viernes, 19 de agosto de 2011

Sublime acto reflejo









La luz se deja estar
Dos ventanas abiertas
-A tu izquierda
A mi diestra –
Como un par de ojos urbanos
auscultando privacidades
Me confiesas
-siento-
tus angustias.
El dilatado espacio
que andas y desandas
con tus dudas a cuestas
A pesar de mi mano
presta para aligerarte el peso.
A pesar de mí misma
anhelante por cargar tus cruces.
¿Por qué te me apareces tan astral?
Si no hay en ti afán
por esconder ante mí
tus flaquezas.
¿Por qué?
Si ya no hay posibilidad alguna
que logres mentirme,
que intentes mostrarme
la otra cara del dolor,
la visión bucólica
de un semidiós
Inmune a las fatigas de los mortales.

Conozco tus interiores
como sé la geometría
de tu rostro.
Más aún
porque para estar en tus adentros
no me valgo de sentidos,
mi espíritu invade tu oquedad
y se goza en tu reposo
y en tu vigilia
¿Será, quizás, que mi memoria
es menos joven que la tuya de mí
recién inaugurada?.
Observo, absorta, la sorpresa
de tu descubrimiento
Tus primeros pasos vacilantes
en éste tu irme conociendo
Y extiendo los brazos maternales
-sublime acto reflejo-
para evitarte caídas.
En cambio, en mis fronteras,
tu ser es casi ancestral
de tan vuelto hacia atrás.
Cuando recorro
tus imágenes pasadas
siempre lo hago con pereza,
despaciosamente.
Y cada vez son más nítidas,
más palpitantes,
como si el recuerdo
fuera una suerte de resurrección
que trastrueca en actuales
tus tiempos vividos
en mis límites.

Pero, dime
-si tienes la respuesta-
¿por qué sigues estando allí,
tan alto,
tan astral y omnipotente?
Como si no bastaran
las horas del día,
las semanas,
la misma eternidad
para alcanzarte.

¿Es que tu sino
es ser mi estrella,
mi nuncajamás,
mi todosiempre,
en el costado sideral
de mi conciencia?
¿Habré de apelar,
penitente,
a mis raíces cósmicas
para vindicar para mí
los brevísimos instantes
de tamañas alturas?

Te suplico:
Si puedes, si incluso quieres,
desciende cada tanto
a mis desolados niveles
Ya ves.
No es del todo suficiente
que compartas conmigo
tu lado humano
Sigo siendo minúscula:
te alejas raudamente
ni bien rozan tus pies
el mismo suelo que piso.
Acaso, aún queriéndolo,
no puedas
¿Es ésa la respuesta?
Si fuere así
-si realmente padeces
mis ausencias
como yo sufro las tuyas-
atrápame muy fuerte
en tu próximo descenso
y llévame contigo
a tu espacio estelar,
confundida en tu cuerpo
de tan próxima

MIR



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