Salido de las raíces
de la mandrágora
Que habita mi jardín umbrío
Duende hosco y caprichoso,
Te crees con derecho a transitar
Mis desnudeces, mis cabellos
Mis monólogos,
Con ínfulas de dueño.
No sé de qué convulsa
ideación
Has llegado a creerte amo y señor
De mi ostracismo.
Lo cierto es que tu tono ronco
Afónico. Áspero
Invade mis soliloquios
Y se entreteje hábilmente
Entre mis poemas, mis
palabras
Mis piernas abiertas al desorden
De los sentidos desordenados.
Eres letal y al mismo tiempo inocuo
Eres perverso y a la
vez benigno
Consuélame saber
Que con cerrar los postigos
De mi imaginación
Devendrás, inexorablemente, duende sin más
Y podré poblar
mis optadas soledades
Sin intromisión alguna
Sin extraños ni conocidos
Que pretendan macularlas
Mir Rodríguez Corderí
5 comentarios:
Cuántas palabras hermosamente hilvanadas que al libarlas, se escurren entre mis enigmas para poblar de belleza las oscuras dudas.
Hermoso Poema hilvanado como los Poemas de Herman Hesse que dejan un resplandor en el aire, una niebla que se disuelve poco a poco, como las palabras de tu Poema. Excelente, como siempre.AA.
Gracias a Fer y a Time-Lord-2550
Solo conozco un AA que es Adolfo Araya, eres tu?
MIR
Definitivamente las palabras bien usadas vuelan en este poema y siento honor leyéndola con la mirada de un niño aprendiendo con humildad sobre el verdadero significado de una poetiza.
Las raíces de una planta misteriosa, con la que nos identificamos a veces, como complicados seres que somos.
Un abrazo
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