ENTREVISTANDO
A ROBERTO BANCHS
UN TEACHER,
UN UFOLOGO
¿Quién es Roberto Banchs?
(*) Término acuñado por Eric Berne en Análisis Transaccional
A continuación una reseña de sus antecedentes
Como lo señalé en el título es principalmente un universitario multifacético con varias acreditaciones que se ha incorporado a las filas ufológicas argentinas a temprana edad. Se presenta como un escéptico reflexivo.
Mi impresión: puntilloso, con tiempos personales muy marcados que impone desde el primer contacto. Amable y correcto, marcando distancias en cada interacción o stroke.(*) Su discurso no es precisamente apasionado, quizás resultado de la necesidad de estar en control por un lado y la exigencia estilística y lingüística por el otro.
(*) Término acuñado por Eric Berne en Análisis Transaccional
A continuación una reseña de sus antecedentes
Antecedentes
Nació en
City Bell (Pcia. Buenos Aires), Argentina. Arquitecto, en orientación Urbanismo
y Planeamiento, graduado en 1979 por la Universidad de Belgrano. Cursó en 1981
la Maestría de ciencias en Metodología de la Investigación, UB. Licenciado en
Psicología, y Doctorado en Psicología Social -summa cum laude-, en 1986,
por la Universidad Argentina J.F. Kennedy. Postgraduado en Psicoterapia
Sistémica, en 1992, y formado en Mediación, en 1997 por la Universidad de
Buenos Aires.
Durante
años ejerció la docencia universitaria en el marco de una visión antropológica.
Ha trabajado en la actividad privada, desempeñándose más recientemente en
instituciones de asistencia e investigación psicoambiental y hábitat.
A mediados
de la década del sesenta comienza a dedicarse al tema de los ovnis, a partir
del auge de la astronáutica y el espacio, para ir definiendo su línea de
investigación como una psicología imbuida por lo social.
Desde una
perspectiva racional, centra su interés en el psiquismo y la conducta humana,
mediante el estudio analítico y contextual de las experiencias inusuales.
Su
producción abarca desde el examen global de los informes sobre ovnis
(comenzando por el primer catálogo argentino de avistamientos, ensayos sobre el
desenvolvimiento histórico-cultural del fenómeno y las oleadas, la información
periodística, la valoración psicológica del testigo y su informe, etc.), hasta
el análisis específico de los casos clásicos y de alta extrañeza. No elude en
su estudio, también, la minuciosa consideración de una raíz arcaica y las
implicancias antropocósmicas -transformadoras, a nivel espiritual valorativo-
que conllevaría esta persistente presencia.
En su
opinión, los ovnis han devenido en un objeto cultural, producto de la confusión
popular que tiende hacia una construcción colectiva estimulada por hechos de
naturaleza diferente. Considera poco probable que se trate de naves
extraterrestres, pues no hay evidencias científicas comprobadas que respalden
dicha hipótesis. No obstante, alienta la posibilidad de hallar en el conjunto
de informes, indicios de algún fenómeno original y novedoso.
Por
consiguiente, mantiene un escepticismo
reflexivo, propiciando la formación e investigación científica desde
múltiples disciplinas. Sus últimos libros son Ovnis-Peregrinos del silencio
(EDAD,1991), en donde -sin adherir a ningún intento explicativo- formula el
estudio conductual y experiencial de los estímulos perceptivos desde la
teoría general de los sistemas, Fenómenos aéreos inusuales, Un enfoque
biopsicosocial (LEUKA, 1994), primera obra que una editorial universitaria
argentina dedica al problema, en la cual presenta a los ovnis como un
fenómeno eidético, es decir, con existencia social y discursiva, a la vez que
nos acerca decididamente al percipiente humano y al medio en el cual se
reportan estos sucesos; y Guía biográfica de la ufología argentina-Los
primeros veinticinco años (1947-1972) (Cefai, 2000), un condensado registro
biográfico de ufólogos y una descripción del material bibliográfico publicado
en ese período, con un anexo donde se examina el contexto social en el que
surgen los platos voladores, atendiendo la repercusión pública y periodística
que tuvieron las noticias durante 1947 en la Argentina y otros países
sudamericanos.-
La entrevista en sí
(1) ¿Qué es un ovni?
Técnicamente,
defino al OVNI como “el estímulo que origina un informe sobre la observación de
un fenómeno (objeto o luces) visto en el ámbito terrestre que, por su aspecto o
comportamiento dinámico, no puede ser identificado por el percipiente humano en
términos convencionales o conocidos”. Como notará, se trata de una rotulación
operacional, en la cual no se introducen elementos especulativos o
conjeturales, ni se suscribe a ninguna hipótesis interpretativa. Sin embargo,
popularmente, al ovni se le atribuye un significado preciso y es,
habitualmente, el de una nave extraterrestre, extra dimensional o parecido. En
síntesis, una naturaleza exótica o prodigiosa.
(2) ¿Qué no es un ovni?
Es obvio, “lo
que no es no identificado”. Está referido a un fenómeno de cualquier
naturaleza, en ocasiones presentado a la vista de los testigos de manera
inusual, que ha sido claramente identificado y reconocido.
(2bis) Observo que no captó el verdadero sentido de mis preguntas, por
lo cual me veo obligada a preguntar por descarte: ¿Pero, entonces, cuál es la
verdadera naturaleza de los ovnis? No lo sé, aunque
muchos creen tener la certeza de saberlo. Éste es el motivo de la
investigación. Si supiéramos qué son los ovnis, dejaría de tener sentido la
búsqueda. El misterio habría sido develado.
Ahora, podríamos
intentar una aproximación. El nudo del problema radica en ese porcentaje
irreductible de casos, de informes para los cuales no se encuentra explicación.
La primera dificultad –aunque salvable– es que las condiciones de observación
no suelen estar controladas experimentalmente y su irrupción suele ser
repentina, breve y no repetida.
Otra dificultad
consiste en que ese “residuo” significativo, pudiere ser de naturaleza
heterogénea. Vale decir que los informes reportados admiten diversas
explicaciones. De ahí la llamada “falacia del residuo”: atribuir al conjunto de
los informes una sola, bajo el supuesto de que hay un único fenómeno.
Acá se añade una
cuestión semántica, por cuanto el o los fenómenos catalogados como “ovnis”, se
definen por lo que no son –“no identificados”–, en vez de hacerlo por lo
que sí son. Ésta es la esencia o nudo del problema: elucidar los
informes y precisar la raíz del asunto.
(3) ¿La ufología es una ciencia?
La ufología puede
ser vista y entendida como es: una disciplina científica. No es propiamente una
“ciencia”, porque no está construida sobre un saber, un conocimiento
epistémico, aunque puede emplear o servirse de los procedimientos y
herramientas científicas. De ahí que es necesario para quienes adhieran a este
modo de acceso al conocimiento, aleccionarse sin temor en sus métodos y
técnicas. No puede invocarse a la ciencia sin valerse de sus leyes e
instrumentos.
De cualquier forma,
pudiere no ser la única vía. Por ejemplo, la fe basa su saber en la revelación.
Asimismo, combinando distintas fuentes, ciertas culturas –como se observa en
los pueblos originarios– han edificado sus sapiencias en otros paradigmas o
modelos explicativos acerca del mundo, de la realidad y de los fenómenos de la
naturaleza.
No obstante, para
nuestra cultura tecnológica, la hipótesis extraterrestre es la más
inconsistente en cuanto a las evidencias. En tal sentido, la ciencia no niega
que los ovnis pudieran ser naves siderales, viajeros en el tiempo, otras formas
de vida provenientes de universos paralelos, etc. En todo caso, quienes abogan
por estas hipótesis, o supuestos, son quienes deben ofrecer las pruebas a
favor. Se invierte la carga. Aún así, tales presunciones chocan con la
circunstancia de que ninguna de ellas está demostrada en el marco de la
ciencia, por más atrayente que resulte. Tal vez, en un futuro, el avance del
conocimiento –siempre dinámico– nos permita empezar a ponderarlas seriamente.
Mientras tanto, ingresan en el campo de la fantasía o de la especulación científica,
siendo tan válidas como cualquier otra. Quizás, en esas percepciones, pueda
avizorarse una realidad que hoy escapa a nuestra comprensión, y de la que aún
no tenemos respuesta. Esta idea es fascinante, permitiéndonos otear un cosmos
palpitante de vida.
De ahí que la
ufología podría orientarse hacia los confines del conocimiento, situada en la
disyuntiva de ampliar los límites de la ciencia, o a prescindir –en cierto
modo– de ella.
(4) ¿Qué clase de objeciones ha recibido por su vocación a reinvestigar
casos antiguos?
Ocurre algo paradojal y hasta gracioso. Las
réplicas provienen, muchas veces, de quienes sostienen febrilmente que
cualquier insondable narración, dibujo u objeto antiguo, de miles de años, es
una huella dejada por extraterrestres. Sin embargo, les disgusta que haya ido a
investigar –o reinvestigar– un caso de presuntos ocupantes de ovnis 15 o 20
años después, cuando estos mismos ovnílogos se han ocupado durante añadas en
mostrarlo como una indubitable prueba de la presencia anómala o decididamente
cósmica, por ejemplo, de presuntas astronaves en la tierra.
Es decir, proponen que dichos sucesos se mantengan
fuera de discusión, intocables, inmaculados, para que continúen respaldando
determinada teoría, conjetura o creencia.
Desde luego, las objeciones suelen revelar cierta
ingenuidad de quienes las formulan. No advierten que hay componentes
científicos y técnicos invariables a través del tiempo (exámenes químicos,
informes meteorológicos, registros del paso de transportes –sean éstos aviones,
trenes–, eventos históricos que han sido documentados, etc.).
El valor del testimonio en estos casos también ha
sido muy estudiado. La psicología experimental da cuenta cómo se modifica la
memoria en el paso del tiempo, y señala que las mayores variaciones son las
producidas en el corto plazo, apenas producido el evento. En otras palabras,
las impresiones más significativas –potenciadas por la emoción– no se alteran
sustancialmente en el transcurso del tiempo.
Inclusive, superado el trance inicial y alejados de
la sobre exposición (el acoso periodístico, la gente del pueblo, etc.), muchos
testigos se permiten reflexionar sobre los hechos que los han tenido como
protagonistas, indagar por sus propios medios y ofrecer un relato más mesurado
y realista.
En suma, está visto que las objeciones conciernen a
las conclusiones a que arribé, incómodas para quienes han preconizado su
carácter extraño sin haberlos siquiera investigado, o haberlo hecho sin método
ni pericia.
(5) ¿Cuál testimonio considera con más validez, el que se obtuvo
inmediatamente o los conseguidos 15 años más tarde?
Es innegable que no es lo mismo recordar un hecho
trivial, insignificante, como sería la percepción de una luz en el cielo, que
el supuesto encuentro con un ocupante. Sobre este segmento de casos me refiero.
La fuerza de un testimonio no se reduce al tiempo
transcurrido, sino a la solidez, consistencia y estabilidad de las
manifestaciones. Sumadas, claro, a los elementos que acrediten o abonen la
declaración. Un ejemplo: si el testigo recuerda el estado del cielo, y podemos
verificarlo mediante cartas astronómicas o informes meteorológicos, será un
buen indicio. Y también, si es posible cotejar de manera minuciosa dos o más
versiones emanadas del mismo y aún de otros testigos, podremos valorar mejor
los testimonios obtenidos.
Seguramente lo que se pierde con el tiempo es un
fragmento importante de la escena, donde acaecen los hechos: la eventual
aparición de huellas, rastros inestables, marcas delebles de una ocasional presencia.
Pero en los episodios de encuentros o contactos con entidades, el sujeto –al
que llamamos percipiente humano–, suele tener un rol protagónico, eje de la
investigación. Y es allí donde las formas de exploración psicológica, a través
del psicodiagnóstico y las entrevistas clínicas, adquieren fundamental
importancia. A modo ilustrativo, el testigo puede ser comparado a un
instrumento de medición, donde será preciso establecer la fidelidad de lo que
transmite en función de las circunstancias de la observación, de sus
capacidades intelectuales, disposición anímica y emocional, y aún de la cultura
en la que se halla inmerso y su entorno social.
(6) ¿Qué opinión tiene hoy de los tres grandes clásicos argentinos, el
caso Peccinetti-Villegas, el caso Vidal y Villa Bordeu?
Todos ellos son casos paradigmáticos, de los cuales se puede aprender mucho. En su oportunidad, publiqué los informes en el monográfico “Los Identificados”, que hoy pueden hallarse en la web (http://marcianitosverdes.haaan.com/).
A propósito de lo señalado con anterioridad, en el
primero de los citados, pude entrevistar a los testigos en 1968, apenas
producido el elaborado encuentro con varios seres y la nave, en plena ciudad de
Mendoza. Sin embargo, no fue sino hasta después de varios años cuando pude
reunir elementos suficientes para esclarecer el muy publicitado incidente, que
tuvo en vilo a toda la población argentina. En síntesis, coincidiendo con lo
expuesto por el juez J. Marzari Céspedes, pudo comprobarse la fragilidad de los
relatos y concluir que los testigos no eran hábiles como tales.
El muy difundido caso Vidal, ocurrido en la ruta n°
2, a Mar del Plata, uno de los primeros informes argentinos de tele
transportación, habría resultado un ardid publicitario del filme de bajo
presupuesto “Che, ovni” ideado por un periodista amigo de los realizadores,
según me ha explicado –muchos años después– el propio director, Aníbal Uset,
lejos de aquellos rumores imposibles de revelar en 1968, cuando se ideó el
famoso episodio del “matrimonio Vidal” (nombre inspirado ciertamente de Coronel
Vidal, localidad cercana a los presuntos hechos).
Finalmente, la presunta abducción de un camionero
ocurrida en 1978, en Villa Bordeu, inmediaciones de Bahía Blanca, tuvo también
ribetes espectaculares. Muy pronto advertí ciertos indicios sobre una probable mistificación,
y tracé varias hipótesis convergentes, las cuales di a conocer de inmediato. A
cambio, recibí palabras descomedidas, hasta llegar a exabruptos que no
respondí. Se estaba haciendo un gran negocio. Con los años, hasta los
profesionales –médicos y psicólogos– que participaron inicialmente, se
mantuvieron en silencio, y aún los que lo habrían defendido, terminaron
desestimando el valor del testimonio, la fragilidad del caso y reconociendo sus
propios errores, tanto en algunas primigenias opiniones como en las pruebas
administradas.
¡Ciertamente! Mi informe, por cierto detallado,
explica sin fisuras todas las alternativas del caso. Considero haber llegado a
un punto final. La polémica la creo agotada. Los argumentos de Galíndez
debieran haber enriquecido estos debates, ser un motor del pensamiento, pero
llegan tardíos y parciales.
En mi opinión, el amigo Galíndez arguye una
extensa, enredada y débil defensa del caso, dándome la impresión de estar
fundados en motivos afectivos. En rigor, intenta una defensa de las
aproximaciones del caso efectuadas tiempo atrás por su padre Benjamín y el
amigo M. Astorga, excelentes personas e investigadores, y de su posterior y muy
difundido artículo –escrito hace más de 35 años– reproducido en variadas
publicaciones ufológicas.
Por más que reniegue, sus artículos se han basado
en sólo un testimonio, justamente el que produce la más embellecida narración
de los hechos. Cualquier ufólogo que actuare con imparcialidad, por citar unos
ejemplos, observaría al menos una discrepancia en los testimonios (algo normal,
frecuente, tratándose de testimonios múltiples), y no le hubiera pasado
desapercibido el movimiento de tropas militares esa misma noche por la zona.
Es positivo que la publicación de mi informe lo
haya impulsado a entrevistarse con todas las hermanas Moreno, aunque no lo haya
logrado. De haberlo hecho, quizás hubiera apreciado las inocultables
diferencias testimoniales y de opinión. Lo negativo es no haber escuchado, pese
al ofrecimiento, las grabaciones completas de mis entrevistas a todas las
hermanas y a otros testigos, y sin embargo no vacilar en prejuzgar cómo fueron
realizadas. Una lástima. Evitó las pruebas. La verdad es urticante.
(8) ¿A quiénes rescata actualmente en el campo de la investigación
ufológica argentina?
No estoy muy familiarizado con el desarrollo de la
investigación actual, pero destaco a todos aquellos que se han vuelto más
tolerantes, que no han levantado barricadas frente a quienes no piensan igual.
A quienes entienden que “investigar” es tratar de poner en claro lo que no se
conoce, en vez de partir de que el ovni es algo conocido. Que entienden que la
ufología no debe ser convertida en un dogma. Sino, en un desafío a nuestra
ignorancia.
(9) En este tema ¿quiénes son sus referentes a nivel mundial?
Los innovadores. Ajenos a la ufología propiamente
dicha, Carl Jung, Thomas Kuhn, Paul Feyerabend, Konrad Lorenz, y muchos otros
que moran en mi biblioteca y que marcaron un rumbo en mi investigación. En
ufología, Aimé Michel y Jacques Vallée, por citar dos de los más notables.
(10) ¿Con qué palabras aconsejaría a un joven apasionado por los
ovnis, pero que ya está convencido de que somos visitados por naves
extraterrestres?
No se puede enseñar nada a una persona, sólo se le
puede ayudar a encontrar la respuesta dentro de sí mismo, decía Galileo
Galilei. Pero habrá que ver qué será capaz de escuchar, según sus expectativas.
En cualquier caso, proponerse desentrañar las dudas y replantear las certezas,
sería un buen comienzo. Un excelente ejercicio de la razón. Siguiendo el
adagio: teniendo la mente abierta, pero no demasiado, no sea cuestión de caerse
por ella.
Hace varias décadas, yo mismo empecé como un
buscador de pruebas de naves extraterrestres, y –con los años– me transmuté en
un buscador de la verdad, cualquiera fuera ésta. En tal sentido, la realidad
resulta más interesante que la fantasía, aunque no siempre acompañe al
deseo ni cause igual fascinación. A fin de cuentas, cada uno trazará su camino
y creerá en lo que más le apetezca.
En mi caso personal, el anclaje con la realidad
estaba bien definido: mi primer trabajo de investigación, allá por 1966,
consistió en reunir informes o casos sobre falsas interpretaciones. Y el
segundo, la ola de avistamientos de 1967 producida en gran parte de la
Argentina por una lluvia meteorítica.
(11) De todos los casos que investigó, ¿cuál es el que más le ha hecho
dudar y por qué?
Cada informe plantea interrogantes y, como tales, a
ser resueltos. De ello se desprende que si persisten dudas es porque no se
dispone de toda la información o parámetros para determinar de qué se trata. Es
decir, la naturaleza del fenómeno. A veces, a causa de las condiciones de la
observación (tiempo, distancia, etc.), o por el testigo ocasional, que no sabe
o no puede transmitir con precisión las características del objeto. Son
limitaciones que imponen las usuales circunstancias. En ese margen de
incertidumbre anida el misterio.
No me ha contestado totalmente la
pregunta, Roberto. Ha evadido dar nombres.
(12) ¿Ha visto usted algún ovni?
Sí, en varias oportunidades, en Buenos Aires y
Córdoba. Pero sólo dos o tres resultaron experiencias que llamaría
extraordinarias, incluso conmovedoras. Se trató de la observación de objetos y
luces, con aspecto y comportamiento inusual. A fin de cuentas, no sé cuál ha
sido la naturaleza de los fenómenos, pero lo interesante es que me han llevado
a reformular muchas hipótesis. Además, muy valiosas al permitirme comprender
mejor los cambios emocionales, cognitivos, y aún espirituales, que atraviesan
los testigos. De ahí que sus relatos deben escucharse con suma atención y
respeto.
__Esto último, " el respeto y
atención al testigo" se lo he escuchado infinidad de veces a mi amigo andaluz,
el ufólogo Moisés Garrido Vázquez. Pero
siempre me ha parecido de tamaña obviedad que me pregunto por qué motivo debe
verbalizarse. ¿Será que los escépticos
cartesianos, en el mundo ufológico, tienen eso como muletilla porque en el
fondo hay alguna culpa reprimida o un asunto de consciencia o emociones no
resueltas frente al testimonio de quien vio lo que ellos descartan de plano? Es
una reflexión personal, espero que la comprendan.__
(13) ¿Cuál es su opinión sobre el auge de las fotos fantasmas en estos
días?
Habrá que examinar si el efecto luminoso
fotografiado no es producto de un reflejo en la lente, a la entrada de un
filete luminoso en la máquina, u otras tantas causas que podrían originar un
efecto semejante. El fotógrafo, la máquina y las condiciones en que fue tomada
son aspectos que deben ser explorados. Que la máquina fotográfica haya
registrado algo fuera del espectro visible para el ojo humano es algo atrayente
y alienta variadas hipótesis fantásticas, y aún inverosímiles. Pero debemos ser
cautos. En lo personal, no suelo tener en cuenta estas imágenes, si no van
respaldadas por la percepción directa y simultánea de un testigo.
Sin prejuzgar, el auge de las fotos “fantasmas” en
estos días deberá ser examinado junto con la expansión masiva de la fotografía
y el empleo de la tecnología digital.
(14) ¿Cómo visualiza la ufología argentina a la fecha?
Observo en la actualidad una gran difusión de alcance masivo, en la Argentina y en todo el mundo, a través de Internet. Las computadoras son las grandes cajas del saber, que expulsan al pensamiento, debido a su valor por la inmediatez. En otras palabras, la cantidad de información pareciera estar sustituyendo a las ideas, como calificó recientemente Neal Gabler desde el The New York Times. Esas mismas ideas capaces de cambiar las formas de ver y pensar el mundo. La fe y la superstición estarían ganando la batalla frente a la argumentación lógica y el debate intelectual.
También está en auge una cultura –que incluye a la subcultura ufológica– cada vez más visual. Infinidad de imágenes de presuntos ovnis materialmente imposibles de procesar, quedan como un anecdotario fílmico o fotográfico sin investigar.
No obstante, son períodos que habrá que transitar y que se agotarán en sí mismos. Existe un caudal de gente joven, entusiasta, preparada, que deberá producir un cambio si capitaliza la experiencia desde que irrumpió el fenómeno, hace más de 65 años.
(15) ¿Qué ovnílogos argentinos le merecen distinción y respeto?
Todos aquellos que actúen con honestidad y cultiven su mente. Pero desearía mencionar a los que merecen, en mi opinión, una especial reivindicación de la memoria: Pablo Michalowski, Arial C. Rietti, Eduardo Azcuy, Enrique Ferráz, Jorge Milberg, Omar Pagani, Guillermo Roncoroni y Miguel Gauto. E incluso otros que, aún no compartiendo todas sus ideas, cultivaron la elevación del espíritu, como Manuel Valverde y Agapito Millán. Ellos dejaron su huella.
(16) Ha habido hechos que estaban muy ligados a la tesis conspiranoica, por otra parte tan vigente hoy día. Por ejemplo, los fugos. ¿Cree usted que puede haber otras tantas hipótesis sostenidas por la ufología, tanto clásica como contemporánea, que tengan su explicación en la mano elocuente de gobiernos que persiguen fines non sanctos o por lo menos propios e inconfesables? De ser positiva su respuesta, ¿cuáles serían?
No entiendo la pregunta, ni el término (fugos).
No hay problema, le paso links para que se ilustre, pero no se preocupe por contestar la pregunta. Este seguramente le encantará, pertenece al sitio que nombró ut supra.
(17) Con el tiempo he podido comprobar que una aplastante mayoría de escépticos comienza siendo creyente en lo que al tema ufológico se refiere. ¿Puede explicarlo?
No sé si ocurre en la actualidad, pero sí sucedió en toda una generación de ufólogos, muy notables, subordinados a los métodos y al saber de la ciencia y en un contexto tecnológico-astronáutico. Aún hoy, el asunto ovni se cimienta y moldea frecuentemente con informes de prensa sensacionalistas, con opiniones emanadas por histriones y figurantes públicos de la más variada especie –oscilando entre mercantilistas y pseudo-místicos–, y libros carentes de toda sensatez. No ha sido difícil inducir en la gente determinadas creencias en torno a los platos voladores, a través del alud de noticias, filmes y personajes sospechosamente magistrales que preconizaron su existencia extraterrena. Sin embargo, muchos de esos jóvenes tuvieron una instrucción formal, superior, maduraron sus primigenias ideas y juzgaron los hechos por sí mismos de un modo más riguroso. Aún así, ser “escéptico” no significa –como vulgarmente se entiende– haberse convertido en un “detractor” (en la antípoda, un creyente con aires de militancia de signo contrario, rezago de la Inquisición), sino, haber suspendido el juicio o el veredicto acerca de la naturaleza del fenómeno a la espera de evidencias o certidumbres.
(18) En la misma tónica que lo anterior, autores como Michel Monnerie, que preparó el terreno para el modelo psicosocial, con su libro ¿Y si los ovnis no existieran? (Paris, 1977) o con el que efectúa el epitafio de la ufología “El naufragio de los extraterrestres” (Paris, 1979), han contribuido a cientificar la ovnilogía -permítaseme la licencia literaria- es decir, intentar estudiarla desde la ciencia. Es así que Monnerie rescata como trascendente la calidad y verosimilitud del testigo u observador, llegando a la conclusión que, como no lograba un cabal entendimiento de lo que veía, escogía la hipótesis OVNI porque estaba, digamos, de moda.
En ese sentido, ¿Qué opina sobre el testigo?
No es casual que los franceses propusieran un modelo psicosocial, ya que los galos siempre han tenido una visión humanística de la ciencia. Sus trabajos son posteriores a varios ensayos míos, en la misma dirección, aunque no tuvieron la misma difusión. Recuerdo un tiempo en que me signaban como “psicologista”. Pero no se trataba de reducir el pensamiento a una sola disciplina. Es que el testigo –protagonista de estas historias–, siempre está presente e interviene poderosamente en los reportes. A través de su psique percibe, interpreta, moldea y transmite los hechos. El testigo es “el instrumento de precisión”, como decía Hynek, que debe ser también estudiado. De ahí que es fundamental establecer la calidad del observador.
En cuanto al llamado modelo psicosocial, se adecua mejor a los estándares de la ciencia. Puede ser examinado, puesto a prueba. En cambio, la hipótesis extraterrestre (HET), por mencionar la más popular, es inaccesible, basada en un montón de supuestos y creencias no verificables, indemostradas.
(19) ¿Está de acuerdo con que el observador ajusta
inmediatamente su visión en concordancia con lo que sabe o conoce del fenómeno?
Desde
luego. No es materia opinable, es un hecho. La investigación psicológica, y aún
fisiológica así lo demuestran. La percepción es un acto psíquico, donde
interviene la memoria, la asociación, el conocimiento previo, la cultura. Es un
proceso inmediato, donde el estímulo que registran los sentidos (de la visión,
por ejemplo) se adecua a nuestra experiencia. Y no hay duda que hay un saber
popular sobre el fenómeno fundado en la difusión que ha alcanzado en la era
tecnológica.
(20) ¿Suscribe usted la frase de Monnerie,
tan ilustrativa de lo que acabo de afirmar: "No es un avión, no es un reflector,
pues entonces será un OVNI?
En esa
frase aparece un proceso de descarte. Un intento de adecuar la visión a algún
objeto conocido, y cuando no se lo tiene, el “ovni” resuelve la incertidumbre.
Hay algo de la angustia frente a la falta, en este caso, de una explicación.
Así se construyeron los grandes mitos de la humanidad.
(21) Hablemos de Jung.
Numen Semiótico: pacientes que sueñan con elementos arquetípicos vinculados al wotanismo (de Wotan, dios germano) antes de la Segunda Gran Guerra. Declarada la misma, Jung visualiza que la Alemania nazi es una ratificación de esa ensoñación wotánica, debido esencialmente a su trasfondo ocultista y neopagano. Ya sabemos lo que un arquetipo implica para Jung, algo que la psique reproduce en forma inconsciente en la vida del hombre: el mito se apodera del hombre y no al revés.
Escenario: el cielo = donde habitan los dioses = donde se preanuncian las catástrofes que sucederán abajo = el abajo igual al de arriba hermético.
Prognosis: El Inconsciente Colectivo acoge entonces al elemento psicoideo que es el ovni.Pregunto: ¿Está usted de acuerdo con este planteamiento?
Las teorías de Carl Jung presentan muchas aristas. Él va más allá de la ciencia, para meterse de lleno en el campo del ocultismo, la mitología, y otros. En esa descripción se ve expresada una intuición, una percepción colectiva, con sus raíces obviamente arquetípicas. Preanuncian algo que empieza a manifestarse.
(22) ¿Encuentra alguna falla o defecto en la formulación junguiana sobre la naturaleza del ovni?
Se puede adherir o no a la formulación junguiana,
sin fisuras. Es un modo de ver e interpretar la realidad. Nos invita a
profundizar seriamente zonas que muchos relegan a lo imaginario. Es una
magnífica exposición, que fue muy bien tratada por el escritor y amigo Eduardo
Azcuy en su libro Arquetipos y símbolos celestes (Corregidor, 1976).
En tal sentido, los arquetipos de Jung encuentran
su analogía con las escenas primarias o fantasías originarias de Freud. Sólo
que el carácter sexual que le adjudica éste último, se revierte en un carácter
hierático o sagrado del suizo. Pero ambos coinciden en lo originario de estas
percepciones.
(23) Según su opinión, ¿Descarta esta enunciación, de plano, toda materialidad o efecto físico que pueda medirse, palparse o divisarse del denominado fenómeno ovni?
¿Concuerda usted con que la forma circular del ovni remite al mandala tibetano?
De ninguna manera. Que la forma circular de los
objetos se corresponda con el mandala, no le quita un ápice de realidad o
materialidad al ovni. Sólo es el terreno donde el mito anida y se desenvuelve,
dándole un carácter sagrado y numinoso.
(24) Hace unos meses atrás lancé una convocatoria a Ufólogos y Ufófilos en los grupos yahoo vinculados a la temática, me gustaría conocer sus respuestas. Aquí va:
¿Hasta dónde piensa que las necesidades propias de los medios, ya sean gráficos, radiales o televisivos, han utilizado el tema ovni con miras a tener ranking o hacer dinero?
Con frecuencia los medios han utilizado el tema ovni con fines espurios. Sólo unos pocos lo han hecho con mayor recato. Recuerdo lo que en una ocasión me dijo Eliseo Castiñeira de Dios, maestro del periodismo argentino: "En muchos casos sabemos, como profesionales, que la información no es seria, no es genuina, pero que es una información que el lector necesita. Y lo científico siempre atrae por algún tema. Por eso el ‘plato volador’ va a estar siempre como noticia. Si el hecho ocurrió o no, no importa, porque nos posibilita salir un poco de la rutina informativa y entrar con otras cosas, y que la gente le haga pensar, soñar o conmoverse. Este es el motivo fundamental de nuestra profesión: conmover a la gente con algo para que su paso por este mundo sea".
En suma, debe aceptarse que los medios han utilizado el tema, incluso lo han tergiversado y trivializado en extremo, pero esto no le quita su posible realidad. También los medios han hecho lo mismo con el fútbol, y sin embargo, el fútbol existe.
Reunión con RIO54, vuelta a contactar compañeros de antaño
(25) ¿Considera posible que los medios hayan creado artificialmente el tema ovni desde su origen?
La respuesta no es simple, aunque conviene señalar que estos fenómenos subsisten, independientemente de la acción de los medios periodísticos. En rigor, siempre se vieron cosas raras en el cielo, pero en determinado momento, en junio de 1947, la historia de los ovnis comienza a rodar cuando un episodio permite darle nombre a algo en apariencias innominado que –por ello– parece no haber existido. Es decir, no existían porque aún no tenían nombre, y es a partir de un nombre –plato volador– que adquieren entidad.
Esto se produce en circunstancias en que un periodista interpreta la descripción del piloto civil Kenneth Arnold de nueve objetos reverberantes en el Mount Rainier (Washington) y los bautiza “flyings saucers”. Desde entonces, cualquier objeto inusual visto en los cielos de los Estados Unidos y del mundo podía ser así designado.
En otro orden, es plausible que los medios hayan incidido (y aún continúen) en crear artificialmente “oleadas” de apariciones, pero no haber pergeñado el asunto ovni, en su génesis. El asunto lo he tratado con amplitud en varios artículos, y especialmente, en “La repercusión social de Argentina y Sudamérica en 1947”.
(26) ¿En qué medida se le ocurre que los medios han influido con tópicos como la abducción, las visitas de dormitorio, los crop circles, los contactos y/o las apariciones?
En forma decisiva. De un modo muy general, puede afirmarse que los medios periodísticos, lejos de informar, moldean opiniones, estimulan la imaginación y dirigen la percepción. Todos los tópicos citados encuentran su enlace en la naturaleza extraña, bizarra y extraordinaria. Luego, la explicación unívoca no falta en llegar.
Asimismo, como cualquier noticia, la publicación y reiteración en los medios genera la producción de hechos similares. Hay una propagación, a veces natural y espontánea, estudiada por la psicología del rumor.
(27) Todo lo anterior, de ser afirmativo, ¿explica suficientemente el fenómeno ovni para usted?
De ninguna manera. Forman parte ineludible del fenómeno ovni, pero no forzosamente su sustancia, el núcleo del asunto. Es el ruido que acompaña a las genuinas observaciones. Negar, o minimizar el rol de los medios en el desenvolvimiento de este inusual fenómeno es perder de vista la magnitud y complejidad del problema.
Muchas gracias, Roberto, por haberme concedido esta entrevista
MIR
NOTA: Esta entrevista fue publicada por la prestigiosa Revista UFO, de Brasil, (www.ufo.com.br) en su Edición 195 de Diciembre 2012, de la cual soy colaboradora especial
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