Cuando se piensa simbólicamente todo conduce a asumir que la creación es interior al Hombre. 
En el relato del Génesis,  por ejemplo, que todo lo creado sea subordinado al Hombre y que el mismo  esté situado en el centro de la creación, es un modo de decirnos  que el hombre tiene primacía metafísica sobre la creación. Y si el  Hombre tiene primacía metafísica sobre lo creado -y no una simple  superioridad externa-, lo creado no puede serle exterior. 
En dicho relato el sojuzgamiento,  por parte del Hombre, de la tierra y de todo lo que hay en ella, no se  refiere a un sometimiento exterior. No se trata de una acción exterior  de dominio a la manera de la que se ejerce sobre la materia prima en un  proceso artesanal o de la servidumbre que se impone a un animal  domesticado o del control que se opera sobre los hombres en la vida  social. Sino que alude a la reunión de todo lo creado en el propio ser del Hombre. 
La creación está subordinada metafísicamente al Hombre; por eso éste tiene, entre otras, la misión de unificar todo lo creado en sí mismo.  
Así, en definitiva, en el universo  siempre se trata del Hombre. Animales, árboles, plantas, flores,  vientos, lluvias, truenos, relámpagos, mares, ríos y montañas, son todas  modificaciones de lo humano.  
Esto remite a la enseñanza del Hombre Universal. 
Enseñanza que se encuentra en varias tradiciones, como la Kabbalah, el Islam, el pensamiento mítico y filosófico griego, y también en el budismo del Sutra del Loto  como doctrina del 'Buda Original'. Dentro del cristianismo la noción de  Hombre Universal aparece explícitamente en un autor heterodoxo como Swedenborg, pero también se encuentra en la tradición católica en la cual está claramente representada por la figura del Cristo Pantocrátor.  
Pero el Hombre Universal no es  absoluto. Por lo tanto tampoco es autosuficiente, ya que en su esencia  más íntima se fundamenta en lo divino, lo inescrutable. 
La inversión del Hombre Universal es el Anticristo.  Y uno de sus rasgos distintivos es justamente que no reconoce aquello  que lo fundamenta. Por eso se ha dicho que el Anticristo se exalta a sí mismo por sobre todo lo que es divino... 



