jueves, 2 de julio de 2015

Mañana será otro día. Soliloquio.

Mañana será otro día.

Hoy pensaba acostarme temprano.
Pero surgió esa palabra, que más que palabra es un estado, un estado déspota, desmembrado,
donde mi rol de plebeya parece haberme etiquetado en temas de carácter volcánico, en formas de ser incómodas como si la incomodidad llevara mi nombre y todo viniera así,  ya armado,  sin solución de continuidad.

Un acre sabor a  poder tiránico que me supera en fuerza.  Hombre al fin y al cabo, que puede contenerme. Y no.  
Que puede reconocerme.  Y no.
Que puede demolerme.  Y sí.

¿Dónde y cuándo me convertí en difícil?.
Si yo me siento tan fácil como  rostro al viento.

¿Cómo y cuándo devine molesta, incordiosa, gravosa, pesada y todos los sinónimos que quepan?.

Mejor me pinto -como él me aconsejó- una enorme sonrisa con labial carmesí  y me voy a dormir, madrugada entrada ya, para soñar con mi alma, tan humilde, sencilla y amable que no entra en esos adjetivos calificativos que hoy me sirvieron de catarsis.

Total, mañana siempre será otro día.




Mir Rodríguez Corderí



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eines Tages gingen wir

Dos Mentes, Idea y Media dijo...

vielleicht sogar wir sind
Mir