lunes, 20 de julio de 2015

Las uñas del Lunes. Mir.





Lunes tempranísimo.

Todo porque el reloj despertador vaticinó que abriera los ojos a las 7, sonando consecuentemente a esa misma hora, como es dable esperar de la famosa puntualidad mecánica suiza.

Salto de la cama (bah, es un decir, porque en realidad me arrastro perezosamente fuera de ella, pidiendo permiso a cada articulación)

Y me pongo a pensar en que las uñas no ayudan mucho en esta tarea.

Ejecuto el ritual mañanero de siempre: me aseo, me peino, me perfumo y encamino mi aún ralentizada naturaleza hacia la cafetera que ya tuve el acto reflejo de poner a funcionar.

Café recién salido de las entrañas del milagro, con un poco de leche, miel y tostadas con queso descremado.  Ahicito nomás un poco de mermelada de frutos del bosque por si las moscas.

Las uñas. ¡Qué monotema!
¿De dónde habrá salido esta manía por esa palabra este lunes adormilado aún?

Un zarpazo no sería tal sin uñas, esto es tan obvio que omitiré todo tipo de explicación. Pero, profundizando un poco más, ¿pensaron que un zarpazo sin uñas sería una caricia? Imprevista y fuerte pero caricia al fin.

Ningún felino podría ser tal sin uñas. Aunque esto está muy ligado a zarpazo y eso ya lo acabo de mentar,  si bien la reflexión cabe de cabo a rabo.

 Una mano femenina con uñas delicadamente limadas es algo bello de observar, causa un efecto calmoso. _Aunque no existe parangón alguno con aquellas uñas cortas, sin previo arreglo, pero pertenecientes a mamá o a abuela, por decir algo tierno y ponerme melancólica de paso.

Uñas qué tema. Justo hoy, un Lunes y a esta hora donde sólo el gallo atrasado canta.

El efecto placebo de enredar tus uñas en el cabello de tu enamorado, haciendo todo tipo de acrobacias. ¡Qué bello!

¿Pueden imaginarse la picazón horrible y nunca invitado que a veces nos asalta en alguna parte del cuerpo? ¿Qué sería de la calma del  escozor intempestivo si no tuviéramos otra mano con uñas para sacarnos de esa  tortura picosa?

Ya este tema se está volviendo anacrónico y fuera de lugar.

Las uñas del Lunes, debiera llamarse si estuviera escribiendo esto ahora mismo para publicarlo.

¿Pueden imaginarse todo lo que podría hacer un lunes si tuviera uñas?

Pero eso es harina de otro costal.

Y el trabajo me espera, aunque carezca de uñas.

Mir Rodríguez Corderí


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