Las crónicas escatológicas cunden por doquier. 
*Los femicidios llevan 
la delantera. Los hombres han decidido que dialogar, convencer, acordar 
no son herramientas que les sean propicias y motu proprio deciden 
asesinar a la mujer antes que elegir salidas civilizadas.
 * Los incidentes con animales se destacan en un segundo nivel, siendo 
indicativos de la crueldad a la que el hombre ha llegado con esos pobres
 indefensos que normalmente le regalan lealtad sin límites.
 * Las páginas de policiales de los diarios o las noticias en 
radio-televisión sobre variopintos delitos, robos, secuestros, estafas 
están a la orden del día. La frutilla del postre: se revienta a palos a 
ancianos para quitarles todo lo que se pueda, característica demencial 
si las hay.
 * Los gerontes son abandonados a su suerte por sus propios hijos y 
familiares cercanos.
 * Los chicos de la calle son una grosera corroboración de la labilidad 
delincuencial futura.
 * El destrato cotidiano entre ciudadanos y vecinos es pan de cada día y
 la policía niega tener competencia en esos asuntos cuando se la convoca
 a intervenir, mentira pergeñada por la fuerza en tren de evitar 
engrosar sus tareas.
 * Las sonrisas están desapareciendo de la cara de los transeúntes.
 * La amabilidad luce guardada en la vitrina del desuso.
 * La honradez anda roja de vergüenza.
 * Es tanta la desfachatez humana que la naturaleza misma anda haciendo 
estropicios por una necesidad de equilibrar la balanza. 
Es sabido, un 
gran temporal ocupa a los seres humanos y distrae sus mentes de otros 
despropósitos sociales.
 Podría seguir in aeternum, pero ya cubrí mi cuota de decepción diaria.
MIR

