Mañana será otro día.
Hoy pensaba acostarme temprano.
Pero surgió esa palabra, que más
que palabra es un estado, un estado déspota, desmembrado,
donde mi rol de plebeya parece
haberme etiquetado en temas de carácter volcánico, en formas de ser incómodas
como si la incomodidad llevara mi nombre y todo viniera así, ya armado,
sin solución de continuidad.
Un acre sabor a poder
tiránico que me supera en fuerza. Hombre
al fin y al cabo, que puede contenerme. Y no.
Que puede reconocerme. Y
no.
Que puede demolerme. Y sí.
¿Dónde y cuándo me convertí en
difícil?.
Si yo me siento tan fácil como
rostro al viento.
¿Cómo y cuándo devine molesta,
incordiosa, gravosa, pesada y todos los sinónimos que quepan?.
Mejor me pinto -como él me
aconsejó- una enorme sonrisa con labial carmesí y me voy a dormir, madrugada entrada ya, para
soñar con mi alma, tan humilde, sencilla y amable que no entra en esos
adjetivos calificativos que hoy me sirvieron de catarsis.
Total, mañana siempre será otro
día.
Mir Rodríguez Corderí
2 comentarios:
Eines Tages gingen wir
vielleicht sogar wir sind
Mir
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