Un nuevo encuentro con Gustavo Fernández
Por Mirta Cristina Rodríguez Corderí
Su prosa es impecable, digna de un literato
“Era casi una constante en los viajes por la maravillosa geografía boliviana, donde conductores alegremente irresponsables hacen trucos y malabarismos con unidades dudosas que generalmente (claro que no siempre) les salen bien. Empero, el cansancio y desgaste bien valdría la pena si el objetivo era llegar a un místico paraíso perdido casi miltoniano.” (De “SAMAIPATA: El místico paraíso perdido” )
Es sin lugar a dudas un ufólogo y parasicólogo que no deja de abrirnos el mundo maravilloso de lo esotérico, aprovechando el relato como puente académico, exhalando respeto por la disciplina a cada paso que da
“Algún día –qué duda cabe- las Terapias No Convencionales tendrán el rango de técnicas aceptadas no sólo por la comunidad científica sino por el común de los mortales y, siempre en el medio, los sistemas de salud de los países, sea éstos avanzados o no. Pero quedan en el camino muchos obstáculos por superar, entre los cuales no son los menos, por un lado, el mercantilismo desvergonzado de algunos cultores de estas disciplinas –que las practican menos por vocación que por oportunidad comercial- y, sin duda, muchas cuestiones epistemológicas.” ( De “¿ALTERNATIVAS O COMPLEMENTARIAS?”)
Enseñar es lo suyo, qué duda cabe. Ni bien se interna uno en sus escritos empieza un camino de aprendizaje, invocando al chamán o al mago o al alquimista que lleva dentro
“No seré un iconoclasta, hoy. Sólo me propongo explorar otra alternativa. Esta alternativa se vincula a un muy interesante fenómeno geométrico-topológico conocido como “banda (o cinta) de Moebius”, llamada así en honor a su descubridor, el astrónomo y físico suizo August Ferdinand Möbius[2], quien sin embargo, pese a la casi obsesión intelectual que le acompañó el resto de su vida, nunca pudo explicar. “ ( De “En busca de otras dimensiones: EXPLORANDO LAS GRIETAS DE LA GEOMETRÍA SAGRADA”)
O al estudioso que se interna sin temores o suspicacias en terrenos resbaladizos o cuestiones ríspidas:
“Sobre los Illuminati en Argentina hemos demostrado ya, en esta serie y en nuestro trabajo anterior, “Esoterismo y poder político en la Argentina” cabalmente ese punto. ¿Y con respecto al segundo?. Especialmente en el amanecer de la naciòn cuando la presencia Illuminati, paradójicamente, era más fuerte y evidente en funciòn de los débiles estamentos públicos, la reducida población y el escaso margen de ciudadabnía ilustrada.
Ése es el dato que faltaba.
Ése es el dato que faltaba.
Recorramos por ejemplo, el primer siglo y medio de nuestra aún corta historia. Todo es un nepotismo, porque los vínculos familiares, desde los últimos tiempos de la Colonia hasta casi las puertas de la década infame, atraviesa el Tiempo como una flecha. Miren, si no: Manuel Belgrano y Juan José Castelli eran primos (y ambos abogados). Belgrano tuvo un romance -y un hijo- con una hermana de Encarnación Ezcurra, la mujer de Rosas. Lucio V. Mansilla era sobrino de Rosas.
Gervasio Antonio de Posadas era tío de Carlos María de Alvear (éste sucedió a aquél como Director Supremo).” (De “LOS ILLUMINATI EN ARGENTINA (Tercera y última parte)”
Gervasio Antonio de Posadas era tío de Carlos María de Alvear (éste sucedió a aquél como Director Supremo).” (De “LOS ILLUMINATI EN ARGENTINA (Tercera y última parte)”
Ha experimentado el fenómeno ovni pasando de la Hipótesis Extraterrestre a la Hipótesis Extra-dimensional, abarcando todos los temas vinculados, desde visitantes de dormitorio, alucinaciones colectivas, contactismo, debunkeo ……
Estoy hablando de mi amigo Gustavo Fernández
Gustavo Fernández nació en la ciudad de Buenos Aires en 1958, pero desde hace más de veinte años está radicado en Paraná, Capital de la provincia de Entre Ríos, Argentina. Escritor, con 17 libros publicados en su haber, Director de "Al Filo de la Realidad" -revista digital gratuita sobre temas alternativos, OVNIs y Parapsicología, y de presencia ininterrumpida en la Web desde hace 11 años- parapsicólogo de vocación y profesión, Director del Centro de Armonización Integral (entidad cultural), viaja continuamente por su país y Latinoamérica dictando conferencias y talleres sobre los temas que aborda. En el campo de la Investigaciòn OVNI, terreno que siempre le ha sido preferencial, sus aportes investigativos datan de mediados de la década del ’70 y continuado ininterrumpidamente hasta hoy, haciéndole ganar un espacio por derecho propio en la Ufología argentina. En esta ocasiòn, hace un alto en su ajetreada vida de conferencias, entrevistas radiesl y televisivas, viajes por la dilatada geografía argentina y Latinoamérica y nos recibe. Infaltable mate mediante, dos horas nos llevó deambular por la médula de un interrogatorio informal, saltando “sin red” a los aspectos más íntimos de su trayectoria y su personalidad
¿A qué edad tuviste consciencia de tu marcada tendencia hacia lo paranormal?
En realidad, no hay nada misterioso detrás de eso. Siempre fui un lector compulsivo, con padres que tenían la sensatez de regalarme libros en la medida de esa avidez. Y allá por 1969, yo con 11 añitos, el tema OVNI era preponderante en las planas de los periódicos. Así que, como jamás -aún desde pequeño- me gustó hablar de un tema que desconociera y dado que en la escuela primaria era la comidilla de los recreos, pues un sábado de compras le pedí a mi padre comprar un libro sobre ovnis. Aún lo recuerdo: "Los platos voladores y sus tripulantes", de Alberto Giordano y el Cnel (RE) Tucci, Editorial Glenn. Ese libro me atrapó hasta la madrugada, en que por fin lo finalicé. Y siguió otro, y otro, y otro más. Luego, comencé, supongo que chapuceramente, a volcarme a la investigación OVNI. Mi primera conferencia pública la dicté a las 15 años, mi primera aparición televisiva a los 16 (y había que tener coraje o irresponsabilidad en esos años para aparecer en televisión hablando de platillos volantes, aunque en mi descargo prefiero suponer que, como adolescente que era, el coraje era de los productores televisivos) y mi primer libro, “Naves Extraterrestres Tripuladas”, de Editorial Dronte, a los 17. Es gracioso: fue un “casi” best seller muy rápidamente en Argentina y México, y yo tenía que andar molestando a mi padre para que asistiera a reuniones de editorial y firmas de contrato porque, como menor de edad, no tenía ese derecho. Y fue a los 18 que me di cuenta que la explicación fisicista - mecanicista del origen y naturaleza de los OVNI no respondía todas mis preguntas. De modo que comencé a incursionar en la Parapsicología. Un largo camino que me trajo hasta aquí.
¿Qué libros sobre OVNIs, de todos los que has escrito, te fueron publicados?
Como dije, “Naves Extraterrestres Tripuladas” en 1976, “Triángulo Mortal en Argentina” (1978), “Parapsicología y OVNIs en Entre Ríos” (1991)“Extraterrestres en el pasado argentino” (1997) y “Ovnis sobre las Torres Gemelas” (2007).
¿Cuál de ellos te ha dado más satisfacciones?
¿En qué sentido?. Si es el de la repercusión, sin duda, “OVNIs sobre las Torres Gemelas”. Pero disfruté muchísimo preparando “Triángulo Mortal en Argentina”: tenía entonces apenas 20 años y las necesidades de su redacciòn me llevó a efectuar mis primeros viajes, tímidamente, por la geografía de mi país en busca de testimonios y material, mochila al hombro. Ahí se despertó otra de mis pasiones, la de trashumante, que, claro, fue expandiéndose con los años y las posibilidades. En cuanto al que mejor expresa mi pensamiento, es uno aún inédito, “Chamanes de las Estrellas”. Pero aún no he conseguido editor para el mismo, tal vez porque es demasiado audaz y transgresor...
¿Piensas que la Ufología ha evolucionado en las últimas dos décadas? En caso afirmativo, dime por qué
Fundamentalmente, pasar de una Ufología de “tuercas y tornillos” (la reducciòn simplista de considerar que se trata de naves, físicas, tripuladas o no, provenientes de mundos lejanos, a la Hipótesis Dimensional, que los supone (a los OVNI) entidades o vectores provenientes de universos paralelos. Si tuviera que simplificar el porqué, diría que la hipótesis extraterrestre –en tanto y en cuanto busque explicar la totalidad de los casos, aunque no niego que en un reducido porcentaje sí sea aplicable) peca por varios defectos. El primero, considerando la enorme cantidad de avistajes OVNI certificados diariamente en todo el mubdo, caben dos explicaciones: o nos encontramos en medio de una congestionada superautopista cósmica –que no sería más que una vuelta de tuerca al antropocentrismo- o sus visitas son tan frecuentes porque, simplemente, “vienen de aquí al lado”. De un universo paralelo interpenetrado con el nuestro. Por sencillo que les resulte el viaje interplanetario o intergaláctico, suponer que cruzan millones de kilómetros de espacio para aterrizar, juntar unas muestras e irse es un desperdicio de energía (física, psíquica, temporal).
¿Qué investigadores argentinos te abrieron alguna brecha?
Aún sin conocerlos personalmente, Oscar Uriondo y Oscar Galíndez. De este último, su desaparecida revista “Ovnis, un desafdío a la ciencia” era la médula de mis ocupaciones intelectuales durante mi adolescencia. Pero, muy especialmente, el ya fallecido Ariel Ciro Rietti, con quien me uniò un distendido conocimiento (no me atrevo a llamarle amistad), abriéndome tantas veces las puertas de su casa y sus archivos, y quien me grabara a fuego una frase que jamás olvidé: “las cosas difíciles las hacemos enseguida. Las imposibles, tardaos un poco más”.
¿Has intervenido en alguna investigación de campo con otros ovnílogos autóctonos? ¿Cuál o cuáles?
Quisiera no olvidarme de ninguno, así que cito aquellos con los que compartí más días y noches, kilómetros recorridos, debates públicos, como Alejandro Chionetti, Adalberto Ujvari, Antonio Las Heras, Luis Burgos, Martha González, Tomás Latino, Daniel Padilla, Juan Sebastián Pagano, Edgardo Fontanet. Algunos de ellos ya se han retirado, otros siguen incólumes en la trinchera.
Investigaciones de campo, decenas. Y si tuviera que señalar el caso que más me ha atrapado, es el que conocemos como “Caso Colonia D’Elía”, donde a la aparición en la zona de OVNIs se sumó la de un “hombre lobo” (?) visto por todo una familia y, cuando estuvimos presentes en el luiar, nuestro equipo fotografió, entre la maleza, un ser de aspecto reptiloide, bípedo, aparentemente vestido con una túnica. Todo ello acompañado de fenología paranormal vivida por nosotros.
Para mí fue sumamente importante porque la fenomenología allí ocurrida durante años marcaron una bisagra en mi paso de la “ufología materialista” a una más “metafísica” (en el estricto sentido etimológico de la palabra). Recordemos que desde 1988 hasta bien entrados los 90 en esta estancia de Salto, Uruguay, una familia, de apellido Tonna fue testigo frecuente de sobrevuelos y aterrizajes ovni que, incluso, destrozaron arboledas del lugar. Comenzaron a producirse verdaderas peregrinaciones de entusiastas, algunos de los cuales comenzaron a relatar verdaderas sagas de contacto, así como apariciones que tenían más de religiosas que de extraterrestres, como las del padre Pío de Pietralcina. También, se produjeron remisiones espontáneas de graves enfermedades y cambios espirituales marcadísimos en muchos visitantes. Pienso que aquí tenemos un apasionante ejemplo de la componente paranormal del fenómeno OVNI, y me pregunto si estos objetos provocaron todo eso en esa gente, o porque esa gente llegó con esas cargas emocionales al lugar atrajeron a los OVNI.
Con referencia a dos casos me gustaría conocer tu opinión: caso Gaboto o de la vaca voladora y Caso Vidal.
El primero de ellos no lo he profundizado, y nunca me ha gustado hablar de lo que no conozco. En cuanto al segundo, existe una tendencia racionalista de algunos colegas que cree haberlo explicado como la estrategia proporcional de una pésima película argentina de los años 60 (“Che, OVNI”). No me termina de convencer, y quiero dar mis argumentos. No, no me corresponde gran mérito, no fue el resultado de una empolvada búsqueda por cinematecas de coleccionistas. Sólo una ¿casualidad?. Cierto día, dejé de trabajar temprano (alrededor de las 23:50) en mi computadora, me preparé un café y, mientras me disponía a dormir temprano, eché mano al control remoto del televisor. ¿Discovery Channel?, ¿National Geographic Channel?, ¿The History Channel?. Pero, ¿qué suponen ustedes?. ¿Qué soy un aburrido intelectual a tiempo completo?. No; lamento desilusionarlos: creí que había una película del inefable humorista Alberto Olmedo, y me equivoqué.
Porque al sintonizar el canal porteño “Volver” (dedicado íntegramente a una retrospectiva de la añeja televisión argentina) una dislocada presentación me llamó la atención. Jorge Sobral, Erika Wallner, Javier Portales...”Esos me suenan... sólo falta que sea “Che, OVNI”, pensé.
Y era “Che, OVNI”, nomás.
Así que me quedé clavado frente al televisor porque, después de una polémica tan apasionante como la que justamente en esos días sostenían defensores y detractores de la explicaciòn racionalista, tenía que verla. Clavado y progresivamente dormido porque, debo admitirlo, la película es espantosa. Incoherente. Ni con la mejor intención “de culto” (y eso que no hago asco a las películas de Ed Wood), ni en el contexto “kitsch”, y “hippie” de los “happenings” de fines de los ’60 puede digerirse. En fin, que la crítica hizo bien en destrozarla. Eso sí: impagable la interpretación de Jorge Sobral del tango “Mi Buenos Aires querido”. Palabra de porteño.
Pero es claro que no la vi por afán cinéfilo sino ovnilógico. Y en este sentido me divertí un montón.
Porque querer relacionar el caso Vidal con semejante bodrio va más allá de cualquier estómago. Es tan improvisada y lamentable que quedan en claro dos cosas: (a) que en esos años en nuestro país sobraba dinero para producir cualquier cosa “artística”[1]; y (b) es perfectamente posible escribir, filmar y editar ese engendro en menos de un par de meses. Pero esto no es lo importante.
Lo importante es que la única relación entre el episodio y el filme es que en éste, como ya se dijo, una pareja es “secuestrada por un OVNI” en una ruta de Buenos Aires y aparece en las afueras de Madrid. Si el caso fue un “bulo” promocional, ¿por qué no hacerlo aparecer en Madrid en la versión periodística, o, en el filme, en México, como cuenta la especie?. Y aquí se acaba toda relación: no hay bruma que envuelva al auto, no hay marcas de quemaduras en éste... lo más importante: no es ni siquiera el mismo tipo de automóvil, algo sobre lo que Rubén Morales escribe: “Véase que ya en la imagen del afiche, la ilustración del auto se corresponde bien con un modelo Peugeot. Es muy probable que esa marca auspiciara el filme, ya que en el mismo aparecen Peugeots de manera reiterada, y es el vehículo que utilizan los protagonistas principales.”
El auto del caso Vidal es un Peugeot 403. Como todos sabemos, cuando se facilitan rodados para un filme, los créditos son destacados. En “Che, OVNI”, no sólo no aparece el agradecimiento a Peugeot, sino que el vehículo protagonista es un Peugeot 404. Es obvio que si el caso Vidal fue “construido” para promocionar la película, habrían usado esta marca (y si la firma patrocinante no hubiera querido, o si bastaba con fraguar el caso no siendo importante el vehículo, el razonamiento de Rubén vuelve a caer por su propio peso).[2]
Y si ustedes piensan que es apenas un “detalle menor” si es 403 o 404, debemos destacar que la apariencia de ambos es marcadamente distinta (el modelo 403 tiene la fuga del techo, el frente y la parte trasera redondeados, mientras que el 404 se caracteriza por ángulos rectos, especialmente en la parte trasera donde adopta la forma conocida por los viejos mecánicos de “aletas de pescado”.
El equívoco más grande es de Alejandro Agostinelli, quien en su artículo refutatorio, creyendo haber encontrado la clave de todo el fraude escribe “La película detalla que un cantor de tangos en plena noche, mientras hacía dedo, es recogido en un Peugeot 403 tal como el Caso Vidal, por una hermosa rubia.”. ¡Error!. ¡NO es un Peugeot 403!. O la fuente de información de Alejandro fue el director cinematográfico Uset y con los años el pobre hombre padece amnesia senil, o el refutador periodista fue a otra fuente... evidentemente mal informada. Por carácter transitivo, ¿cómo aceptar entonces este andamiaje de desinformación?.
De los ovnílogos que aún permanecen fieles a la HET, ¿a quiénes lees con respeto, es decir con confianza en que lo que dicen lo han verificado a su sano entender?
Al colectivo brasilero de Revista UFO, “Juanjo” Benítez, Stanton Friedman, Ignacio Darnaude – Rojas, Luis Burgos, pero igualmente sigo puntillosamente a mi amigo Scott Corrales y leo y releo siempre a Jacques Vallée.
Comenzaste como investigador OVNI, y poco a poco pareces haber ido inclinándote hacia cuestiones más metafísicas. ¿Por qué?
Es sencillo. Si alguien repasa mis primeros, inexpertos años, verá que formaba parte del inevitable pelotón de "tuercas y tornillos", es decir, de quienes sostenían que los OVNIs eran definitivamente vehículos extraterrestres (y sólo eso), una proyección de nuestra propia evolución tecnológica. Los años, la casuística y, sobre todo, las reflexiones, me fueron induciendo a aceptar que la hipótesis mecanicista presentaba enormes vacíos. Buscando, me acerqué primero a la Parapsicología, la más ortodoxa y metodológica, con curiosidad casi hierática comencé a ahondar en textos espiritualistas y esotéricos, para no sólo darme de narices con muchas de las respuestas sino también (que no es menor) sentido a mi propia vida. Luego, me dije que si quería progresar, tenía que dedicarle el mayor tiempo posible, de modo que abandoné estudios universitarios formales (también, trabajos formales, novias formales, amigos formales...) y me volqué de lleno a la investigación y ejercicio de estas disciplinas. Pero nunca pude alejarme demasiado de mi primer "amor", la Ovnilogia, de modo que muchísimas investigaciones, de campo o de escritorio, siempre volvían sobre ello. Así, defensor a ultranza de la hipótesis de inteligencias extradimensionales o de universos paralelos que nos visitan (además de visitantes también extraterrestres, seguramente más esporádicos) volqué mis conclusiones en ensayos como "Chamanes de las estrellas" (que compila algunos estudios sobre la procedencia ultradimensional de estos objetos), "La hipótesis de abducción como iniciación esotérica) y también, por qué no, en mi libro "Ovnis sobre las Torres Gemelas", escrito en colaboración con mi colega y buen amigo Tomás Latino, y donde la reunión de evidencia documental de la presencia de objetos dirigidos inteligentemente durante el atentado al WTC es la excusa para, una vez más, introducir la Hipótesis Extradimensional.
¿ Eso te ha acercado o alejado de tus colegas?
No estoy pendiente de ello, peor si tuviera que esbozar una percepción intuitiva, que no certeza, diría que muchos colegas siguen mis escritos y comparten mis puntos de vista casi, casi, desde lo clandestino, pero en esta Ovnilogia pacata y pseudo burócrata con ínfulas de jerarquización institucional y aplauso mediático (que tal es buena parte de la Ovnilogia argentina) llaman "investigación seria" a la exhibición de posturas no comprometidas y tibias afirmaciones, eso sí, abundantemente provistas de un vocabulario excesivamente aburrido y pseudo técnico, que, claro, suena científico. ¿La prueba?: muchos son "amigos" a través del correo privado y en charlas personales, pero hacen mutis por el foro cuando en cualquier ídem (foro) critican -lo que está bien- mis teorías y me cubren de insultos -lo que no está tan bien- Pero sí, ciertamente, un grupo pequeño no teme exponerse al descrédito por llamarme su "amigo" y citarme.
Si tuvieras que citar una casuística que señalarías como prueba fehaciente de tus opiniones, ¿cuál citarías?
El problema de sostener una teoría sobre algún pretendido "caso perfecto" es una falacia, pues no habrá ninguno que lo sea, en tanto y en cuanto, por un lado, los testigos sean humanos y por otro, haya decidida intención de los escépticos de refutarlo con explicaciones convencionales. Creo mucho más sólido sostener una opinión por lo que yo llamo la "atmósfera general de la Ovnilogia", es decir, sumando el contacto personal con los testigos (siempre escaso en el universo ovni lógico) la lectura de los investigadores de las más disímiles vertientes y la reflexión sobre el panorama más amplio posible del fenómeno. Creo que está bien que algunos investigadores ponga su lupa sobre cada testimonio, cada caso. Creo que está mejor alejarse unos metros y contemplar el conjunto.
¿Y en cuanto a casuística argentina?
Varios casos, en mi humilde opinión, son verdaderos “clásicos”, no sólo de la ufología argentina sino de la mundial. A pesar que algunos colegas aplican otros criterios, yo priorizo tres. O cuatro, si me apuran, a saber:
El “caso Trancas”. El 21 de octubre de 1963 toda una familia radicada en la villa de Trancas, en la provincia de Tucumán, gente, por demás, con estudios terciarios y vinculada a miembros prominentes del Ejército Argentino, sufrió durante una larga noche el asedio de un grupo de naves y sus tripulantes estacionados sobre una vía férrea cercana a su domicilio, al punto de ser atacados con haces coherentes de luz y calor impidiéndoles asomarse al exterior de la vivienda.
El Caso Bariloche, el acompañamiento a un avión comercial de línea el 31 de julio de 1995 cerca de la turística villa de la provincia de Río Negro.
El Caso Decepciòn, cuando el 3 de julio de 1965 un objeto descendió sobre la base militar homónima en la Antártida y fue no sólo fotografiado por el personal técnico y militar, sino también detectado por los magnetovariómetros, lo que hablaba a las claras de cuerpos físicos autopropulsados que generaban intensísimos campos electromagnéticos.
Espiritualidad o religiosidad ¿Por qué?
Espiritualidad, jamás religiosidad. Porque no existe religiosidad sin dogmas, sin "tabicar" la búsqueda espiritual, sin imponer caminos marcados por otros, quizás útiles para ellos pero no necesariamente para mí. Me gusta sentirme un francotirador solitario de la espiritualidad. Porque si bien "religión" es una cosa e "iglesia" otra (o debería serlo), a la larga toda estructura religiosa se institucionaliza. Bienvenida la atomización de la búsqueda, la sublime anarquía irreverente de pensar lo que se quiera y respetar en los demás ese mismo derecho.
En tu libro "Ovnis sobre las Torres Gemelas" te introducís en la cuestión Illuminatis. ¿Eso te ha traído algún tipo de problema?
No, y es lógico. En primer lugar, mis trabajos, más allá si son profundos u originales, son apenas una gota de aceite en el mar de la desinformación en que flota el tema Illuminati, especialmente en su aspecto más ríspido, la supuesta conexión de éstos con inteligencias extraterrestres. Y en segundo lugar, si algo me pasara, ¿no sería la certificación absoluta de que tenía razón?
Pero, ¿no resulta un poco sensacionalista afirmar que durante esa tragedia hubo extraterrestres presentes?
Vayamos por partes. En primer lugar, yo no escribí que hayan sido necesariamente “extraterrestres”. He hablado de objetos voladores dirigidos inteligentemente, que es otra cosa. Por cierto, mi amigo y colega Tomás Latino –que me acompañó con las investigaciones previas que llevaron a escribir este trabajo- sí sostiene que seres no humanos estuvieron “monitoreando” este atentado, bisagra en la historia contemporánea de la Humanidad. Lo que he reflejado en el libro han sido tres hipótesis explicativas: la del monitoreo extraterrestre propuesta por Tomás, la de que se trataba de objetos teleridigidos vinculados a esos “illuminatis” (los verdaderos responsables de este “autoatentado”) que controlaban que todo se desarrollara tal como estaba planeado (y la posibilidad que esos objetos sean producto de “ingeniería inversa” obtenida a partir de “verdaderas” naves no humanas) y la tercera, la hipótesis parapsicológica, que postula que lo visto es una materializaciòn arquetípica del inconsciente colectivo. Fue la primera vez que, en vivo y en directo, millones de personas asistieron a cada acto del drama, al momento mismo de la muerte de tanta gente. Es más, existen evidencias científicas que a nivel subliminal la consciencia global de la humanidad había anticipado eventos trágicos en las veinticuatro horas previas a que ocurrieran.
Pero, de cualquier manera, todo esto es un intento de explicación. El hecho irrefutable, como demuestro en mi libro, es que los OVNIs estuvieron allí. ¿Sensacionalista?. ¿Tendencioso?. Por favor, ¿qué culpa tengo yo que hayan estado?. Lo irresponsable sería, sabiéndolo, no difundirlo. Ahora bien, como ya he dicho, si naves extraterrestres, sondas de monitoreo “Illuminatis” o fenómenos parapsicológicos, que cada uno saque sus propias conclusiones.
Dejemos algo en claro: el origen de las evidencias. No se trata que alguien me haya pasado subrepticiamente un sobre con fotografías por debajo de la puerta. Menos, aún, se trata de canalizaciones telepáticas. No. Es lo que estaba ahí, en televisión, que todos miraron pero pocos supieron ver. El hecho es que Tomás, como buen investigador e intuyendo que lo que estaba ocurriendo sería crucial para comprender olos años siguientes, comenzó a grabar en su isla de ediciòn de videos lo que todos los canales de televisión, por cable y abiertos, de Argentina, estaban transmitiendo en directo. Recopiló, en total y durante veinticuatro horas, más de cien horas de video. ¿Advirtieron ustedes que a partir del 12 de setiembre, hubo un sinnúmero de ángulos, de tomas, de perspectivas que vimos en vivo pero que jamás volvieron a ponerse al aire y que, desde entonces, son las mismas pocas imágenes las que siempre se repiten?. Eso, porque en las imágenes censuradas a partir del 12, aparecían ovnis. Asi que mi única fortuna es tener un amigo y colaborador que grabó absolutamente todo, incluso (y especialmente) lo que luego nunca se volvió a ver, y sobre ello hicimos nuestros análisis.
¿Qué opinas de las mutilaciones de ganado?
Sólo he estudiado la "oleada mutiladora" del 2002 en mi país, Argentina. Por lo tanto, no puedo generalizar mis conclusiones a TODAS las mutilaciones. Pero esas sí las he estudiado en profundidad. Lo que me ha permitido arribar a algunas conclusiones, fundamentadas en los trabajos que he publicado oportunamente:
a) que la "oleada mutiladora" de 2002 en Argentina fue absolutamente atípica, y en nada correspondiente -ni en etiologías ni en consecuencias- con las habidas en distintos momentos en otras partes del mundo.
b) que esta oleada fue gestionada no por inteligencias extraterrestres o extradimensionales, sino bien terrestres, tal vez vinculadas a servicios de inteligencia, con dos fines específicos:
1) enmascarar los efectos colaterales no deseados tardíos de experimentos de guerra bacteriológica llevados a cabo en nuestro país durante la década del 80 por organismos oficiales y laboratorios extranjeros más el concurso y asistencia militar norteamericana.
2) desviar la atención de la opinión pública de un "pico" excepcional de apariciones OVNI que se produjo en ese año (y que se había podido anticipar con estudios estadísticos) vinculando un fenómeno que luego sería explicado con causas "naturales" (la depredación de un cómico roedor) con este otro que, por carácter transitivo, también se vería desconsiderado.
Huelga aclarar que a la mayor parte de mis colegas estas investigaciones les cayeron como un golpe bajo, pues, naturalmente, algunos parecían necesitar la explicación extragaláctica.... En ese sentido, y ampliando el comentario a todas las mutilaciones de ganado extrañas que se vienen registrando, hago una observación: una civilizaciòn tan avanzada como ésta, capaz de atravesar el cosmos para visitarnos, ¿necesita amputar unos órganos por aquí, otros por allá, para sus necesidades?. ¿No resulta más obvio que, simplemente, “abduzcan” un cierto número de animales y los recreen en alguna granja cósmica para hacer con ellos, y su prole, lo que deseen?. Creo que aquí estamos necesitando otras hipótesis explicativas, aún más extrañas tal vez que la extraterrestre. Y me pregunto si tratar de eplicar todos estos fenómenos inusuales desde la óptica de cosmonautas interplanetarios no es más que otra lectura que hace la sociedad de un momento cultural, éste, donde los viajes espaciales son cotidianos.
Distingamos los verdaderos escépticos, en el sentido filosófico de la expresión, de aquellos a quienes yo llamo "panrrefutadores militantes", una especie digna de psicodiagnóstico. Parecen saber de todo, porque todo critican (por eso lo de "pan"). Parte de supuestos -por ello, refutadores, no escépticos- y militan activamente en atacar a los cultores de estas disciplinas, lo que me parece patológico: si a mí no me gusta el fútbol, no dedicaría un minuto de mi vida a inscribirme en listas de correos de fanáticos del mismo para demostrar sobre la tontería de 22 señores adultos corriendo detrás de una pelota... simplemente, me dedico a lo que sí creo, me interesa, me apasiona.
Pero aun si me detuviera a preguntarme sobre esos ataques, diría que más allá de discusiones sobre las raíces y los destinos que buenos o mal intencionados cultores han dado a estas paraciencias, preocupa observar como muchos ovnilógos sufren erupciones cutáneas cuando algún periodista despistado les pregunta sobre los signos zodiacales, así como algunos espiritualistas de cuño fruncen el ceño si la pregunta que les dirigen apunta a las motivaciones de los extraterrestres. Es obvio, natural y respetable que cada apasionado de cada una de estas vertientes busque centrar su atención en consideraciones que no salgan del tema que domina; empero, es peligroso no advertir que el problema no está en si la Ovnilogia es más “científica” que la Parapsicología o ésta que la Astrología sino que, respetando el disenso y el espacio intelectual vital de cada uno, todos estamos hermanados por una lucha y una misión en común: aportar un grano de arena en el cambio de modelos colectivos de pensamiento (paradigmas) que este particular momento histórico enfrenta a dos concepciones de la realidad.
Tienes un entusiasmo particular por los fenómenos que se dicen ocurren en la localidad de Capilla del Monte y su mítico cerro Uritorco, en la provincia de Córdoba
No se dice que ocurran fenómenos. Los fenómenos sí ocurren. Yo he sido testigo, pero eso es lo menos importante. Lo que cuenta es que, por ejemplo, he sido testigo de lo que le ocurre a los demás, ya que me da la posición inmejorable de observador y analista. Y más allá de apariciones OVNI -que tal vez no sean más significativas, cuantitativamente hablando, que lo que ocurre en muchos otros lugares del planeta- lo verdaderamente apasionante del lugar es que reúne lo que para mí son las características de lo que llamamos "portal": para decirlo un poco poéticamente, el lugar donde el velo entre Esta Realidad y Otras Realidades se hace tan tenue que, episódicamente, desaparece. Precisamente, en "Al Filo de la Realidad" he relatado un buen número de sucesos donde no sólo la localidad serrana es lugar de fenomenología paranormal sino, lo que es para mí más importante, esa fenomenología impacta y modifica irremediablemente la vida de sus involuntarios protagonistas...
¿Crees que existe allí la ciudad subterránea de Erks?
Einstein decía que la cualidad de un científico es poner en duda durante el desayuno aquello en lo que creía firmemente durante la cena de la noche anterior. Debe ser en lo único que me parezco al genio, y me alcanza. Alguna vez no creí que esa ciudad existiera, todo producto de la mitomanía y el delirio contactista. Sigo sin aceptar que exista físicamente, pero hoy sospecho que toda la zona es un “portal” a otros planos dimensionales, como ya dije y en esse sentido, es posible que “del otro lado” haya algo así como lo que en nuestro paradigma entendemos a las ciudades.
Hablemos un poco del continente enigmático: la Antártica . Desde todo lo escrito sobre la presencia nazi en ese lugar, que podría resumirse en la frase triunfal del Almirante Dönitz, que estaba al mando de la flota de submarinos del Tercer Reich y que transcribo seguidamente
"Die deutsche U-Boot Flotte ist stolz darauf, daß sie für den Führer in einem anderen Teil der Welt ein Shangri-La gebaut hat, eine uneinnehmbare Festung“,
y cuya traducción fiel es: "La flota alemana de submarinos está orgullosa de haber construido para el Führer, en otra parte del mundo, un Shangri-La, una fortaleza inexpugnable", hasta el descubrimiento del lago de agua dulce bajo la capa de hielo de la zona oriental que ha cautivado al mundo científico, existen infinidad de relatos de actividad ovni en dicho continente, e incluso de intervenciones militares con claros objetivos de tapar la información o de utilizar conocimientos brindados por entidades biológicas extraterrestres. Asímismo, me interesaría que amplíes el campo de esta pregunta a los avistamientos acaecidos durante la Guerra por Malvinas entre Argentina e Inglaterra. ¿Qué nos podrías informar al respecto?
Dividamos ambos temas. Asociar el tema OVNI al de aeronaves secretas desarrollada spor el Tercer Reich no es un tópico original. Y sí creo que las mismas se experimentaron en forma de prototipos, aunque no al extremo, como sostienen ciertos autores, de lograr el vuelo interplanetario. Y es claro que los nazis trataron de establecer ese “Shangri – La” (la elecciòn del término por Döenitz no es ociosa, porque revela la fusiòn entre el esoterismo nazi y el tibetano) en la Patagonia o Antártida, pero sospecho que no lo lograron. Sin embargo, hay piezas que merecen ser aún investigadas: recuerdo que nuestra revista digital “Al Filo de la Realidad” fue uno de los primeros medios hispanoparlantes en difundir no sólo el entonces reservado proyecto de “La Campana” –que se supone un tardío esfuerzo para generar un sistema energético revolucionario- sino que algunos elementos del único prototipo desarrollado sobre fines de la Segunda Guerra Mundial fueron traídos a Argentina.
Por otro lado, creo que es importante ser muy cuidadosos en este terreno: la fascinaciòn de la conquista espacial y los experimentos secretos en ese sentido pueden, inadvertidamente, transformarse en un arma propagandística neonazi.
Que en primer lugar no lo llamaría “caso Roswell argentino”, en tanto y en cuanto Roswell ilustra un “ovnicrash”, o precipitaciòn de un OVNI a tierra, y ello no ocurriò en el caso Bariloche, al cual ya me he referido. Pero sí sostengo que hemos tenido un “Roswell propio”, es el “caso Salta”, el 17 de agosto de 1995, donde centenares de personas observaron un objeto luminoso de comportamiento errático que bterminó estallando y sus restos cayendo en lugares casi inaccesibles de la Cordillera.
¿Has atravesado una noche oscura del alma? ¿De ser así, cuándo? ¿Qué valores abandonaste en esa coyuntura de tu vida? Cómo te sentiste cuando la superaste?
Dos. A los 24 años, cuando me pregunté si no era hora de abandonar toda esta temática para ser más armónico con el Sistema. Regalé y vendí mi biblioteca de casi 1.000 volúmenes. Me enfoqué al periodismo y la enseñanza de artes marciales. Duró tres meses. Y regresé. La segunda, dos años atrás, en plena crisis matrimonial con la cosa culpógena de pensar en dos hijos y una esposa que podían sentirse "avergonzados", en una sociedad retrógrada como en la que vivo, de su padre - esposo parapsicólogo y esoterista. Esa vez, en vez de desprenderme de una biblioteca, me desprendí del matrimonio y hoy vivo plenamente con hijos orgullosos de lo que hace su padre y la satisfacción de haber descubierto que hasta uno puede ser "enturbiado" por el entorno.
Uno de tus libros se titula "Extraterrestres en el pasado argentino". Deduzco que sos entonces un defensor de la teoría de la visita de seres no humanos en la antigüedad de nuestro planeta. ¿Qué opinión te merece Erich Von Däniken?. En la Argentina, ¿a qué referencias aludirías como ejemplo de esta tesis? ¿Qué tipo de signos o símbolos han quedado de estas paleovisitas extraterrestres en grabados, testimonios, costumbres , etc.?
Es casi un deporte pegarle a los patriarcas. En Argentina, eso pasaba con Fabio Zerpa, yo confieso mi pecado de adolescente de haber sido parte también de esa "cruzada" inquisitorial con quienes acusábamos de "comerciar con la Ovnilogia" (que desde ese fundamentalismo de principiante, veíamos casi como una religión sacrosanta). Y lo mismo pasa con Däniken. ¿Qué estudioso de la Paleoastroarqueología no comenzó leyendo sus libros?. ¿Quién no se emocionó con "Recuerdos del Futuro"?. Más allá de sus inevitables errores -inevitables por nuestra naturaleza humana- es alguien a quien, creo, le debemos mucho. En primer lugar, haber encendido la llama sagrada.
En cuanto a los hallazgos en el territorio nacional, no tienen la magnificencia de los que podemos señalar en otras latitudes, pero aportan lo suyo. Las cerámicas de los calchaquíes, en el Noroeste, que ilustran en muchos casos objetos discoidales volando sobre personas en clara actitud de asombro. O las leyendas guaraníes, como la del “Pombero”, un ser pequeño, rubio, que se desplaza en el aire aferrado a una vara luminosa, también conocido como “Yacíyateré”. En la etimología de sus nombres hay un gran secreto. Porque “Pombero” significa “salido de una campana achatada”., y ¿acaso un ser saliendo de una “campana chatada” no nos hace pensar en un OVNI?. Y “yaciyateré” significa “el salido de la luna que cae”, lo que me exime de todo otro comentario. También, las crónicas de Pedro Sarmiento de Gamboa, conquistador español que en las costs de la Patagonia durante susw viajes describiò el vuelo de objetos luminosos de manera rasante. O las pictografías de Cerro Colorado, en la provincia de Córdoba, que muestra extraños seres junto a naves discoidales en clara actitud de despegar.
Cuentame sobre tus referentes. ¿Reconoces algún tipo de influencia sobre tu estilo literario?
Dos, Borges e Ignacio Darnaude Rojas. Pero tanto he deglutido literariamente que sin duda soy injusto al no mencionar decenas de plumas, hoy enmascaradas en mi prosa por el tiempo y mi mala memoria.
Como todos sabemos que te autodefinís como políticamente incorrecto, te pregunto: esa tu "cualidad" ¿te ha restado oportunidades? ¿Recuerdas alguna oportunidad en que fue tu tabla de salvación?
Jamás me ha sido funcional y sí problemática. O, cuando menos, me ha hecho perder oportunidades económicas, mediáticas, académicas. Me fui de la Facultad de Psicología dando un portazo por discutir demasiado con los docentes, en la ciudad en que vivo, Paraná, Entre Ríos, Argentina, la Iglesia local hasta ha llegado a sermonear desde el púlpito en mi contra, me han censurado en medios periodísticos, dos veces me han levantado compulsivamente programas radiales por mis declaraciones y eché con cajas destempladas a referentes políticos que se me han acercado para sumarme a sus filas. Y volvería a recorrer todos y cada uno de esos pasos.
¿Cómo te sentís al ser casi un profeta en tu tierra?
No creo serlo en absoluto y aún si lo fuera, me resultaría indiferente. Por cierto: tengo una útil indiferencia a elogios o críticas.
Qué sentís cuando te das cuenta que también sos reconocido en el exterior?
Con todo respeto, lo mismo que si soy reconocido en el “interior”. No padezco el cholulismo social y hace tiempo que aprendí a mirar la Tierra sin líneas punteadas.
Ufólogos admirados
Una larga lista, temo que puedo dejar a varios fuera por lo que no mencionaré a ninguno. Además, "ufólogos" es una reducción absurda: admiro personas, gigantes intelectuales, espíritus tesoneros, prosas brillantes, pensamientos audaces y controversiales, gente que se juega por sus pasiones.
¿No te cansas de escribir?
Debería?
¿Cómo haces para abarcar tanta cantidad de actividades? ¿Hiperactividad obsesiva?
Curiosidad obsesiva que sólo metabolizo a través de todo lo que hago, más bien. Mis amigos dicen que algún día mi curiosidad me llevará a la tumba. Para ocupar mientras tanto el tiempo, escribo y reflexiono. Y el hecho de sentirme un elegido: fuera de mis hijos, dos son las cosas que más amo de la vida: ser un trashumante e indagar en lo paranormal, y a eso me dedico a tiempo completo. Cuando a mi alrededor pasan tantas personas preocupadas por su empleo, su hipoteca, su obra social, la pelea con los vecinos, no puedo evitar una sonrisa triste. Hay “otra forma” de encarar la vida, pero parece que no es muy popular.
Cuál es la receta para hacer todo bien y hasta, incluso, magistralmente?
No sé, pero no te preocupes; cuando encuentre a alguien que así lo haga, le pregunto de tu parte.
¿Qué te saca de quicio?
La mediocridad.
¿Qué cosa en una mujer te enloquece, para bien?
La delicada alquimia entre inteligencia y sexo.
¿Qué cosa en una mujer te enloquece, para mal?
La mediocridad.
Un ideal
Respecto a mi vida, es muy taoísta: que nada perturbe este fluir del wei wu wei. Y por lo demás, alcanzar a responderme unas cuantas preguntas.
[1] Mi padre solía contarme que en esos años los editores recorrían los bares “intelectuales” de Buenos Aires (La Paz , La Giralda , La Ópera, el Tortoni) a la búsqueda de escritores a quienes publicarles. Todavía sigo resentido con mis progenitores por no haberme parido, digamos, unos quince años antes.
[2] Todo esto sin entrar en detalles como que los escépticos parecen tener más de una verdad al mismo tiempo para explicar el caso: mientras Agostinelli insiste con “Che, OVNI” —él mismo admite que algo casi musitado entre dientes por Uset, a quien fue difícil entrevistar en la entrevista de Giménez reconoce implícitamente que apenas cruzó unas palabras quien por otra parte luego no parece estar muy seguro de si ellos inventaron el caso o “tomaron una versión que ya la gente comentaba”— fue Peter Rogerson en “Notes to a Revisionist, History of Abduction (Part 4): Recovering the forgotten records” (Magonia Nº 50, septiembre de 1994) quien informó que en la ciudad de Buenos Aires le confirmaron que el caso había sido toda una mentira para ocultar y así justificar los días de desaparición de la Sra. Vidal mientras estuvo internada en un psiquiátrico. Así que si hay más de una “verdad” para explicar este caso, entonces, ¿por qué no señalar que seguramente ambas son falsas?
3 comentarios:
Hola Mir, gracias por esta entrevista a Gustavo Fernández, sin duda una de las personalidades más lúcidas, coherentes y responsables en este campo de conocimientos en el que lamentablemente estas cualidades no suelen abundar. saludos, (Beto Maffei)
Hola,a pesar que no te conozco me di cuenta cuan inteligente sos por tus preguntas y con respeto a Gustavo ( quien conozco personalmente)no me asombra con que sinseridad y seguridad contesta todas tus preguntas y me hace admirarlo aun más por defender tanto lo que le apasiona,comentario al margen EL CAMBIO MI VIDA PARA BIEN,nuevamente gracias y de ahora en más soy una nueva lectora tuya,saludos
Gracias a su entrevista he podido conocer mejor a Gustavo Fernández y tambien obtener referencias de sus libros. Hace unos 7 años que leo con curiosidad "Al filo de la realidad".
Cordial saludo desde Bogotá-Colombia.
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