevado mi diafragma pero tampoco pensaba arriesgarme….hubo éxtasis y demasiado alcohol.  Al día siguiente, justo viajaste  1 mes  a Estocolmo  y de ahí te fuiste por 2 semanas  a Bruselas  y de regreso te detuviste a descansar en  la casa de Pierre en Le Touquet por un par de días más.
Cuando volviste yo ya sabía que estaba embarazada -

Joaquín no supo qué preguntar.
No preguntó nada.
Recordó la angustia de Mercedes la noche anterior a su muerte.  Una dulzura apenas estrenada le subió por  el pecho hasta la garganta " seguro que Merche llegó a presentir este engaño y no alcanzó a decírmelo o no lo creyó oportuno.  - La extraño. Hubiéramos hecho una linda pareja"- pensó Joa- tal como había venido haciendo durante los últimos 10 años, tiempo en el cual sólo se dedicó a la conquista de chicas jóvenes, saludablemente casquivanas..postergando para una edad más tranquila esa pareja con su pitonisa.

El inspector Renoir se quitó el impermeable y pidió un café doble.  ¡Qué lluvia ladina!, lo había tomado casi desapercibido cuando más arreciaba en plena calle Turennes, con viento en contra y lo empapó a pesar de todas las previsiones.
Leía el libro de novedades cuando lo llamaron por  teléfono con los últimos detalles de un proceso judicial que seguía en persona.  - Un momento, Su Señoría, enseguida le confirmo los domicilios requisados- dijo, mientras revolvía el cajón de la derecha buscando la libreta correspondiente.  
Usaba libretas para cada caso, donde detallaba puntillosamente todos los datos e impresiones que le parecieran importantes o relevantes.  Era meticuloso el inspector, no cabía duda alguna.  
Un papel se deslizó hacia un costado del cajón, volando literalmente por el aire, planeando un poco como si de una cometa se tratara y cayendo unos metros más allá, al pie del armario principal. Mientras le daba los datos al juez, mantuvo su vista en el papel, como hipnotizado.
Colgó el teléfono y caminó hasta el papel, lo levantó y reconoció el triángulo invertido y los garabatos de la numeróloga muerta 5 meses atrás. "¿Cómo se llamaba? Ah, sí, Mercedes Alzaga, la argentina amiga del diplomático de igual nacionalidad".
Toda una intriga  - se dijo - y desarrugó el papel cuadriculado, que se encargaba de enrollarse casi siempre.  "Vaya, aquí falta algo, mmm, hay sólo un garabato, los demás números han quedado borrados, son meras manchas ilegibles"
En una noche lluviosa de abril, Philip Renoir, Inspector de la Surete, revisaba repetidamente un pedazo de papel cuadriculado, que debajo de un borroneado triángulo invertido, dejaba ver tan sólo unos cuantos manchones y la siguiente leyenda:
1-8-1- circunstancias limitadas.

Habían dado las doce campanadas y un nuevo año era recibido con gran algarabía.  París estaba iluminada de cabeza a pies, mereciendo el viejo mote de La Ciudad Luz como nunca antes.
Joaquín cerró el pequeño secreter donde montones de invitaciones dormirían el sueño de los mortales.
 Sus últimas horas en la capital francesa eran las peores de toda su vida. 
Totalmente encanecido, encorvado por la artrosis y la hernia de disco, portando 60 años que representaban una veintena más, juntaba su equipaje en la puerta de la mansión que había habitado por tres décadas. 
La jubilación anticipada y forzosa venia a cubrir una serie de desventurados acontecimientos que se habían dado en su trabajo diplomático, pequeños desaciertos que todos juntos parecían convocar algún tipo de rectificación política y una serie de gastos que fueron considerados injustificados por arte de magia, lo hacían regresar de pronto a su país, con la cabeza gacha, como le toca al perdedor.
Para colmo,  un tijeretazo increíble a su salario le dejaba una entrada apenas considerada pasable en su país de origen, sus cuentas bancarias habían sido congeladas hasta que se tomara una decisión definitiva sobre las cuestiones financieras puestas en el tapete y su estado de ánimo caminaba los oscuros túneles subterráneos de su consciencia. 
Depresivo, enfermo e increíblemente debilitado, no hacía otra cosa que repetir imagen tras imagen los hechos trascendentes de su vida en París, la ciudad de los techos de pizarra y los grises y azules otoñales. 
Ahora mismo tendría que estar sentado frente a la chimenea, sintiendo crepitar los leños, con Mercedes Alzaga sentada a su lado, saboreando un bourbon con una sola pizca de hielo.
La mujer destinada a disfrutar su madurez, que murió sin previo aviso, dejándolo solo frente a todas las luchas que le tocó afrontar en lo sucesivo.  La muerte del bebé que creía hijo suyo, el engaño de Eloise, los desfalcos en la embajada, su victimización y su impotencia….el regreso a Buenos Aires sin pena ni gloria
El timbre sonó quitándolo abruptamente de sus pensamientos, el chofer acomodó el equipaje en el maletero y lo dejó en el Aeropuerto. 
Joaquín llegaba al día siguiente a Buenos Aires.

Renoir era una gran jaqueca con patas.
Demasiada mezcla de alcohol, demasiada comida, demasiados años….
No había podido zafar del turno.
Tampoco se lo habría permitido.
- Mi regalo de Año Nuevo, Inspector - dijo el suboficial de turno acercándole un paquete más pequeño que la cinta roja que lo emperifollaba.  "Puro adorno- pensó Philip- seguro que es  una libreta nueva, como ocurre cada año".
- Gracias, Canau, muy amable -
Y abrió automáticamente su cajón derecho para acomodar la libreta recién regalada
No pudo dejar de sobresaltarse  cuando el papel salió despedido como por una mano invisible y dando varios giros en el aire, se depositó suavemente a los pies del armario
Esta vez supo que se trataba del papel cuadriculado de Mercedes Alzaga.
No tuvo duda alguna.
Tampoco hesitó al abrirlo para verificar qué faltaba esta vez.
Era como si lo hubiera estado esperando desde la última vez, años atrás.
Lo desenrolló con sumo cuidado y lo desarrugó, en forma ritualística, como nunca antes o como siempre ahora.
Estaba en blanco.
Ni siquiera se notaba el triángulo invertido.
Mucho menos los manchones o borrones.
" Si llego a contar esto, me tomarán por loco "
Mejor lo dejaba así.
Encendió su  cigarrillo y acercó el mismo fósforo a la esquina del papel, el que se envolvió en una llamarada amarilla con mucho azul. Lo dejó sobre el cenicero…hasta que el papel cuadriculado quedó convertido en cenizas.




Nota: La ilustración la ha realizado Fraga
Fraga, Francisco García Aldape (1964), nació en Saltillo, Coahuila, MEXICO. 
Egresado de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Coahuila. 
Es ilustrador, diseñador gráfico y monero. 
Actualmente publica cartón editorial y sus tiras cómicas Don Ramirito y Los Cocolazos, así como las viñetas de humor Ondas Fraguianas, en periódicos y revistas del país y en algunos medios del extranjero.
Colabora también con ilustraciones para diversos medios impresos y electrónicos.
Recientemente, Fraga ha incursionado en exposiciones con obras plásticas.
Se pueden ver muestras de su trabajo en su blog: